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La estrella del mar es la
estrella de la mañana. El Cristianismo llamó Stella matutina a María, la
Reina de los Cielos que brilla ante nosotros, triplicó
la estrella de ocho
puntas para significar la virginidad perpetua de la Sancta Virgo virginum,
y llamó Stella Maris a la Virgen del Carmen, la misma que nos ofrece el
escapulario, la que intercede por los marineros. En el siglo IX, Pascasio
Radbertus la describió como guía a seguir para no zozobrar. De esta época es el
himno Ave Maris Stella. Y así la flor del Carmelo, reina del jardín de
Palestina, fue también la Estrella del Mar. A san Simón Stock se le atribuye la
plegaria que reza: «Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen
fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos
proteja tu nombre, Estrella del Mar!».
Nuestra Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos, en su altar de la parroquia de Omnium Sanctorum |
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El Miércoles Santo, Nuestra
Señora del Carmen en sus Misterios Dolorosos lleva el escapulario de la orden,
el que es para los carmelitas distintivo de misión mariana, exigencia y
testimonio de presencia permanente de María y de imitación contemplativa de
sus virtudes. La Dolorosa nos ofrece ahora el escapulario, como se lo ofreció a
san Simón Stock en 1251 para que los carmelitas lo llevaran sobre sus hombros
como garantía de salvación eterna.
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