miércoles, 27 de mayo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (10: VALLE SE ESCRIBE CON UVE)

Entre los dos cuerpos de velas que forma la candelería del paso de palio hay una calle, que permite la visión frontal de la Virgen. Pero, como los dos grupos de velas semejan dos montañas, esta calle central viene a ser un valle. Además, ya que hemos visto que las candelas son la ofrenda de los fieles, fácilmente veremos en ellas, reflejadas, nuestras propias almas.1 Y, así, como “a compás la cera llora”,2 resulta que vemos, en las lágrimas de cera que se derraman al mecerse el paso, las propias lágrimas del pueblo, del pueblo de los “desterrados hijos de Eva” que claman y suspiran –clamamos y suspiramos– “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas”.3

Fachada de la iglesia del Valle
El valle, en su simbología, es cauce perfecto para el desarrollo fértil, para el progreso a partir de la creación. No es el desierto purificador, ni el mar que es origen de la vida, ni la montaña de ascesis contemplativa e iluminación intelectual; es, sencillamente, la vida misma, el lugar de los pastores para apacentar los animales y en el que los pueblos se asientan.4 El valle, sin duda, es un símbolo onírico inequívocamente femenino, umbrío y apacible. El lirio de los valles, el lirio de mayo, emblema de castidad, representa la vuelta a la felicidad, sobre la base de la humildad, la pureza y la buena suerte.5

Dice la Biblia que, por tenebroso que sea el valle, no nos dará miedo si vamos con la vara y el cayado de Yavé;6 antes bien, nos enseñará a afrontar cualquier momento difícil o triste que nos vaya a llegar, con la ayuda de Nuestra Señora, que nos espera al final del camino. Porque el valle de lágrimas bíblico, el valle de Baca, en el que los arbustos de Galaad, al ser heridos, lloraban la sustancia aromática que era materia prima para el bálsamo sanador de heridas, se tornó en manantial cuando la lluvia llenó los estanques.7

Nuestra Señora del Valle
El origen de la devoción sevillana a la Virgen del Valle se remonta a la época de los visigodos, en el siglo VI, en vida de los cuatro hermanos santos que habían venido de Cartagena: Leandro, Fulgencio, Florentina e Isidoro. Leandro regaló una imagen mariana a Fulgencio, obispo de Astigi, y Florentina, que había fundado allí un convento femenino –tal vez el primero– con la regla de san Benito, le dio el título de Santa María del Valle, siguiendo una idea de Isidoro. En el año 620, Isidoro escribió, a petición de Florentina, su Admonitio de Virtutibus collectio regularum monasticarum et Sacrarum Dei Virginum, el primer tratado de normas para conventos de mujeres. Y así Nuestra Señora del Valle recibió culto, quizá en forma paralela, en Écija y en la iglesia de San Vicente de Sevilla. Luego, desaparecida la imagen sevillana durante la dominación musulmana, se reanudó su culto tras la conquista.8

El primer convento de dominicas de Sevilla, el convento del Valle, fue fundado en 1403 junto a la muralla oriental de la ciudad. Una viuda ecijana, madre de un niño pequeño, había montado allí una hospedería. El niño se cayó en el pozo que había en el patio y la madre rezó a la Virgen del Valle, que ya era patrona de Écija. Las aguas subieron y el niño se salvó. Y la mujer donó la casa para construir el monasterio.9

En este lugar se fundó en 1450 la hermandad de luz de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación, que se convirtió en penitencial en 1553, pasando a llamarse de la Santa Verónica y Nuestra Señora del Valle. Más tarde se fusionó con la de la Coronación de Espinas.10 En 1567 llegaron al convento los franciscanos menores, que favorecieron a la hermandad.11 Luego, el lugar fue utilizado como colegio y, cuando se cerró, la imagen de la Virgen del Valle gloriosa se fue, con las monjas, a un nueva residencia del Sagrado Corazón en la misma calle. Recientemente, al restaurarse la iglesia que fue del convento, las religiosas han devuelto la imagen de la Virgen gloriosa del Valle a su histórico altar junto a la muralla y los jardines del Valle. El lugar, felizmente recuperado, alberga en la actualidad a la hermandad de los Gitanos. Y la dolorosa del Valle reside hoy en la Anunciación y reina en el Jueves Santo tras la Coronación de Espinas y Jesús con la Cruz al Hombro. 

