Al capitular la Sevilla islámica en 1248, no quedaban en ella judíos,
pero enseguida vinieron de todas partes, sobre todo de Toledo, como un reflujo
de lo ocurrido el siglo anterior, “del Betis al Tajo” 1. La aljama de
Sevilla 2 se convirtió así en una de las más notables de España, ocupando un
espacio cercado por obra de Fernando III y Alfonso X, adosado a la muralla de
la ciudad por su parte oriental, desde la calle de la Rosa (actual Armenta) al
norte, pasando por Toqueros (Conde de Ybarra), plaza de Cabeza de Malos (frente a la actual iglesia de San Nicolás), Soledad (Federico Rubio), Aire (Fabiola), Corral de don Juan y Borceguinería (Mateos Gago) y Arquillo de Santa Marta 3 y
llegando en un primer momento hasta donde después estuvo el Colegio de San
Miguel y hoy está la Plaza del Cabildo (hay que recordar que la Catedral no
existía aún). Luego se restringió el área desde Santa Marta hasta el Alcázar por la plaza de los Cantos (actual del Triunfo). Queda
un lienzo de muro en la calle Fabiola, aunque no parece lógico que las almenas
sean de la época, porque la comunidad judaica no se iba a defender de la
cristiana.
Otras puertas daban entrada desde la Borceguinería: una a la
calle Mesón del Moro 5 y otra, más pequeña, a la plaza del Atambor y la
actual Rodrigo Caro, llamándose así puerta del Atambor 6. Otra puerta, que aún
pervive, comunicaba la aljama judaica con la actual calle Judería, dentro del
alcázar (que era precisamente la vía de acceso a la aljama desde el recinto
real).
Los hebreos sevillanos convirtieron en sinagogas tres
mezquitas de las que les dio Alfonso X en 1252, que se corresponden con las
actuales iglesias de Santa María la Blanca y San Bartolomé y la Plaza de Santa
Cruz. Y erigieron otra de relevancia, que se convirtió después en el convento
de Madre de Dios. Hubo además un buen número de sinagogas pequeñas, incluso
familiares.
Llegó a haber en la aljama unas dos mil personas, unas cuatrocientas
familias, cuya contribución al crecimiento económico de Sevilla fue
trascendental. La mayoría de los judíos eran modestos trabajadores, siendo
importante el oficio de la curtiduría, del que perviven como testimonio las
plazas de Zurradores, Curtidores y Refinadores, y la calle Tintes, entonces
adosadas a la muralla (es fácil imaginar la actividad de ese sector observando
en el plano de la ciudad lo que hoy denominaríamos un mapa de procesos de las
diferentes labores). También destacaba el sector de panadería y repostería, por
la zona cercana a San Nicolás (y ahí siguen, por ejemplo, las rosquillas de
anís que elaboran las monjas de Madre de Dios).
Por supuesto, había también judíos ricos, prestamistas,
arrendadores de impuestos, plateros, sederos, mercaderes… El bullicio
desbordaba la plaza de Azuaica, con los baños en lo que hoy es el bar de la
esquina, y el adarve de Aben Manda (la actual calle Cano y Cueto), hasta Santa
María la Mayor 7.
La historia de nuestra judería recoge nombres ilustres. Aquí,
en el siglo XII, había estudiado Maimónides, el teólogo, médico y filósofo
cordobés Moshé Ben Maimón, que luego, exiliado, aportó comentarios a la Mishná que supusieron probablemente la primera reconstrucción virtual del Templo de Salomón y llegó a ser médico y amigo de
Saladino, el conquistador de Jerusalén. Junto al cordobés, en Sevilla, estaba Geber, Yabir Ibn Aflah, el famoso
astrónomo musulmán sevillano que enmendó la plana a Tolomeo 8 y que ha
merecido que un cráter de la Luna lleve su nombre. Maimónides llevó a Egipto la
obra de su amigo, al que se refiere como “Ibn Aflah de Sevilla” en su Guía de los Perplejos 9.
