Parece que fue en 1541 cuando un hombre del pueblo, de profesión cerrajero, llamado Gómez Camacho, promovió una organización inmaculista en torno al
convento lebrijano de la Orden
de Inmaculada Concepción.
Esta orden había sido fundada en Toledo en el siglo
anterior por santa Beatriz da Silva, portuguesa de formación franciscana cuya
frente, a la hora de la muerte, se adornó con una refulgente estrella…
Santa Beatriz da Silva |
Gómez Camacho, que había contactado
en Jerez de la Frontera ,
donde vivía, con Marta de San Andrés, discípula espiritual de san Francisco de
Paula, se apoyó en la profecía de este franciscano italiano, fundador de los
Mínimos. La profecía hablaba de los Crucíferos, caballeros defensores de las misiones, y de la Milicia de la Cruz , “azote de los soldados prevaricadores y de los falsos profetas” bajo el patronazgo de Elías, y hablaba también de un Gran Monarca
español, descendiente de santa Elena y de Pipino el Breve, y de una importante
ciudad de España no identificada, que sería la capital de la religión
definitiva.1
El cerrajero se erigió como
“cabeza” de esta idea y guardián de su “secreto”, y previó su sucesión hasta el
fin del mundo. Los que llegaren vivos a ese momento crucial debían estar
dispuestos a morir como mártires, pero el grupo superviviente implantaría el
Reino del Milenio tras la
Parusía de la segunda venida de Cristo y una vez vencido el
Anticristo. De todas formas, antes, cuando se proclamara el dogma de la Inmaculada Concepción ,
los congregados reformarían la
Iglesia. Este grupo hermético de heterodoxos alumbrados,
establecido en el eje Lebrija-Jerez-Sevilla a mediados del siglo XVI, entroncó
con las ideas evangélicas y reformistas del lebrijano Rodrigo de Valer, amigo y
discípulo de Gómez, que derivó hacia el luteranismo.2 Pero el reformismo
crucífero, a diferencia del protestante, creía que la mujer apocalíptica
revestida de sol, con la luna a sus pies y coronada de estrellas, no era otra
que la Purísima Virgen
María. Y eso sí fue avalado por Trento.3
A Gómez Camacho lo sucedió en 1553
Rodrigo Álvarez, el jesuita –también lebrijano– confesor de Teresa de Jesús,
que trasladó la congregación a la capital, a la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, y
compartió el secreto con un grupo de elegidos iniciados: los “seis del
particular espíritu”.
En el seno del convento de los
Mínimos de Triana, dedicado a Nuestra Señora de la Victoria (donde hoy está
el colegio Reina Victoria), se fundó en 1560 la hermandad de luz de Nuestra Señora de la
Estrella.4 Hoy , la corporación de penitencia del Domingo
de Ramos, que tiene a san Francisco de Paula como titular, ostenta una estrella
de seis puntas en su escudo, como símbolo de los seis días de la Creación , de los seis
atributos de Dios (poder, sabiduría, majestad, amor, misericordia y justicia) y
como sello de la estirpe de David; una estrella azul y blanca, los mismos
colores de los nazarenos del palio, los mismos colores de la Inmaculada. Son
muchas casualidades.
Además de los clérigos, había
muchos artistas congregados. Uno de los primeros fue el salmantino Juan
Bautista Vázquez el Viejo, autor del Cristo de Burgos y presunto autor
artístico del Giraldillo.
Capilla de la Virgen de la Granada, en la logia del Lagarto de la Catedral de Sevilla |
El tercer cabeza de la congregación
fue, desde 1587, Hernando (o Fernando) de Mata, considerado un santo en vida,
que predicaba en el púlpito del Patio de los Naranjos de la Catedral hispalense,
junto a la capilla de la Virgen
de la Granada. Y
desde entonces, el grupo fue conocido como la Congregación de la Granada.5 El
simbolismo de la granada venía bien: la multiplicidad unificada, la fecundidad
y la unidad del universo.6 Hay que recordar que en el Templo de Salomón abundaban las granadas, incluso en el cetro del sumo sacerdote, según se ha descubierto recientemente. Y, en el Cantar de los Cantares, le parecen granadas al amado las mejillas de su amada.7 La recurrencia salomónica del símbolo es patente.
