¿Virgen Negra? ¿Virgen Inmaculada?
¿Cómo es posible compaginar esto? Pues, sencillamente, ambos conceptos vienen
compaginados desde el Cantar de los Cantares.
Ilustración de El Cantar de los Cantares de Ze'ev Raban (1890-1970) www.safed-tzfat.blogspot.com.es |
A propósito de Baal-Hamón, hay que
decir que, aunque el nombre se aplica a un lugar, así se llamaba el principal
dios fenicio, y que en Sancti Petri han aparecido estatuillas de Baal-Hamón (o
Baal-Hammon) y de Melkart, en el lugar donde probablemente estuviera el templo
de Heracles, con sus dos columnas tirias.5
La escolástica del siglo XIII, queriendo
sincronizar la fe y la razón, combatió el argumento inmaculista. El místico reflexivo
que fue gran mariano universal, san Bernardo, no fue inmaculista
precisamente.6 Sí lo fue, en el XIV, Ramon Llull, el que intentó inútilmente
unir a los templarios y a los hospitalarios de San Juan. Y lo fueron los
franciscanos, sobre todo a partir de las reflexiones de Juan Duns Escoto, al
que saludó la Virgen ,
según cuenta la leyenda, inclinando la cabeza.
Ilustración de las Cantigas de Santa María |
En Sevilla se venían registrando
cultos a la Concepción Inmaculada
de María desde la conquista,8 aunque los vestigios más antiguos de la fiesta de la Concepción, como era llamada, pueden remontarse al rito mozárabe isidoriano.9 Así pintaron a Nuestra Señora los pintores desde mediados del siglo XVI. Valgan los ejemplos de Villegas
y Marmolejo, Cristóbal Gómez o incluso un anónimo, ya en 1600. Antes, una de las iconografías del misterio inmaculista era el abrazo de san Joaquín y santa Ana ante la puerta dorada del Templo de Salomón, como pintó Alejo Fernández para la Catedral sevillana. Otra forma de inmaculismo artístico era el árbol de Jesé, la genealogía de Cristo, desde que el abad Suger, amigo de san Bernardo, lo plasmara en Saint Denis y luego se consolidara en la catedral de Chartres.10 Ahí están los templarios, que además construyeron en Villasirga la iglesia de Santa María de Jesé, hoy advocada de Santa María la Blanca, y en la que está el sepulcro del que iba a ser el primer arzobispo de Sevilla, el templario Felipe de Castilla, hijo de Fernando III.11
Lope de Vega
dedicó sus versos salomónicos a la Inmaculada : “Celebró Jerusalén/ del Rey Salomón
las bodas,/ y admiráronse sus damas/ de ver la divina esposa/ porque en sus
dulces Cantares/ llevó la fama sonora/ desde Palestina a Egipto/ la corona
de su gloria”.12
Inmaculada Concepción Cristóbal Gómez www.rafaes.com |
Al comienzo del siglo XVII,
Sevilla, aunque continuaba siendo la ciudad castellana que más contribuía “a
los gastos del Reino”,13 estaba perdiendo influencia a pasos agigantados en
la corte centralista de Felipe III y su valido el duque de Lerma. En este
contexto de desencuentro entre Sevilla y Madrid, cundió la disputa teológica
entre jesuitas y dominicos, iniciada en Salamanca en 1582.14
Un religioso recoleto de San
Francisco, llamado fray Francisco de Santiago, oraba a la madrileña Virgen de
Atocha, cuando esta le reveló la controversia que se suscitaría sobre el
misterio de su Concepción, y le avisó que precisaría el favor real para su
defensa inmaculista. Fray Francisco “se fue á la Reyna , que estaba
desauciada, á quien dixo sanaría, y que las albricias de su salud fuesen su
favor en amparar la causa de la
Virgen : después se le apareció esta misma Señora vestida de
blanco y de manto azul, trage de su Concepción.”15
Virgen de Atocha Madrid www.es.wikipedia.org |
La competencia entre las órdenes
incluso en términos de mercado de la enseñanza, en una Sevilla saturada de
religiosidad, era enorme. A favor del misterio de la Inmaculada Concepción
estaban los franciscanos del convento de San Diego y de la
Casa Grande de San Francisco, donde se
albergaba una cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y la Limpia y Pura Madre de la Concepción y de la Oliva ,18 de
resonancias lebrijanas. Ambos cenobios desaparecieron en el siglo XIX. La Casa Grande dejó sitio a Plaza Nueva, quedando como reliquia el emblema franciscano en el arquillo.
