María Santísima del Dulce Nombre y san Juan Evangelista |
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Sevilla es única. La dulzura y el amargor son aquí compatibles.
Porque, si el Evangelista acompaña a la Virgen que, como Noemí, quiso tener
nombre de Amargura, también asiste a la que luce su Dulce Nombre. Después de
todo, el camino de la Pasión ya empezó con la comparecencia de Jesús ante
Anás.
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Pero (...) la Dolorosa en Sevilla está en pie, firme, y su
fortaleza hace que exprese su dolor (...) con dulzura, (...) sin teatralidad,
sin aspavientos…, sin derrumbarse, sin desplomarse, sin excesivo dramatismo,
sin el pasmo del evangelio apócrifo.
(...)
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