Las
manos de la Virgen son su parte más viva porque pueden cambiar de
postura, pueden adoptar distintas actitudes. Así, en los besamanos,
cuando Nuestra Señora es más reina, una mano virginal se ofrece
para la pleitesía general. Pero ya hablaremos de eso. Vayamos al
paso de palio.
María Santísima del Rosario en sus Misterios Dolorosos |
Mano de María Santísima de la Estrella |
Pero más allá de la generalidad, determinadas
imágenes se caracterizan por llevar algún atributo específico en
las manos. Hay elementos alusivos directamente a la Pasión, como el
Lignum Crucis que lleva en su mano derecha María Santísima de la
Estrella. El Lignum Crucis, la madera de la cruz, es reliquia de la verdadera cruz de Cristo, hallada por santa Elena tras el concilio de Nicea.2 En 613, los persas invadieron Jerusalén y se llevaron la cruz, aunque el emperador bizantino Heraclio consiguió recuperar una parte, en 628, y llevarla de nuevo a Jerusalén. En 638, los musulmanes conquistaron la ciudad santa y en 1099 los cruzados la recuperaron para la Cristiandad en la Primera Cruzada, encomendándola a la Orden del Temple, que la llevaba, a modo de cruz de guía, en las batallas. Tras el desastre de Hattin, en 1187, la cruz cayó en manos de Saladino, perdiéndose su rastro.3 Pero ya se habían hecho reliquias de pequeñas astillas del leño de la cruz, como la que lleva en su mano derecha María Santísima de la Estrella, contemplando así cara a cara, en su paso de palio, la Pasión de su Hijo.
María Santísima del Carmen Doloroso, como corresponde a su advocación, lleva el escapulario de la orden, el que es para los carmelitas distintivo de misión mariana, exigencia y testimonio de presencia permanente de María y de imitación de sus virtudes.4
En otros casos, sin embargo, las manos de la Virgen son portadoras de
elementos simbólicos.
Mano de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana |
Pablo
VI declaró en el concilio Vaticano II que María Santísima es la
Madre de la Iglesia,5 y el Miércoles Santo, Nuestra Señora de
Consolación, Madre de la Iglesia, sostiene, como su homónima gloriosa
de Utrera, un barco en la mano derecha. La nave es alegoría de la propia Iglesia, que llegará al buen puerto que es Cristo con la ayuda de la Virgen. Por cierto que este argumento alegórico se completa con el ancla, el instrumento que, con forma de cruz, implica la esperanza de la arribada segura a puerto, de la salvación. Nuestra Señora de la Esperanza de Triana lleva, no en la mano pero sí en el pecho, el ancla de la esperanza trianera, y de su mano izquierda cuelga un salvavidas, representación de la misma Virgen mediadora, de la misma Esperanza.
Mano de María Santísima de Loreto.
Foto J. Camargo
|
El avión de la Virgen de Loreto tiene otro sentido. Conmemora, en la memoria cercana, la hazaña del vuelo del hidroavión bautizado como “Plus ultra” de La Rábida a Buenos Aires, con varias escalas, en 1926. Y en la memoria lejana conmemora cómo la casa natal de la Virgen en Nazaret, en la que María recibió el anuncio de su Encarnación y donde incluso vivió con san José y el joven Jesús, voló en 1291, tras la pérdida de Tierra Santa a manos de los mamelucos, llevada por los ángeles, hasta Loreto –Lauretum, el bosque de laureles–, también con varias escalas. Dentro de la casa había un altar y en él una estatuilla de cedro de la Virgen María con su Niño. En Loreto se levantó el santuario, que se convirtió en importante centro de peregrinación, y allí se originaron las letanías lauretanas, que en 1503 Paulo (Pablo) V ordenó que se cantaran en Santa María la Mayor en las festividades marianas, y que en 1601 aprobó con carácter general Clemente VIII. En 1920, Benedicto XV declaró el patronazgo de la Virgen de Loreto sobre todos los aeronautas en la Cristiandad. Por eso, la Virgen de Loreto sevillana lleva un pequeño Plus ultra de oro colgando de su mano. Y por eso su paso de palio es dorado, porque, como reza la Letanía, que es colofón del Rosario, María es la Domus aurea.6
María Santísima del Valle |
Merecen un comentario las figuras alegóricas de la propia Virgen, comenzando por la rosa. Porque volviendo al Rosario volvemos a las rosas. La
rosa es la flor de mayor simbolismo para el hombre occidental, como
lo es el loto en el lejano Oriente: expresa el desarrollo del
espíritu, asociada a la idea de regeneración, de fecundidad y
pureza, y su aroma representa la gloria de la Resurrección. María, que es vergel, es la rosa del vergel, la reina de las virtudes.7 Con Sixto IV se componía un ramo de diez rosas y espigas de oro
sobre un pedestal de plata dorada, con una rosa en medio de mayor
tamaño, y una cavidad donde el papa ponía bálsamo y almizcle. El
papa venía a caballo desde su palacio de Letrán y luego volvía con
la rosa en la mano: “Yo soy la flor del campo y el lirio de los
valles”. Y Pío IX acentuó el protagonismo litúrgico de la
Virgen, la Rosa mistica.8
Variante de la rosa es la pasiflora, la pasionaria, rosa de pasión,
que parece formar la corona de espinas en sus círculos de
filamentos, los martillos en sus estambres y los clavos en sus
pistilos.9
Rosetón de la Catedral de Sevilla |
Este, y no otro, es el sentido de los rosetones de nuestras
catedrales, como el de Sevilla. Es la piedra que deja de tener forma
de piedra y pasa a tener forma de rosa, para mediar en la obra de los
rayos del sol, del sol de justicia.10
Este,
y no otro, es el sentido de la rosa de pasión que aparece en la mano
de la Virgen del Subterráneo, o en la de la Cabeza, o en la de la
Soledad de los Servitas, o en la del Valle, que la lleva en su mano
izquierda, levemente caída, como por el peso de la Pasión de Cristo
en el alma de la Madre.11 Y por analogía es el mismo sentido de
la rosa guadalupana que luce en la delantera del paso de la Virgen de
Guadalupe el Lunes Santo y el de las rosas que
otras Vírgenes han llevado en la mano: Dolores y Misericordia,
Candelaria...
