En la presidencia de algunas cofradías,
junto a los hermanos mayores, podemos ver a militares de alto rango.
Con la Esperanza de Triana, que sale de la capilla de los Marineros,
desfila un alto mando de la Marina, y con la Virgen de Loreto,
patrona de la aviación, procesiona un alto cargo del Ejército del
Aire. Recordemos los elementos simbólicos que ambas Vírgenes llevan
en la mano.1 Y no hace tanto tiempo que estas
representaciones militares eran mucho más numerosas, como la sección
de la Guardia Civil que desfila tras la Virgen de la Cabeza, porque
esta advocación es copatrona del cuerpo junto con la Virgen del
Pilar.
La Virgen del Refugio, de la cofradía
del barrio de San Bernardo, lleva en la delantera de su paso, a guisa
de candelabros, cuatro cañoncitos dorados que fueron un regalo de la
Pirotecnia Militar, en 1938, en plena Guerra Civil.2
María Santísima de la Esperanza Macarena Coronada |
Entre los casos de Vírgenes que llevan
fajines militares en la cintura, citaré el ejemplo proverbial de la
Esperanza Macarena, que blasona de poseer cuatro, entre los que
destaca el de teniente general con categoría de capitán general,
donado por Gonzalo Queipo de Llano.3 Los restos de este
militar están, al margen de toda consideración de memoria histórica
contraria a una dictadura aún demasiado reciente, en la basílica de
la que sale los Viernes Santos de madrugada para reinar en Sevilla,
entre multitudes populares, María Santísima de la Esperanza
Macarena Coronada.
¿Nos choca? Por supuesto, pero, sin
entrar en consideraciones políticas ni morales sobre el siglo XX
español, que no son del caso, hay un aspecto de la devoción a la
Virgen que no nos tiene que chocar: la Virgen es la Señora de las
Batallas. Y de la Victoria.
La festividad de la Virgen del Rosario
se celebra en octubre porque el domingo 7 de octubre de 1571 tuvo
lugar la batalla victoriosa de
Lepanto, después de que la flota cristiana se hubiera encomendado a
la Virgen. Tras el triunfo, el papa instituyó
el 7 de octubre como día de Nuestra Señora de las Victorias, y al
año siguiente Gregorio XIII fijó como día de la Virgen del Rosario
el primer domingo de octubre. La devoción a la Virgen del Rosario, aparecida a santo Domingo de Guzmán, se identificaba con la de la Virgen de las Batallas desde que en 1213 se atribuyera a la Virgen la victoria de Muret, dentro de la tristemente llamada "Cruzada Albigense", en la que tuvo una intervención decisiva el santo de Caleruega.4
Portada del libro de Siruela que incluye el Elogio de la Nueva Milicia de san Bernardo y Los Templarios de Régine Pernoud |
Pero antes ya había sido formulado el
concepto de “guerra santa”, cuando en 1130 san Bernardo, la
máxima autoridad moral de la Iglesia en el siglo XII, que fue además
el gran mariano universal, porque abrió a la Cristiandad al culto a
la Virgen María, respaldó la fundación de la Orden del Temple y le
dedicó su De laude novae militiae ad Milites Templi,
considerando a los templarios como un ejército divino.5 Los
caballeros del Temple, los Conmilitones,
compañeros de Cristo en la
lucha, tenían una devoción proverbial por la Virgen María, su
socia en la guerra santa.6
Para
la Iglesia y para la Cristiandad, la Reconquista española fue
ocasión de recuperar frente al Islam un poder geoestratégico que
contrarrestara el que se estaba perdiendo en Tierra Santa. No en
balde, la Península Ibérica fue escenario de la importante
aportación templaria –mucho más importante de lo que se ha
reconocido– y de la fundación de nuevas órdenes
monástico-militares, como las de Calatrava y Alcántara (a las que
se unió más tarde la de Montesa), seguidoras, como el Temple, de la
regla de San Benito, y la de Santiago, seguidora de la regla de San
Agustín, además de la presencia, también relevante, de otra orden
multinacional: la de San Juan, luego identificada como Orden de
Malta.
La
Virgen María era madrina de la Reconquista desde Covadonga. En las
Navas de Tolosa, la Virgen fue la socia belli del
arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada, que fue adelantado
de Cazorla. Hoy, en el monasterio cisterciense de Santa María de
Huerta, junto al sepulcro o cenotafio del prelado castellano, está
esta imagen románica que don Rodrigo llevaba en el arzón, advocada
desde entonces como Nuestra Señora de las Navas de Tolosa.7
Altar de Nuestra Señora de los Reyes de la hermandad de los Sastres |
La
Virgen arzonera de Fernando III el Santo fue Nuestra Señora de las
Batallas, quizá un regalo de su primo san Luis IX de Francia. El
soberano de Castilla y León la tenía entronizada en su altar real
en sus campañas, junto a su espada “Lobera”, su otra “socia
belli”, su otra compañera en
la guerra. La advocación de las Batallas no era ni mucho menos rara.
Miniatura de San Fernando en el frontal del paso de María Santísima del Rocío |
Pero san Fernando trajo también, como sabemos, otras devociones
marianas a Sevilla, la gran metrópoli cuya recuperación fue un hito clave en la
Reconquista española. La Virgen siempre estaba en los estandartes de
los reyes en sus campañas. Se cuenta que en el cerco de Sevilla una
flecha musulmana rasgó una bandera, en la que figuraba una efigie de
Nuestra Señora, y el propio monarca “viendo dañada la enseña,
tomó aguja y dedal y la cosió”. Se originó así una relación
entre la realeza y el gremio de los alfayates, fruto del cual existe
en San Ildefonso la Hermandad de Nuestra Señora de los Reyes Patrona
de los Sastres, estando en su altar la Señora respaldada por el
escudo real.8 La imagen de San Fernando procesiona, junto con
varios patrones sevillanos, en el Corpus. Y cada Lunes Santo tenemos
al santo rey en la delantera del paso de María Santísima del Rocío,
enarbolando su espada desnuda en defensa de la fe, como en el Corpus y como en San Ildefonso.