¿Provendría de la Congregación de la Granada la fórmula “Ave María
Purísima/ sin pecado concebida”? Lo ignoro, pero se me figura procedimiento de seña y
contraseña entre iniciados.
¿Y cuál era el secreto de la Congregación de la Granada ? ¿Sería Sevilla la
importante ciudad llamada a ser el núcleo de la religión definitiva?
Retrato del arzobispo Pedro de Castro y Quiñones con la abadía de Sacro Monte al fondo |
De Granada, precisamente, vino en
1610 el nuevo arzobispo de Sevilla, Pedro (Vaca) de Castro y Quiñones, quien,
como arzobispo allí, había fundado ese templo a la sabiduría salomónica que es la abadía del Sacro Monte, para albergar los Libros Plúmbeos y las reliquias de san Cecilio, que habían aparecido en 1595 en un monte del lugar entonces llamado Valparaíso, junto a Granada.
Los plomos se consideraron en un primer momento como verdaderos apócrifos de mártires hispanorromanos,8 y, como aludían a la Concepción Inmaculada de María, Pedro Vaca de Castro (o de Castro Vaca) –¿crédulo o estratega?– los utilizó para sondear posibles alianzas a favor de la causa inmaculista.9 Las reliquias se consideraron sin duda auténticas de la época romana, de los discípulos del apóstol Santiago, y san Cecilio de Elvira, el más significado entre ellos, fue nombrado patrón de Granada. Hoy se tiene claro que los plomos –escritos en caracteres árabes salomónicos– fueron realizados por moriscos que buscaban de esa forma ganar una buena imagen ante los cristianos gobernantes y evitar la expulsión. A título de curiosidad comentaré que en el museo de la abadía se exponen una lámina o cubierta del Libro de la Esencia de Dios escrito por Tesifón, discípulo del Apóstol Santiago, y otra del Libro del Fundamento de la Iglesia.
Detalle de la iglesia de la abadía del Sacro Monte, con un sello salomónico que integra otros seis y el nombre de Jesús en árabe |
El cabildo catedralicio sevillano, como el granadino, hizo juramento de inmaculismo,
asumiendo el lema e himno Tota Pulchra,
creado en el siglo IV e inspirado en el Cantar de los Cantares y en el libro de
Judit.
El cura Bernardo de Toro, que
firmaba como “Esclavo de la
Virgen Santísima ”, sucedió a Hernando en 1612 como predicador
y como cabeza de la
Congregación de la Granada. En su grupo había dos mujeres: la beata
María de Santiago y la monja María de Vallejo, de la Encarnación.10
Rótulo de la calle Miguel Cid, de Sevilla, con reproducción de un cuadro de la Inmaculada de Murillo y el estribillo de las coplas de Miguel Cid |
En 1613 estalló la apasionada y
heterodoxa defensa de la Inmaculada Concepción de María en la barroca
Sevilla, con casi cincuenta conventos y en constante procesión.11
Bernardo de Toro se asoció con el arcediano de Carmona y sobrino del consejero de Felipe II, el jesuita Mateo Vázquez de Leca, que patrocinó la difusión de las coplas de Miguel Cid, comerciante textil de fácil y graciosa versificación, glosando la idea de los franciscanos de San Diego. Las coplas se cantaron en las numerosas procesiones, con el estribillo que ilustra el rótulo de la calle dedicada a este poeta del pueblo, junto con una Inmaculada de Murillo (aunque, a decir verdad, Murillo no había hecho aún su aparición).
Bernardo de Toro se asoció con el arcediano de Carmona y sobrino del consejero de Felipe II, el jesuita Mateo Vázquez de Leca, que patrocinó la difusión de las coplas de Miguel Cid, comerciante textil de fácil y graciosa versificación, glosando la idea de los franciscanos de San Diego. Las coplas se cantaron en las numerosas procesiones, con el estribillo que ilustra el rótulo de la calle dedicada a este poeta del pueblo, junto con una Inmaculada de Murillo (aunque, a decir verdad, Murillo no había hecho aún su aparición).