En
todas las tradiciones hay símbolos vegetales como prendas de
resurrección y de inmortalidad. En la tradición cristiana tenemos
los ramos o las palmas, en coherencia con el papel universal de la
hoja perenne.12 La palma, en Sevilla, llega a ser título de la
Virgen, como Nuestra Señora de la Palma, que va tras el Cristo del
Buen Fin, y Madre de Dios de la Palma, que sigue tras el Cristo de
Burgos, ambas en la tarde del Miércoles Santo. A la primera la hemos
visto llevando en su mano una rosa, una palma o incluso una flor
natural, pero, en todo caso, cuando no ha llevado la palma en su
mano, la ha lucido en su pechera, como también lo hace Madre de Dios
de la Palma. Si miramos la simbología histórica de la palma, vemos que era señal de enterramiento pero también de fecundidad, y que para los primeros cristianos romanos fue señal de la victoria espiritual sobre el mal, de la fe sobre el martirio.13 Ya en la Edad Media, la palma traída por los peregrinos que iban a
Tierra Santa fue prueba de su visita, por lo que fueron llamados
palmeros, a diferencia de los primeros peregrinos del Camino de
Santiago y de los romeros, que eran los que iban a Roma.14
María Santísima de la Paz |
La retama de topacios de Nuestra Señora de la Hiniesta
proclama su invención, según nos contó mosén Per de Tous, que nos
explicó cómo encontró a la imagen que proclamaba su origen
sevillano cuando su azor se quedó paralizado ante las retamas
hiniestas en las que se habían refugiado las perdices que
perseguía.15 Y para los sevillanos, simplificando y uniendo
conceptos, la Virgen que sale de San Julián es, sencillamente, la
Hiniesta. Como la que sale de San Sebastián es la Paz, el simulacro
de María Santísima que sostiene en su mano izquierda una rama de
olivo, alegoría de la paz y de la cultura mediterránea desde que la
paloma de Noé volvió a los siete días con una rama de olivo en su
pico, evidenciando el fin del diluvio y, por lo tanto, el perdón y
la paz de Dios.16
María Santísima de Regla
|
La
espiga que lleva en su mano izquierda María Santísima de Regla, de
la hermandad de los Panaderos, tiene una triple simbología. En
primer lugar, la proclama como patrona del gremio.17 En
segundo lugar, como canta su Salve, la significa como tahona en que
se amasó el Pan divino.18 Y en tercer lugar nos remite a
Spica, la Alfa
Virginis,
la
estrella binaria blanca, la más brillante, la principal de la
constelación de Virgo, que los antiguos simbolizaban como una espiga de trigo en la mano izquierda de una doncella, la Aristae Puella. Los primeros agricultores, que relacionaban la constelación de Virgo con las diosas de la fertilidad y los distintos nombres de las diosas madre, ya observaron que Spica desaparecía en el horizonte el 15 de agosto,
coincidiendo con la recogida de la cosecha de trigo seco y maduro, y
volvía a aparecer el 8 de septiembre coincidiendo con el momento de
la siembra, y asociaron a Spica el ciclo agrícola de una naturaleza,
que es madre siempre fértil y fecunda porque es siempre virgen,
pura, inocente, y no tiene capacidad para concebir el mal.19
1.
Se recomienda leer en este blog el capítulo 16 de la serie Sevilla
y las cruces de Calatrava,
titulado Administrando
la justicia de Dios y la devoción a su Madre.
2. Rufino. Historia de la Iglesia, y también Vorágine, Jacobo de la, Leyenda dorada
3. Demurger, Alain. Auge y caída de los templarios
4. Enciclopedia Católica
5. Pablo VI. Discurso a los padres conciliares al concluir la tercera sesión del Concilio Ecuménico, 21 de noviembre de 1964, citado en Catecismo de la Iglesia Católica (www.vatican.va)
6.
¿Por qué la
Virgen de Loreto es la patrona del Ejército del Aire? Artículo
de César Cervera, 11-12-2014, en ABC Historia militar de España
(www.abc.es).
También www.trescaidas.org
7.
Guénon, René. Símbolos
fundamentales de la ciencia sagrada.
Se recomienda leer el capítulo anterior de La
cueva luminosa.
8.
La bendición de
la rosa de oro, símbolo de Jesús y de María en la dominica cuarta
de Cuaresma,
en la revista Sevilla
Mariana,
tomo 4, nº 41
9. La Pasionaria (vulgo rosa de Pasión), artículo de Fernando Amor en la revista Sevilla Mariana, tomo 4, nº 41
10. Malaquías 3: 20
11.
Martínez Alcalde, Juan. La Virgen Dolorosa y el paso de palio, en Sevilla penitente, tomo II
12.
Guénon,
ob.cit.
13.
Se recomienda leer en este blog el capítulo 5 de la serie Sevilla
y las ocho beatitudes de San Juan,
titulado San Juan
de Sevilla, la palma de Trento.
16. Génesis 8: 11
18. Salve a Maria Santísima de Regla
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