Nuestra Señora de las Batallas |
Su
hijo Alfonso X el Sabio heredó la Virgen arzonera de las Batallas,
legándola por disposición testamentaria, junto con las Tablas
Alfonsíes, a la Catedral sevillana, en cuyo tesoro se
encuentra.9 El rey sabio fue también un gran devoto de la
Virgen. Para Ella salvó la gran torre almohade de Isbiliya, a Ella
le escribió las Cantigas, y a Ella le encomendó su proyecto de
orden militar para la guerra santa naval, la Orden de Santa María de
España.10
Paso de María Santísima de la Victoria |
La
devoción a la Virgen de la Victoria está relacionada con la
conquista de Málaga por los Reyes Católicos. La imagen, que estaba
durante el asedio en el oratorio del rey de Aragón, Fernando el
Católico, tenía su origen en un sueño en el que se le apareció la
Virgen con el Niño, ambos coronados, llevando en su mano derecha la
palma de la victoria. El propio san Francisco de Paula, fundador de
la Orden Mínima, estaba en el sueño. Los reyes decidieron donar la
imagen a la ciudad de Málaga, bajo la advocación de Santa María de
la Victoria, para que recibiera culto en una ermita, levantada en el
lugar del campamento. Dos años después, la ermita y la imagen
fueron entregadas a los frailes mínimos, seguidores de san Francisco
de Paula, que fundaron allí su primer convento en España, desde el
que difundieron el culto a la Virgen de la Victoria.11 Los
mínimos llegaron en 1512 a Sevilla y se instalaron en la ermita del
barrio trianero de San Sebastián, frente al puerto camaronero,
transformándola, de acuerdo con la cofradía allí existente, en
iglesia conventual de Nuestra Señora de la Victoria, consagrada en
1517. A esta imagen le rezó Magallanes antes de su partida.12 En 1597 quedó establecida en esta iglesia la hermandad de la
Columna y Azotes, que había sido fundada en San Benito de Calatrava,
y que hizo suya la advocación de la Victoria.13 En el lugar, en la calle Pagés del Corro, dando esquina a la calle Victoria, se encuentra hoy el colegio Reina Victoria, cuyo nombre, sin duda, es una referencia de doble significado.14
Detalle del palio de Nuestra Señora de la Encarnación |
La gallardía caballeresca, siempre asociada a la Virgen María, pervive en la Semana Santa sevillana. Las cruces de las cuatro órdenes nacionales están en los palios de Nuestra Señora de la Encarnación y de María Santísima de la Victoria, y las cruces de Calatrava (¿no serán Calatrava y Alcántara?) hacen inconfundible el manto de Nuestra Señora de Montserrat.
Que no nos extrañe.
La devoción a la
Madre de Jesús sustituyó, en los pueblos cristianizados, a los
cultos dedicados a diversas deidades de la tierra, del amor, de la
fertilidad... y de la guerra.
Diosa de la guerra,
además de serlo de la vida, del amor, de la naturaleza y de la
fertilidad, fue la babilónica Ishtar, la misma Astarté fundadora de
Triana, que recibía cultos sanguinarios de sus devotos.15 Era
la propia Inanna sumeria, una mujer feroz y hermosa, representada
armada hasta los dientes. Las inscripciones de los reyes asirios
relatan cómo iban a la guerra por ella, cómo ella les aconsejaba
cuándo esperar y cuándo atacar; cómo ella marchaba a la cabeza de
los ejércitos, y cómo llegaba a aparecerse a las tropas.16
1. Se
recomienda leer el artículo 13 de esta serie, titulado ¿Qué
lleva la Virgen en las manos?
4. Romero Mensaque, Carlos José. La Religiosidad marginal en Sevilla durante los siglos XVII y XVIII. Artículos de investigación (www.rosarioensevilla.org). Se recomienda leer el capítulo 16 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Administrando la justicia de Dios y la devoción a su madre.
5. San Bernardo. De laude novae militiae ad Milites Templi. Martín, José Luis. Plena y Baja Edad Media, tomo 4 en Historia de España.
6. Hay una abundante bibliografía sobre el Temple, que pone de manifiesto su devoción por la Virgen María. Baste citar a los autores españoles Juan G. Atienza y Rafael Alarcón Herrera.
8. Burgos Belinchón, Antonio. Sevilla en cien recuerdos (El alfayate y el rey). También www.hermandaddelossasstres.blogspot.com.es y www.leyendasdesevilla.blogspot.com.es
10. González Jiménez, Manuel. Relaciones de las Órdenes Militares castellanas con la Corona (siglos XII-XIII). Historia, instituciones, documentos. Universidad de Sevilla. Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas, citado en www.es.wikipedia.org
11. Romero Torres, José Luis. Iconografía de la Virgen de la Victoria en Andalucía, de la escultura religiosa a la imagen devocional
12. López Mohiño, José Manuel. La Semana Santa en Triana (flun.cica.es). También www.conocersevilla.org y www.cofrades.sevilla.abc.es
13. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
14.
Se recomienda leer el capítulo 13 de la serie de este blog Sevilla
salomónica,
titulado ...Y
luz de coplas que son himnos.
15.
Lauriño, Manuel. Visión
mitológica de Triana
16.
Sitchin, Zecharia. El
12º planeta
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