El caso es que, como la devoción sevillana a la Virgen del Valle responde al hecho de ser Sevilla la capital del valle del Guadalquivir, en el que Écija es la “sartén”, viene a resultar que tenemos aquí nuestro propio valle bíblico de lágrimas, que, como ya sabemos, es valle de fertilidad, de salud y de esperanza –¿sería esta la idea de los cuatro hermanos?–. Y así, si vemos en la calle de la candelería del paso de palio la plasmación del valle de lágrimas, resulta que estamos viendo, al mismo tiempo, la metáfora del valle del Guadalquivir. Bonito es, sin duda.

En tiempos de la civilización tartésica, el mar llegaba hasta Caura (Coria del Río), que estaba a orillas del lago Ligustino, en lo que era la desembocadura del río Tartessos, llamado luego Betis y hoy Guadalquivir. El lago era la depresión del valle del río entre las actuales Coria, Carmona y Villanueva del Río, circundado por las cornisas del Aljarafe y de los Alcores. Al colmatarse la depresión, se formó la campiña de profundos y fértiles suelos.12 Según poetas y geógrafos, en Tartessos estaba el huerto que la diosa Hera tenía en Occidente, el Jardín de las Hespérides, y en él las tres ninfas cuidaban manzanos con frutas doradas y cantaban junto a las fuentes de ambrosía. El guardián, Ladón, como sabemos, murió a manos de Hércules, que fundó Sevilla.13

María Santísima de la Esperanza Macarena
María Santísima de la Soledad
No creo que sea casual que “valle” se escriba con la letra “V”. Porque la significación del valle es la misma significación de la “V”. Esta vigésima letra del alfabeto latino, que representaba en Roma el número 5, es seguramente el grafema más femenino. No hace falta que me extienda más al respecto. En Israel, la letra Vav fue relacionada por los cabalistas occidentales con el nombre hebreo de Dios: IHVH: Yavé.14

La “V” es símbolo alquímico de la vasija, de convergencia y de radios gemelos,15 es vértice del triángulo, que es parte inferior del sello de Salomón y que a su vez  es símbolo alquímico del agua y alegoría tradicional del principio femenino. En la mitología hindú, el triángulo que apunta hacia abajo representa a Shakti, el lado femenino de Dios, y, también, sin defecto de ello, a la madre naturaleza.16

Alguien me dira: “La V es la inicial de Venus”. Es verdad, pero también –y es lo que más nos interesa– es la inicial de la Virgen. Y, ya que hemos visto que el valle es siempre elemento de esperanza, ¿no nos llamará más la atención la amplia calle central de la candelería de la Esperanza de Triana?, ¿y la ostensible “V” que se forma ante la Macarena?

Nuestra Señora de las Aguas
Encontraremos muchas uves en los pasos de palio, sobre todo en los cíngulos que cubren y protegen el virginal vientre de Nuestra Señora, pero también en muchas bambalinas, precisamente en aquellas que, en un proceso creciente de feminización, evolucionaron desde el palio de cajón al de figura.

Nada es casual.



1. Se recomienda leer el anterior capítulo de esta serie.
2. Rodríguez Buzón, Antonio. Primer verso del poema dedicado a la Virgen de Gracia y Esperanza, recogido en un pequeño retablo cerámico en la calle Caballerizas.
3. De acuerdo con la Salve, cuyo texto ha sido atribuido, entre otros, a san Bernardo.
4. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
5. Freud, Sigmund. La interpretación de los sueños
6. Salmos 23:4
7. Salmos 84:6, Génesis 43:11, Jeremías 8:22;46:11;51:8. El arbusto crecía abundantemente en Galaad y fue llamado así (Génesis 37:25; Ezequiel 27:17).
8. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes de Sevilla
9. Se recomienda leer el capítulo 9 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Recogimiento claustral y penitencia exaltada, buscando el cielo.
10. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
11. Pérez Cano, María Teresa. Patrimonio y ciudad: el sistema de los conventos de clausura en el centro histórico de Sevilla
15. Cirlot, ob.cit.
16. Derrida, Jacques. La diseminación


jueves, 14 de mayo de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (9: CANDELAS QUE ASCIENDEN Y RIEGO TORRENCIAL DE LUZ)

La candelería es componente importante del paso de palio, en primer lugar por su función de alumbrado y por su propio sentido ornamental, pero también porque las candelas son en sí mismas una ofrenda. Hasta el siglo XIX, las candelerías eran exiguas.1 Ha sido modernamente cuando los pasos de palio han incorporado candeleros de plata (o plateados en todo caso) como soportes del bosque de velas que, entre la sensualidad de la cera y el crepitar de las llamas, enmarca a la Virgen durante el día y la ilumina durante la noche sevillana. Porque la candelería no tendría sentido sin la noche de la Pasión, primaveral, oscura pero fértil, femenina como la propia ciudad y, al mismo tiempo, promesa de un nuevo día luminoso, de la Resurrección en definitiva.

