La descomposición de Al Andalus propició
las campañas de Reconquista.
Los calatravos, con Fernando III,
tomaron parte como fuerza de choque en Baeza. En 1225, en virtud de un pacto,
el emir de Baeza, Al-Bayyasi, entregó Martos a Fernando III y tres años más
tarde el rey la entregó a la Orden de Calatrava, que hizo de la localidad una importante base para las campañas de Andalucía, dotada incluso de un hospital calatravo permanente.1
Fachada de la iglesia calatrava de Santa Marta, en Martos (Jaén) |
El autor, ante la Lápida templaria de Arjona (Jaén) |
Cruz de Calatrava representativa
de Porcuna en Martos (Jaén),
junto al Santuario de las
Sagradas Reliquias
|
La Orden de Calatrava se convirtió
en un poderoso ejército que conquistó numerosas fortalezas, tomó parte en la
rendición de Jaén y Córdoba, y recibió importante donaciones, llegando a ser
una fuerte potencia económica. Sus caballeros estuvieron siempre en vanguardia
y sus maestres se convirtieron en verdaderos príncipes, como ya lo eran los
grandes maestres templarios y hospitalarios. El maestre de Calatrava, junto con
el de la Orden de Uclés (la que después sería llamada Orden de Santiago),
siempre aparecía en primer término en las decisiones militares. Los reyes
tenían un sitio para la orden en sus consejos y los papas la llamaban a
concilio.5
En cuanto a la Orden de Alcántara,
tras la conquista de Córdoba en 1236, recibió Benquerencia y Esparragal, aunque
esta última plaza había sido conquistada por los templarios.
Fue a raíz de ganarse sorprendentemente
Córdoba cuando Fernando III reunió a sus capitanes y a los maestres de las
órdenes, decidiéndose dirigirse a la conquista de Sevilla, posiblemente la
ciudad de mayor población de Europa, considerada un objetivo clave: una vez
conquistada Sevilla, las demás poblaciones se conquistarían sin mayor esfuerzo
y la cruzada del sur podría darse prácticamente por finalizada. El papa
Inocencio IV ordenó en una bula que un tercio de los impuestos se dedicara a
financiar la campaña, lo que no solo era muestra del poderío de la Iglesia sino
también de la importancia del proyecto de la cruzada hispana.6
En 1246, el rey mandó a Jerez una embajada con el maestre de Calatrava, el rey de Granada y el infante Enrique.7
En la primavera de 1247, un
contingente cristiano con presencia de los reinos hispanos y una importante
participación extranjera –como la cruzada que era– se concentró en Córdoba,
mientras la primera flota naval española, integrada por quince naos y cinco
galeras construidas en Cantabria, al mando del almirante Ramón de Bonifaz y
Camargo, rodeaba Portugal hacia la desembocadura del Guadalquivir.8
Recreación de Alcalá del Río, junto a los retos de la muralla de la localidad |
El 15 de agosto de 1247 partió
Fernando III de Alcalá del Río, para llegar por la noche a Alcalá de Guadaíra.
El 20 de agosto, el ejército acampó en Tablada, al sur de la ciudad, a la
orilla izquierda del río, frente a Aznalfarache. En ese verano Bonifaz comenzó,
no sin lucha, a remontar el Guadalquivir, llegando hasta Coria. Cuando Fernando
tuvo noticia de la remontada le salió al encuentro en la torre vigía almohade
llamada del Caño, luego rehecha y llamada de los Herberos, en la antigua
Orippo.10 Hoy, la torre, perdida en un polígono industrial, está en grave
riesgo de ruina, pese a su importancia histórica y a su emblemática presencia
en el escudo de Dos Hermanas.
El asedio a Isbiliya fue la primera
guerra combinada, terrestre y naval, con un único objetivo territorial. A
primeros de 1248, tras la toma del castillo de Aznalfarache por la Orden de
Santiago, con Pelay Correa al frente, los cristianos dominaban la margen
derecha del río, quedando así cubierta la vía fluvial. Aún resistía, sin
embargo, el castillo de Triana, al otro lado del puente de barcas.
