El Concilio de Trento
reafirmó el culto a la Virgen y a los santos y originó en Sevilla, como ya
hemos visto, un movimiento importante de defensa de estos valores
contrarreformistas.
Sevilla se vinculaba
cada vez más a Roma, lo que produjo agregaciones a
instituciones romanas, entre las que nos interesan específicamente las
agregaciones a la catedral romana, la Basílica de San Juan de Letrán: en 1594 y
1641 se agregó la Soledad (hoy de San Lorenzo), en 1601 lo hizo la Entrada en
Jerusalén y en 1608 el Amor, luego fusionadas, en 1668 estaban unidas “todas
las iglesias del Convento Grande de San Francisco de Sevilla”, en 1697 se
agregó la Hermandad de Montesión.
Las
Reglas del Gran Poder de 1570 ya recogían entre sus cultos una solemne función
a San Juan Bautista y la celebración de la festividad de San Juan de Letrán.
Esta Hermandad ya fue la primera
en agregarse a Letrán, en 1500 y en 1794 renovó la agregación a
perpetuidad, como lo acredita la lápida que hay en la fachada de San Lorenzo
que da a la calle Eslava, y en cuya cabecera figura nuestra Cruz de San Juan.
Por cierto que esta lápida se encuentra a la espalda de la que fue capilla del
Señor en la parroquia, la cual permanece hoy, aunque ocupada por la Virgen del
Dulce Nombre, decorada con azulejos en los que se ven motivos heráldicos del
Gran Poder, incluida la Cruz de San Juan.
La vocación romana de esta corporación, fundada en
San Benito de Calatrava (1), viene de antiguo. Según Duque del
Castillo (2), fue de las primeras cofradías en usar el senatus como insignia,
lo cual le originó críticas, por ser una hermandad “seria”. Modernamente, esa
vocación romana se ha renovado, como queda patente en la inspiración
arquitectónica del templo en el Panteón de Roma y en el sagrario que hay a los
pies del Señor, que sintetiza la fachada de San Juan de Letrán con la cúpula de
San Pedro. En la basílica del Señor de Sevilla se reproduce como motivo heráldico
principal, la Cruz de las Ocho Beatitudes.
La Capillita de San
José, humilde, aunque barroca, y entrañable, no es de una cofradía, pero seguramente lo fue. El gremio de carpinteros empezó a edificarla en 1699 y no se terminó hasta 1766. Estaba a medio construir cuando se agregó a Letrán en 1729, según atestigua su propia lápida, en la
que claramente se detalla el requisito de la Bula de la Santa Cruzada (la letra pequeña).
La Bula de Cruzada,
en principio, concedía indulgencias a los cruzados, pero también se otorgó a
los españoles que daban dinero para la guerra contra los africanos. La
Comisaría General de Cruzada tenía atribuciones consultivas, judiciales y de
gobierno para gestionar los ingresos procedentes de las tres gracias de
cruzada, subsidio y excusado, concedidas por la Santa Sede a la corona española
para la defensa de la fe católica, sin intervención de Hacienda.
En 1791 se agregó a Letrán la Cena; El Valle lo hizo en 1803 por 15 años y a perpetuidad en 1817; en 1830 se adhirió la Macarena, que renovó la agregación en 1864. A principios del siglo XIX, entran en la Hermandad del Silencio muchos clérigos, con lo que la corporación recibe distintos privilegios de Roma, como el rango de Archicofradía y la agregación a la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén (3). La Hermandad, en su orla de cultos se proclama “Agregada a la Basílica del Salvador y del Santo Sepulcro, de Jerusalén; y a las de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y de la Santa Cruz de Jerusalén, de Roma”, y en su estandarte lo acredita.
En 1791 se agregó a Letrán la Cena; El Valle lo hizo en 1803 por 15 años y a perpetuidad en 1817; en 1830 se adhirió la Macarena, que renovó la agregación en 1864. A principios del siglo XIX, entran en la Hermandad del Silencio muchos clérigos, con lo que la corporación recibe distintos privilegios de Roma, como el rango de Archicofradía y la agregación a la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén (3). La Hermandad, en su orla de cultos se proclama “Agregada a la Basílica del Salvador y del Santo Sepulcro, de Jerusalén; y a las de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y de la Santa Cruz de Jerusalén, de Roma”, y en su estandarte lo acredita.
En 1850, el papa
decidió que, puesto que ya no había cruzadas, el dinero se aplicara a la
reparación de templos, gastos de seminario y culto, gestionándose por las
diócesis, en virtud del Concordato de 1851. En 1871 se extendió la aplicación a
determinados edificios e instituciones, entre los que se encontraba San Juan de
Letrán. En el siglo XX ha seguido habiendo
iniciativas de agregación a Letrán: en 1933 se agregó San Vicente y también se
ha agregado la Hermandad de la Vera Cruz.
¿Desde cuándo se
utilizó en Sevilla la Cruz de San Juan, blanca o de plata, como distintivo de agregación a San Juan
de Letrán? Puede deducirse que el fundamento para tal uso, en principio, es la
propia figura del Bautista. Recordemos también que hubo en Sevilla una
Hermandad de la Iniesta y San Juan de Letrán, junto al convento hospitalario de
Santa Isabel. El hecho cierto es que las corporaciones adheridas a Letrán han
incorporado de forma regular en Sevilla, al menos desde
principios del XVIII la Cruz blanca de
las Ocho Beatitudes. Además, fuera de Sevilla no se da, salvo algunas excepciones, el uso
heráldico de esta cruz en las entidades agregadas a Letrán.
Tampoco en Letrán, en Roma, se encuentra nuestra cruz. La actual Archibasilica
Sanctissimi Salvatoris et Sancti Iohannes Baptista et Evangelista in Laterano
Omnium urbis e orbis eccesiarum mater et caput es fruto de la gran
transformación barroca, del siglo XVII, y en ella no tiene cabida un signo
medieval proveniente, después de todo, de la provincia italiana de Amalfi.
Además de todo esto, el influjo lateranense propicia que la Cruz de San
Juan pase a ser –en Sevilla– signo, también, del Evangelista. Este uso dual del
símbolo será argumento de las próximas entradas.
(1) Entre los investigadores e historiadores existen dudas respecto a si la sede fundacional es San Benito de Calatrava, en la actual calle Calatrava, o San Benito de la Calzada. Me decido por la primera siguiendo a José Manuel Gutiérrez Pérez, según el cual, el monasterio de San Benito, de la Calzada, se fundó con la advocación de Santo Domingo de Silos y mantuvo el nombre hasta el siglo XVI, por lo que el único lugar dedicado a San Benito, en la fecha de la fundación de la Hermandad, sería la iglesia de la Orden de Calatrava, hoy dedicada a la docencia. Gutiérrez Pérez, José Manuel (O.S.A.). Los agustinos en la religiosidad sevillana
(2) Duque del Castillo, Rafael. Apuntes para la historia de la Hermandad del Gran Poder
(3) Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías Sevillanas
(3) Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías Sevillanas
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