La luz, la primera obra de la Creación,2 al ser la superación de las tinieblas, es signo de conocimiento, de sabiduría, de intelectualidad, de verdad y de santidad, del espíritu, de la fuerza creadora y de la energía cósmica. La luz es emblema de la naturaleza divina de Cristo.3 Y la llama tiene su propia simbología, como señal de trascendencia, porque el fuego, el más religioso entre los cuatro elementos, es emblema de transformación y regeneración, purificador supremo.4

Presentación de Jesús en el Templo
Catedral de Sevilla

El 2 de febrero celebramos la Candelaria. Se conmemora la Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén5 y la Purificación de la Virgen María –la que ya era Mater Purissima–, después de la cuarentena y la circuncisión del Niño, cumpliendo lo que Yavé había mandado a Moisés.6

Candelabro de siete brazos en la fiesta
de Janucá

Desde el siglo II a.C., los judíos celebraban la Janucá, la fiesta de las lucernarias, para conmemorar su independencia gracias a los macabeos y la posterior purificación del Templo de Salomón de los iconos paganos.7 Y en el siglo V, el papa Gelasio relacionó la celebración con la Presentación de Jesús. La iglesia griega instituyó la Hypapanté tou Kyrou, la fiesta del Encuentro. En el siglo VI, la conmemoración se extendió a Occidente, celebrándose como procesión penitencial en Roma,8 donde ya existían, por su parte, las Lupercales en honor de Lupercus, dios de la fecundidad y de los rebaños.9

Fiesta de Imbolc
Mientras tanto, los celtas celebraban la Imbolc, la fiesta de las candelas que abría el mes de febrero en honor de la diosa Brígida. Imbolc significa literalmente “en el vientre”. Eran días previos a la siembra y los campesinos recorrían los campos en procesión, con antorchas, pidiendo purificación de la tierra y fertilidad, además de inspiración y guía para los nuevos proyectos a desarrollar en los meses cálidos y soleados. Se ponían velas en las ventanas y se honraban las artes poéticas y femeninas.10

La fructífera cultura céltica fue integrada por los benedictinos, que valoraron la tradición druídica en sus intercambios con los misioneros irlandeses encabezados por san Columbano de Luxeuil en el siglo VI. Pero los seguidores de san Benito de Nursia fueron también permeables –sin defecto de la guerra santa– a la cultura oriental y sarracena, superior en ese momento a la europea.11

En el siglo XII entró en escena la Orden de los Pobres Conmilitones de Cristo y del Templo de Salomón. En la Cúpula de la Roca, la edificación central de la explanada donde había estado el Templo jerosolimitano –que es tanto como decir en el centro del centro del mundo–, guardaban los templarios un lignum crucis patriarcal, junto al que ardía una candela de oro, señalando el lugar donde María había efectuado la presentación de Jesús. Era como una manifestación terrenal de la luz divina, señalizada, como todos los lugares santos de la Cúpula, con mosaicos del poeta templario Achard d'Arrouaise. Fue lugar de peregrinaje.12 Y el día de “Santa María Candelaria” fue festividad importante y día de ayuno en las casas y encomiendas del Temple, según el artículo 75 de su regla.13

Salida de María Santísima de la
Candelaria

La devoción a la Candelaria se extendió por Europa. Y la fusión producida en los monasterios benedictinos franceses abrió la puerta a la devoción a las Vírgenes Negras traídas por los templarios, que fueron particularmente numerosas en los caminos que conducían por Francia a Santiago de Compostela desde la oficialización del hallazgo del cuerpo del santo apóstol en el año 843.14

Nuestra Señora de la Candelaria (o de Candelaria) es patrona de numerosos lugares que fueron templarios. A Tenerife la llevaron unos extraños ángeles de capa blanca y cirios procesionales, que se la dejaron a los guanches antes de que llegaran los “godos” conquistadores.15 O tal vez la llevó el mismo conquistador Jean IV de Bethencourt, que había obtenido de Benedicto XIII (el Papa Luna del castillo templario de Peñíscola) un subsidio de cruzada y llevaba en las velas de su barco la cruz templaria de las ocho beatitudes, junto con una enigmática Virgen Negra en el gallardete. O tal vea la llevaron, directamente, templarios fugitivos. Se cuenta que los guanches encontraron la Virgen Negra con la vela verde en la playa de Chimisay de Güimar. Luego, la imagen de la Virgen de Candelaria, la última Virgen Negra del Temple, estuvo en la cueva llamada de Achbinico o de San Blas.16