El convento de San Diego, tras ser convertido en fábrica y luego en caballerizas de los duques de Montpensier, dejó su sitio al Casino de la Exposición, al teatro Lope de Vega, a la avenida de María Luisa y a la glorieta de San Diego, donde se simbolizaron la riqueza material y la espiritual, representada esta por una mujer con una pequeña Inmaculada en su mano.
Mientras los franciscanos predicaban el misterio al pueblo, los jesuitas lo difundían en las capas más cultas. Los teólogos de la recién fundada Compañía de Jesús se pronunciaron a favor de la llamada “piadosa creencia”.
El escriturario y teólogo jesuita sevillano Juan de Pineda, profesor
de filosofía y titular de cátedra de la Sagrada Escritura
en Córdoba y Sevilla, director de la Casa
Profesa de Sevilla y del Colegio de San Hermenegildo de
Sevilla –autor de una biografía de Salomón, Salomo
previus sive de rebus Salomonis libri octo, en la línea de Villalpando,
contraria a Montano–, fue un ferviente inmaculista, enfrentándose con
argumentos teológicos a la tesis de santo Tomás de Aquino y los dominicos, que
estaban claramente en contra del dogma, y eso que, siguiendo la recomendación
de Carlos V, tenían también en el convento de Regina Angelorum una hermandad del Santo
Crucifijo y la Purísima Concepción
de Nuestra Señora.19 La Concepción ya reinaba sobre los ángeles, hasta para los frailes predicadores. Pero las directrices provenientes del castillo de San Jorge eran taxativas y severas: María no estaba libre del pecado original.
Representación de la riqueza espiritual de Sevilla en la Glorieta de San Diego |
Mientras los franciscanos predicaban el misterio al pueblo, los jesuitas lo difundían en las capas más cultas. Los teólogos de la recién fundada Compañía de Jesús se pronunciaron a favor de la llamada “piadosa creencia”.
Estatua de Juan de Pineda del Monumento a la Inmaculada Concepción de la plaza del Triunfo |
El cabildo catedralicio recelaba de los inquisidores dominicos. Sevilla estaba a punto para su aportación
primordial en el impulso definitivo hacia la consecución del dogma. Hay que destacar,
al respecto, el papel del arzobispo que vino de Granada, el de la Congregación de la Granada, que vino de Lebrija y
cuyos miembros fueron tachados de alumbrados, y el de la hermandad del Silencio.
Lo veremos en la siguiente entrada.
1. Cantar de los Cantares 1,5
2. Cantar de los Cantares 4,7
3. Cantar de los Cantares 8,11-13
4. San Hipólito. Comentario del Cantar de los Cantares
5. Se recomienda la lectura de la
primera entrada de esta serie
6. Díaz Ramos, Gregorio. Obras
completas de san Bernardo
7. Álvarez Díaz, Cristina. La doctrina inmaculista en las Cantigas de Alfonso X el Sabio
8. Mena y Calvo, José María de. Todas las Vírgenes de Sevilla
9. Serrano y Ortega, M. Glorias sevillanas, noticia histórica de la devoción y culto que la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla ha profesado a la Inmaculada Concepción de la Virgen María desde los tiempos de la antigüedad hasta la presente época
10. Sáenz, María Jesús. Algunas representaciones del árbol de Jessé, durante el siglo XVI, en Sevilla y su antiguo reino
11. Se recomienda la lectura del capítulo 12 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias: Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
12. Vega Carpio, Lope de. Ala Concepción Inmaculada. Colección de las obras sueltas, así en prosa como en verso.
Volumen 18
10. Sáenz, María Jesús. Algunas representaciones del árbol de Jessé, durante el siglo XVI, en Sevilla y su antiguo reino
11. Se recomienda la lectura del capítulo 12 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias: Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
12. Vega Carpio, Lope de. A
13. Domínguez Ortiz, Antonio. Orto y ocaso de Sevilla
14. Sánchez Jiménez, Antonio. El dogma de la Inmaculada Concepción como arma de confrontación
territorial en la Sevilla
del siglo XVII
15. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de Andalucía. El autor se vale de un relato de fray Pedro de Jesús María, que continúa en tono profético.
15. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de Andalucía. El autor se vale de un relato de fray Pedro de Jesús María, que continúa en tono profético.
16. Alarcón Herrera, Rafael. La huella de los templarios: tradiciones
populares del Temple en España
17. Pineda, Juan de. Salomo previus sive de rebus Salomonis libri
octo
18. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
19. Bermejo y Carballo, José. Glorias Religiosas de Sevilla
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