Aquí había trabajado también el eminente matemático y enciclopedista
Yohanan Ibn Daud, converso bautizado como Juan de Sevilla (aunque también
nombrado como Juan Hispalense), que tradujo en colaboración con Domingo Gundisalvo
innumerables obras de Avicena, Al Gazel o Ibn Gabirol, y tratados filosóficos
que dedicó a don Remondo 10. Sus Johannis
Hispalenses algoritmos sive practica Aritmeticae se adelantaron casi un
siglo a Fibonacci 11. Entre sus fuentes estuvo la Clavicula Salomonis, la síntesis judía de astrología y magia que en
época medieval era atribuida al propio rey Salomón 12. Y aquí nació y trabajó
el médico, astrónomo y exégeta conocido como el rabí Salomón.
Solía ser normal que los recaudadores almojarifes fueran
israelitas. Con Alfonso XI lo fue Yosef de Écija, que construyó una
sinagoga. Pero el caso más significativo fue el del ubetense Samuel Ha-Leví
Abulafia, que vino a Sevilla en el siglo XIV procedente de Toledo, donde
vivía en la actual Casa Museo de el Greco. y donde había fundado su propia
sinagoga, nada menos que la del Tránsito. Pedro I lo había nombrado su almojarife,
su tesorero real, y lo quería en Sevilla. En nuestra judería (y fuera de ella)
hay varias casas cuya historia está vinculada a su figura. Vivió, según parece
en lo que es hoy calle Levíes, llamada así en su memoria, en la casa del actual
convento de San José. Sus establos fueron después convertidos en carbonería y
luego en un lugar de encuentro con un sello peculiar muy conocido por los
sevillanos, que conserva ese nombre. La privilegiada posición de Samuel Leví y
su gran fortuna levantaron muchas envidias y las sospechas de Enrique II,
siendo encarcelado y torturado en las atarazanas, donde finalmente murió sin
confesar su enorme fortuna, que luego su sucesor halló en los sótanos. En
Toledo venden esta historia sevillana como una leyenda toledana.
Con Enrique II y con Juan I hubo otro tesorero hebreo y
sevillano, Yosef Pichón, que fue denunciado por sus propios correligionarios
como malsín, traidor delator, y degollado por el verdugo real, según abrió la
puerta –los judíos han tenido que acudir al poder oficial para aplicar la pena
de muerte más de una vez–. Muerto Pichón, su cargo y su casa (el actual palacio de
Altamira) pasaron al también sefardí Samuel Abrabanel, que se convirtió como
Juan Sánchez de Sevilla 13 y de cuya familia nació el tesorero de los Reyes
Católicos y padre del ilustre León Hebreo.
Otros judíos ilustres también tuvieron que exiliarse, como
el talmudista Ibn Gauison o el sabio astrónomo Yosef Ibn rabí Elazar... 14
La paz entre cristianos y judíos se rompió en 1391. Desde el
año anterior había un nuevo rey, Enrique III, y había un vacío de poder en el
episcopado hispalense, circunstancias que aprovechó el arcediano de Écija,
Ferrán Martínez, para volver a la carga con sus prédicas incendiarias contra
los judíos. El pueblo sevillano se amotinó y
arrasó la aljama. Hubo incendios, saqueos, conversiones forzadas y matanzas de
hombres, mujeres y niños. Parece ser que las matanzas ocurrieron, sobre todo,
en la plazuela de la actual calle de las Cruces. No fue el primer pogromo pero
sí marcó un punto de inflexión en las relaciones entre cristianos y sefardíes.
Uno de los primeros actos de Enrique III fue procesar y encarcelar al
arcediano, pero ya era tarde para la comunidad hebrea.
Una arquería del palacio de Samuel Leví fue a parar al Alcázar,
dando lugar a lo que se conoce como Patio de los Levíes, trasero de la Casa de
Contratación.