Nuestra Señora de Candelaria
Iglesia de Santa Úrsula
Adeje (Tenerife)
En la localidad tinerfeña de San Juan de la Rambla hay un letrero que recuerda que el 7 de noviembre de 1826 el barranco de Tapia se llevó por delante el castillo de San Pedro y el convento en cuya iglesia se encontraba la primitiva Virgen de Candelaria. Aunque hay quien piensa que la imagen no desapareció, sino que puede ser la que hay en la iglesia de Santa Úrsula de Adeje, tenida siempre como una copia del siglo XVI, pero que ahora se piensa que es anterior.17

En muchos lugares se celebran las fiestas de la Candelaria y San Blas, los días 2 y 3 de febrero. En nuestro ámbito cercano, esos días son una ocasión perfecta para visitar a la Virgen del Rocío en su aldea.

Pero volvamos a la Semana Santa sevillana, en la que tenemos a Nuestra Señora de la Luz en el Misterio de sus Tres Necesidades, en el calvario de la Carretería, y, ya bajo palio, a María Santísima de la Candelaria, que derrama su luz en el paseo de Catalina de Rivera el Martes Santo, y a Nuestra Señora de la Presentación, que va, con su copiosa candelería, tras el Santísimo Cristo del Calvario en la Madrugada de tinieblas que es precursora de luminoso Viernes Santo.

Nuestra Señora de la Presentación
La candelería del paso de palio es glosada como una señal de la presencia salvífica de Dios, imagen de la zarza que no se consume.18 También se la ha comparado con una cascada escalonada de luz sobre el rostro de la Virgen,19 y con la multitud de almas de los fieles. A mí me parece que las velas de la candelería ascienden hacia Nuestra Señora; más aún: hacen que nuestra vista ascienda, se eleve hasta Ella. Y, a su espalda, tras su paso, los candelabros de cola, ondulados y cimbreantes, como tallos que salen de un tronco común,20 hacen que las candelas –de luz espiritual y salvífica– fluyan como un torrente, como un don, como un riego fructífero, esparciéndose a borbotones a ambos lados del manto protector.21

Después de todo, si el paso de palio es metáfora de la propia Virgen, y cada uno de sus elementos (la luz, la flor, la plata... la gloria...) son también, a su vez, metáforas de Nuestra Señora, la emoción que nos hará vibrar ante un paso de palio no será otra que la de recibir la propia luz de la Virgen.



1. Martínez Alcalde, Juan. La Virgen Dolorosa y el paso de palio, en Sevilla penitente II (VV.AA.)
2. Génesis 1: 3-5
3. Evangelio de san Juan 8:12
4. Bachelard, Gaston. La Psychoanalyse du feu. También Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
5. Evangelio de san Lucas 2: 22-39
6. Levítico 12
7. www.es.wikipedia.org
8. La Presentación del Señor y Purificación de la Virgen María (www.corazones.org)
9. www.es.wikipedia.org
10. www.hijasdelatierra.eswww.universo-celta-pueblos.blogspot.com.es
11. Huynen, Jacques. El enigma de las Vírgenes Negras
12. Se recomienda leer el capítulo 18 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado Cofradías.
13. Regla del Temple, artículo 75 (según La Regla Primitiva de los Templarios, traducción del original realizada por Montserrat Robrenyo, basada en la edición de 1886 de Henri de Curzon, que representa la regla dada a los caballeros del Temple por el Concilio de Troyes en 1129. Los templarios ya habían tenido con anterioridad una regla de 72 artículos.
14. Huynen, ob.cit.
15. Espinosa, fray Alonso de. Historia de Nuestra Señora de Candelaria, citada por García Atienza, Juan, en La mística solar de los templarios
16. Alarcón Herrera, Rafael. La última Virgen Negra del Temple
17. En un artículo publicado en 1999 por V. Gómez se afirma que, tras datación por carbono 14, la imagen es del siglo XV. Los marqueses de Adeje y condes de la Gomera eran mayordomos de la Virgen de Candelaria y tenían casa en el camino de la cueva de San Blas (www.loquelaspiedrascuentan.blogspot.com.es). También www.laopinion.es
18. Éxodo 3: 2. González Gómez, Juan Miguel. Sentimiento y simbolismo en las representaciones marianas de la Semana Santa de Sevilla, dentro de Las cofradías de Sevilla. Historia, antropología, arte (VV.AA.)
19. Martínez Alcalde, ob.cit.
20. González Gómez, ob.cit.
21. Se recomienda leer el capítulo 5 de esta serie, titulado Maphorion, el refugio.