lunes, 25 de marzo de 2019

ENCARNACIÓN, COSMOGONÍA Y PROPICIATORIO

(...)
Paso de Nuestra Señora de la
Encarnación Coronada
La Encarnación del Verbo fue la primera primavera equinoccial de la Virgo fidelis. Así lo vino a reconocer la Cristiandad, como uno de los primeros dogmas, a partir de la proclamación de la doble naturaleza de Jesucristo, en el Credo niceno-constantinopolitano: «(…) por obra del Espíritu Santo se encarnó en María la Virgen y se hizo hombre». Las palabras de san Gabriel son una actualización del «Fiat lux» («Hágase la luz»), una renovación de la cosmogonía, de la Creación, porque la Encarnación de Cristo en el seno de la Virgen María tiene la connotación de un acto de Creación, con el Espíritu cubriendo a María de igual modo que el viento de Dios había aleteado sobre las aguas. Así el «poder del Altísimo» cubrió con su sombra a esa nueva Arca que es María (Lucas 1:35), la Virgo prudentísima. La cosmogonía es el concepto primigenio de un orden físico y metafísico, la narración mítica del origen del Universo, y es también, por tanto, una teogonía, porque en la Creación se afirma Dios. Jesús, el nuevo Adán, se encarnó para salvar a la Humanidad del caos en el que esta estaba sumida, manifestándose como luz del mundo y eje de la evolución humana. Por eso son compatibles la magnificencia de la Sedes sapientiae y la humildad de la Encarnación, porque es la divina Sabiduría la que origina la Encarnación en la concavidad del seno de María, y es en la Encarnación donde se actualiza el eterno femenino en virtud de la humildad de María, la Mater castissima. Por la palabra de Dios hecha carne (Juan 1:14), la humanidad se deificó y Dios se humanizó. Así María, Mater Salvatoris, fue también Mater Creatoris.
(...)
Y el Martes Santo la Encarnación se hace Dolorosa en San Benito. En Ella está la doble primavera, doble cosmogonía. Y así, en la tarde del Martes Santo sevillano, el palio de Nuestra Señora de la Encarnación Coronada será para nosotros el más excelso exponente de la renovación cosmogónica, que nos llevará a sentir la presencia de la gloria de Dios. Y Ella, bajo su palio encarnado, nuevo propiciatorio sobre el Arca, mediará para que agrade a Dios la estación de penitencia.
(...)

Del libro de Antonio Hernández Lázaro El paso de palio:la búsqueda, Editorial Almuzara, 2018, pp. 65 y 66.