La raída sinagoga de la Alcoba, formando parte de los
solares y corrales del monasterio de Madre de Dios, fue adquirida en 1503 por
maese Rodrigo Fernández de Santaella a Juan de Millares, racionero
catedralicio. Allí, sobre el emplazamiento de la sinagoga de Yehuda ben Xaval, la última de la aljama
sevillana, se erigió la capilla del Colegio Mayor de Santa María de Jesús,
germen de la Universidad Hispalense 16.
Empezó la aventura de los conversos, los llamados “marranos”,
convencidos o –la mayoría– por conveniencia o necesidad. Y el sello de paz de
Salomón fue testigo de siglos de intolerancia y de inquisición. En un auto de
fe, en 1623, se condenó por judaizante a Domingo Vicente, mulato berberisco,
que recibió doscientos latigazos, pese a lo cual, un año y pico después colocó
en la puerta de la iglesia de San Isidoro, frente a la calle de la Caza, junto
al sello de paz salomónico, un cartel que decía “Viva Moisés y su ley, que lo
demás es locura”, y sufrió prisión perpetua 17.
La capilla de Santa María de Jesús, en la Puerta de Jerez,
pertenece al Consejo General de Hermandades y
Cofradías de Sevilla.
1. González González, Julio. Repartimiento de Sevilla
2. Una aljama es un conjunto o un colectivo de personas.
Tradicionalmente, el término ha servido en España para referirse a los
colectivos de judíos y de moros, sobre todo a los primeros, por la sencilla
razón de que estaban más agrupados en las ciudades de la Edad Media en sus
barrios o juderías (calls en Cataluña
y Mallorca).
3. Montoto, Santiago. Esquinas y conventos de Sevilla. Matute y Gaviria, Justino. Relación histórica de la judería de Sevilla, establecimiento de la
Inquisición en ella, su extinción y colección de los autos que llamaban de fe
celebrados desde su erección citado por Tenorio Cerero, Nicolás. El Concejo de Sevilla.
4. García Vargas, Enrique. El cementerio hebreo de Sevilla y otros osarios. Excavación
arqueológica en Cano y Cueto
5. Montero de Espinosa, José María. Relación histórica de la Judería de Sevilla.
6. Montes Romero-Camacho, Isabel. Notas para el estudio de la
Judería Sevillana en la Baja Edad Media (1248-1391). Es la misma opinión
del Centro de Interpretación Judería de Sevilla (Casa de la Memoria). Félix
González de León menciona una plaza del Arquillo del Tambor en su Noticia histórica del origen de los nombres
de las calles de esta M.N.M.L. y M.H ciudad de Sevilla
7. Ballesteros Beretta, Antonio. Sevilla en el siglo XIII
8. Méndez Bejarano, Mario. Historia de la judería de Sevilla
9. Ben Maimón, Moshé. Guía
de los Perplejos
10. Vicente Niclós, José. Tres culturas, tres religiones: convivencia y diálogos entre judíos,
cristianos y musulmanes en la Península Ibérica
11. Ibid. 8
12. Un pintor sevillano del siglo XV, cuya obra se conserva
en Madrid y en Castilla, era también conocido como Juan de Sevilla o Juan
Hispalense. Según el Diccionario
histórico de las calles de Sevilla, de la Consejería de Obras Públicas y
Transportes y el Ayuntamiento de Sevilla, es a este a quien está dedicada la
calle Juan Hispalense, que se abrió junto a la plaza de Curtidores tras el
derribo de la muralla, para comunicar dicha plaza con Menéndez Pelayo. Sin
embargo, ¿no sería más lógico que el Juan Hispalense al que se dedicó la calle
fuera el judío converso, ya que la calle está en la antigua judería?
13. Montes Romero-Camacho, Isabel. Juan Sánchez de Sevilla, antes
Samuel Abravanel, un modelo de converso sevillano anterior al asalto de la
Judería de 1391. Datos para una biografía.
14. Ibid. 8
15. Ibid. 5. Refª tomada de la Demostración Histórica del verdadero valor de todas las monedas que
corrían en Castilla durante el reinado del señor Enrique III y de su
correspondencia con las del señor don Carlos IV. A.H.N.
16. Ibid. 8
17. Ibid. 5
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