En las postrimerías sevillanas del
siglo XVII, las columnas torsas se hicieron de piedra y subieron a las campanas,
invitándonos a alzar la vista, quizá para que nos encontremos a nosotros mismos.
Parece una evolución natural de la
simbología de la columna salomónica, cuya torsión nos estimula a buscar el conocimiento, al
mismo tiempo, en las alturas y en las profundidades. Es el mismo simbolismo de
la escalera de caracol, el de la evolución y el crecimiento, el de la
progresión hacia el saber: ascendiendo, en busca del cielo, de la luz, de la
resurrección y de la renovación permanente; descendiendo, en meditación
introspectiva hacia el saber oculto y el inconsciente profundo.1
Espadaña de la parroquia de la Magdalena |
De Leonardo de Figueroa, en 1697, es la espadaña de la
iglesia parroquial de la Magdalena ,
donde antes estuvo el convento dominico e inquisitorial de San Pablo el Real, el convento que se pronunció por el Dulce Nombre de Jesús, colocando un baldaquino salomónico en torno al bendito niño. Mirando a
las alturas, podremos ver las columnas salomónicas de Figueroa sobre el óculo que es
homenaje a los misterios del rosario.
Parroquia de la O |
Por la misma época, el templo de la
gloriosa Virgen de la O de la calle Castilla, que había sido ayuda antes de ser
parroquia,2 fue totalmente reconstruido según proyecto del maestro mayor
Pedro Romero, desarrollado por sus hijos, los alarifes Pedro y Félix Romero.
Todo el dinero fue aportado por la gente modesta de Triana, con colectas en la
puerta del mercado y en otros puntos del arrabal. En 1699 se acabó la torre, coronada
por el cuerpo de campanas con columnas salomónicas, en armonía con el retablo
de la Virgen de la O.
Entró así en Sevilla la devoción a la Expectación de la
mujer apocalíptica, que es expectación de la Navidad, la Virgen Sagrario, la
Esperanza, la iconografía bizantina de la Platytera o
Blanquernitissa que significa la señal, la virgen orante en cuyo pecho se
representa un óvalo o círculo con el Hijo, a partir de la profecía de Isaías.3
Torre de la parroquia de San Román |
Podemos adentrarnos un poco en el
siglo XVIII, porque, siguiendo el modelo de la O, José Tirado diseño en 1704 la
torre del campanario de la iglesia de San Román, una de las veinticuatro
parroquias creadas en la conquista de Fernando III, ejemplo de la arquitectura
gótico-mudéjar, aunque modificada en los siglos XVII y XVIII. La torre presenta
cuatro frentes flanqueados por parejas de columnas salomónicas y está coronada por pináculos y chapitel de
cerámica de cobalto azul.
De principios del XVIII es también
la portada de la Casa Grande de la Merced Calzada que es hoy Museo de Bellas
Artes. La fachada, atribuida a Lorenzo Fernández Iglesias y a fray Alonso de la
Concepción, estaba en la calle del A.B.C. (hoy un tramo de Bailén), a los pies de
la iglesia. En su segundo cuerpo hay, entre columnas salomónicas, una hornacina en la que está la Virgen de la Merced flanqueada por
Jaime I de Aragón y san Pedro Nolasco, .
Hay que detenerse al hablar de la
Merced.
Detalle de la fachada del Museo de Bellas Artes, antigua portada del convento de la Merced Calzada |
Porque la Casa Grande de la Merced Calzada sevillana fue
fundada por san Pedro Nolasco en los terrenos que san Fernando cedió a la Orden
Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, en reconocimiento de
su colaboración en la conquista. Fernando III, agradecido por la visita del
fundador, donó a los frailes la imagen de la Virgen llamada la Priora por haber
presidido la tienda real en el campamento de Tablada. La imagen, muy
modificada, permanece hoy en la iglesia de Santiago de la Espada, que
perteneciera a la Orden de Santiago y al convento de la Asunción, y que hoy está integrada en el colegio
mercedario de la Nuestra Señora de la Merced, de la calle San Vicente.4
Porque la orden de la Merced se
gestó a raíz de la aparición milagrosa de la Virgen a Pedro Nolasco y al propio
rey Jaime I –además de al dominico san Raimundo de Peñafort–, en 1218, al año
siguiente de darse por cumplida la formación del monarca en el castillo
templario de Monzón. Jaime I el Conquistador, descendiente de la estirpe
griálica de Alfonso I el Batallador y de la del emperador romano de Oriente, nació
en la casa del Temple de Montpelier, donde se habían casado sus padres, Pedro
II y María de Montpelier, la “reina santa”. Su madre quiso que fuera educado
por los templarios, y Jaime pasó su infancia en el castillo de Monzón,
heredando la reliquia caballeresca que era la Tizona del Cid. Este rey tocado
por la providencia siguió el ideario del Temple a lo largo de su dilatada vida
y fue considerado predestinado como cabeza visible del proyecto sinárquico de
la Cristiandad, en plena época de las Cruzadas.5
Detalle de la fachada del Museo de Bellas Artes, antigua portada del convento de la Merced Calzada |
Porque la orden de la Merced, con
una rama de frailes y otra de caballeros, obtuvo rápidamente el respaldo y las
prebendas oficiales, implantándose en la Corona de Aragón en solemne ceremonia
en la Catedral de Barcelona. Los miembros, que unían a los tres votos de rigor el
de liberar a otros hermanos más débiles en la fe, aun a riesgo de perder la vida,
vistieron hábito blanco con el escudo mercedario, en el que, sobre las barras
de sangre de Wifredo el Velloso, está la cruz patada de plata en campo de
gules, en una plasmación inversa del distintivo de las capas de los templarios.6
Porque el convento sevillano, donde
por cierto vivió el dramaturgo mercedario Tirso de Molina, que convirtió a
Miguel Mañara en una figura mítica, estuvo muy integrado en la vida hispalense.