En el sector norte, cerca de la
puerta de la Macarena, junto con las tropas del infante don Enrique y las
huestes de Diego López de Haro y Rodrigo Gómez de Galicia, se situaron las
órdenes de las cruces floreteadas: Calatrava (incluida la rama aragonesa de
Alcañiz), con su maestre Fernando Ordóñez y doscientos caballeros de hábito
gris con la cruz de gules, en el Machar del Wazir, donde hoy está el hospital
de San Lázaro;11 Alcántara, con su maestre Pero Yáñez (Periáñez) y
doscientos caballeros con su cruz de sinople, probablemente cerca de la Puerta
de Córdoba, y quizás también con los caballeros de Avis con su maestre Martín
Fernández. De enero de 1248 es la carta de otorgamiento a Alcántara con la promesa de una renta de 2.300 maravedíes chicos.12
Maqueta de la conquista de Sevilla, en el Museo Histórico Militar
Detalle del sector norte, donde acamparon las órdenes de Calatrava y Alcántara.
Se aprecia en el centro la puerta de la Macarena, abierta al Cardo Máximus,
y más a la izquierda la puerta de Córdoba
|
Fernando III había reclamado la
presencia de su hijo el infante Alfonso en el cerco a Isbiliya. En primavera llegó
el futuro Alfonso X con un numeroso contingente en el que había un grupo de
hidalgos portugueses y otro de aragoneses y catalanes enviados por Jaime I,
instalándose en la zona palaciega de Buhaira, al este de la ciudad, y
controlando desde allí el abastecimiento de agua.13
El rey santo estrechó el cerco de la ciudad, instalando su campamento en el actual barrio de San Bernardo, cuyas calles tienen nombres que guardan memoria de su acción.
Toda Sevilla estaba cercada en el
verano de 1248. Solo faltaba dominar el puerto fluvial para precipitar la
rendición. Y esa fue la hazaña de Bonifaz, el 3 de mayo de 1248, día de la
Cruz, con viento favorable, con dos naves con cruces templarias, con proas de sierras de acero y
lastradas con piedras, que rompieron las cadenas de la torre del Oro y el
puente de barcas.14
Isbiliya se rindió por inanición el
23 de noviembre de ese año. Fernando dio un mes para desalojar la ciudad, y el
maestre de Calatrava tuvo a su cargo la seguridad de los musulmanes en su
retirada. La mayoría de ellos, tres cuartas partes de la población, fueron a
Jerez, y para los que prefirieron ir a África, se dispusieron cinco barcos y
ocho galeras que los llevaron a Ceuta.15
Un mes después de la rendición,
transcurrido el plazo, Axataf, el último en salir, entregó a san Fernando en el
Arenal las llaves de la ciudad.
1. Ayala Martínez, Carlos de. Las Órdenes Militares en la Edad Media
2. Rades y Andrada, Francisco de. Chronica de las tres órdenes y cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara: en la qual se trata de su origen y successo, y notables hechos en armas de los maestres y caualleros de ellas: y de muchos senores de título y otros nobles que descienden de los maestres: y de muchos otros linajes de España
2. Rades y Andrada, Francisco de. Chronica de las tres órdenes y cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara: en la qual se trata de su origen y successo, y notables hechos en armas de los maestres y caualleros de ellas: y de muchos senores de título y otros nobles que descienden de los maestres: y de muchos otros linajes de España
3. Benavides, Antonio. Memorias de Don Fernando IV de Castilla
4. Eslava Galán, Juan y Rendón, Álvaro. La lápida templaria descifrada
5. Rodríguez Blanco, Daniel. Las órdenes militares en el reino de Sevilla
en la Edad Media
6. Ros, Carlos. Fernando III el Santo
7. Ayala Martínez, Carlos de. Primera Crónica General de España
8. Zúmer, Carlos. Sevillanas (V): El asedio de Fernando III (www.jotdown.es)
6. Ros, Carlos. Fernando III el Santo
7. Ayala Martínez, Carlos de. Primera Crónica General de España
8. Zúmer, Carlos. Sevillanas (V): El asedio de Fernando III (www.jotdown.es)
9. Ibíd. 8
10. Ibíd. 8
11. Mena Calvo, José María de. Entre la cruz y la espada. San Fernando
12. González González, Julio. Reinado y diplomas de Fernando III
13. González Jiménez, Manuel. Alfonso X, infante. García Fernández, Manuel. Conferencia del 22 de noviembre de 2012
13. González Jiménez, Manuel. Alfonso X, infante. García Fernández, Manuel. Conferencia del 22 de noviembre de 2012
14. Ibíd. 8
15. Ibíd. 6
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