Tratado de la Inmaculada, de Pedro de Castro. Universidad de Sevilla |
La cuestión inmaculista pasó a las instituciones. Se sumaron
el ayuntamiento y el Colegio de Santa María de Jesús. En 1615, se publicó, bajo
la dirección del arzobispo (cuyo escudo aparece en la portada orlado por sellos
de Salomón) un Tratado de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María N.S.12
Lo inmaculista y lo salomónico casi se confundían. El sello de Salomón, que había sido en Granada signo de sabiduría e inmaculismo al mismo tiempo, se hizo presente en el Alcázar sevillano, en el que trabajaba Vermondo Resta, el milanés que había traído nuevas formas italianas a Sevilla, y que había contado con el respaldo del epicospado hispalense. De hecho, abundan en el Alcázar los detalles salomónicos, como los sellos de seis puntas en las cancelas o los pares de columnas en los jardines.13
Las hermandades empezaron a pronunciarse, de forma general,
a favor del misterio –que no dogma aún– de la Inmaculada Concepción, con votos de sangre, imitando la
declaración que, en el siglo anterior, había incluido en sus reglas la cofradía
de la Limpia Concepción
del Convento Casa Grande de San Francisco.14 Así lo hicieron, en 1615, la
hermandad clerical de San Pedro Ad Vincula y la de la
Santa Cruz de Jerusalén, la cual hizo
solemne voto y juramento de “creer, proclamar y defender, hasta derramar su
sangre, si preciso fuere” en la Concepción Inmaculada
de María Santísima. Fue por esta época cuando se empezaron a tocar las Saetas con música de capilla, que todos
llamamos “los pitos del Silencio”.15 Y en el escudo de la hermandad, cuyos
nazarenos proclaman el voto con una espada y una vela, el círculo azul
inmaculista rodea a la Cruz
de Jerusalén, la cruz de las cinco cruces, que santa Elena dio a los primeros cofrades del Santo Sepulcro.
Nazarenos de la cofradía del Silencio, con la vela y la espada flanqueando la bandera concepcionista www.liturgia.mforos.com |
La hermandad del Silencio no fue la primera, pero sí fue
pionera entre las cofradías sevillanas en tanto que expresiones de religiosidad
civil. Otras hermandades siguieron el ejemplo.
Y el fervor inmaculista se extendió
por toda España.
1. Cartas de san Francisco de Paula a Simón de Limena, señor de Montalvo
2. Se recomienda la lectura de la entrada núm. 8 de esta serie, Salomonismo enla Reforma ,
salomonismo en la
Contrarreforma … Salomonismo enfín
2. Se recomienda la lectura de la entrada núm. 8 de esta serie, Salomonismo en
3. González Polvillo, Antonio. El jesuita y confesor de santa Teresa de
Jesús Rodrigo Álvarez: características y genealogía de su espiritualidad
4. Bermejo y Carballo, José. Glorias religiosas de Sevilla
5. González Polvillo, Antonio. La
Congregación de la Granada , el Inmaculismo
sevillano y los retratos realizados por Francisco Pacheco de tres de sus
principales protagonistas: Miguel Cid, Bernardo de Toro y Mateo Vázquez de Leca
6. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario
de símbolos
7. Cantar de los Cantares 6, 7
8. Barrios Aguileria, Manuel y García-Arenal, Mercedes. Los plomos del Sacromonte: invención y tesoro
8. Barrios Aguileria, Manuel y García-Arenal, Mercedes. Los plomos del Sacromonte: invención y tesoro
9. Sánchez Jiménez, Antonio. El dogma de la Inmaculada Concepción como arma de confrontación
territorial en la Sevilla
del siglo XVII
10. Sánchez Herrero, José. Historia de la Iglesia de Sevilla. Cuarta
parte. Sevilla Barroca (1581-1700)
11. Morales Padrón, Francisco. Memorias de Sevilla (1600-1678)
12. Sanz María Jesús. Fiestas sevillanas de la Inmaculada Concepción en el siglo XVII
13. Morales, Alfredo J. Arquitectura del XVI en Sevilla. Cuadernos de Arte Español
14. Arenas, Hilario. Diario ABC 1975. Moreno Navarro, Isidoro. La antigua Hermandad de los Negros de Sevilla.
13. Morales, Alfredo J. Arquitectura del XVI en Sevilla. Cuadernos de Arte Español
14. Arenas, Hilario. Diario ABC 1975. Moreno Navarro, Isidoro. La antigua Hermandad de los Negros de Sevilla.
15. Sánchez Herrero, José. La
Semana Santa de
Sevilla
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