En él residieron las hermandades de la Soledad, que venía de Santiago de la
Espada y que hoy está en San Lorenzo, y del Santo Entierro, que hoy sigue
vinculada a la Merced en San Gregorio. En él se fundó la hermandad de
castellanos viejos del Señor de la Pasión y la Madre y Señora de la Merced. Y
allí, en la que es ya capilla del Museo, reside, con la Cruz de Jerusalén junto
al escudo mercedario, la cofradía del Cristo de la Expiración y la Virgen de
las Aguas.
Porque la advocación de la Merced,
nacida en España, se propagó por todo el mundo, cumpliendo, al menos en parte,
el proyecto universal de Jaime I.
Virgen de la Nuestra Señora de la Merced, del convento de Nuestra Señora de la Asunción |
Porque la Merced tiene un
simbolismo que no debemos pasar por alto: una merced es una buena acción que no
espera nada a cambio y es también una acción de gracias.7 Y porque la Virgen
de la Merced, el 24 de septiembre, en el momento de la cosecha, cristianiza la
coherente acción de gracias por todo lo hecho y lo recibido. Luego, el 29 de
septiembre, el arcángel san Miguel, el portador de la balanza, pesador de las
almas, nos invitará a reflexionar y hacer balance. El equinoccio de otoño, punto
intermedio entre el solsticio de verano –la puerta humana– y el de invierno –la
puerta divina–,8 es contrapunto del equinoccio de primavera, el de la
siembra y la regeneración, el de la muerte y la resurrección, el de la Semana
Santa.
Porque al llegar el otoño Sevilla
celebra la fiesta de la gloriosa Virgen de la Merced, de las Mercedes y de la
Misericordia, de igual manera que en primavera lleva el escudo mercedario en
Pasión, en Santa Genoveva y en el Despojo, donde la Madre de la Misericordia es
también Madre de los Dolores.
Y porque, en definitiva, el ciclo
anual es la repetición del ritmo cosmogónico de destrucción y recreación, donde
todo es necesario, más allá de la historia.9
Tras los cultos de la Merced y la feria taurina de San Miguel, Sevilla se preparará, como toda cultura agrícola, para llegar al invierno.
Tras los cultos de la Merced y la feria taurina de San Miguel, Sevilla se preparará, como toda cultura agrícola, para llegar al invierno.
1. Agradezco las reflexiones de Fuensanta Santos, de la Hermandad Soberana
de Damas y Caballeros del Temple
2. En aquellos lugares extramuros que quedaban bajo la
jurisdicción parroquial de Santa María, los templos eran denominados ayudas. Es
también el caso de San Roque o San Bernardo. La iglesia de la O fue ayuda entre
1615 y 1628.
3. Prieto, Javier. La
expectación del parto en la iconografía mariana. La profecía de Isaías (Isaías 7, 14) cita: “El Señor mismo os
dará por eso la señal: He aquí que la
Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y será llamado
Emmanuel”.
4. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes de Sevilla
5. García Atienza, Juan. El
legado templario
6. Ibid. 5
7. “Merced” y “gracia” son, en lo esencial, sinónimos. En
francés, incluso, se utiliza la palabra merci
como muestra de agradecimiento.
8. Se recomienda la lectura del artículo De Jano a Letrán y de Letrán a Sevilla y a
la cruz como signo también del Evangelista, número 7 de la serie Sevilla y las Ocho
Beatitudes de San Juan.
9. Eliade, Mircea. El
mito del eterno retorno
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