miércoles, 28 de mayo de 2014

SEVILLA SALOMÓNICA (21: COLUMNAS QUE SEÑALAN AL ORIENTE)

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y todo el XIX, la mayoría de los estudiosos del Templo de Salomón fueron masones. La filosofía científica y humanística de Arias Montano y Villalpando ha dejado paso a una lectura espiritual, y Salomón es ahora visto como un gran mago.

En 1717, en una Europa desgarrada por las guerras de religión, nació en Londres la masonería especulativa, que fue implantada en Francia sobre 1725 por británicos que huían de las persecuciones políticas y religiosas. Surgió así el Rito Francés Moderno, teñido de Ilustración.

La rama escocesa, tras su paso también por Francia, regresó a Escocia en 1846, dando así forma definitiva al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que conserva un alto espíritu caballeresco.

Pero es necesario que hagamos un recorrido por la Historia.

Los orígenes están en la masonería operativa, en las cofradías de constructores medievales, desde que en el siglo XI se volviera a la construcción en piedra imitando los modelos romanos, y promoviendo así el estilo que por esta razón se llamó románico. Las nuevas obras implicaban necesidades de organización y de especialización que dieron lugar a corporaciones de masones (del francés maçon, albañil), a cuyo frente estaban los maestros. Al ser los masones libres, francos (hoy diríamos autónomos), fueron también llamados francmasones.

Enrique III de Inglaterra acompañando al
maestro de obras.
La vida de los santos Albano y Amfíbalo
Y las alegorías del lenguaje masónico hay que buscarlas en los monasterios benedictinos. En el siglo VIII vivió en Britania san Beda el Venerable, que relató la construcción del Templo de Salomón en su De Templo Salomonis Liber.1 Beda, entendiendo que el Templo centraba la espiritualidad de los maestros constructores, creó un método de desarrollo personal a partir de su simbología. Gracias a su influencia, en el siglo XI los benedictinos cluniacenses redactaron las constituciones de las logias de constructores.2

Por otra parte, la conmemoración del ciclo anual y de los solsticios, considerados puertas del cielo, fue una práctica de las organizaciones de oficio, como los Collegia Fabrorum de Roma, pasando después a la masonería operativa medieval. El dios Jano, el dios bifronte, que mira al mismo tiempo al pasado y al futuro, dejó paso en la Cristiandad a los santos Juanes, el precursor y el cronista. La celebración del solsticio de verano como la puerta de los hombres, la puerta de las almas mortales, se convirtió en festividad de san Juan Bautista, y la fiesta solsticial del invierno, la puerta de los dioses o de las almas inmortales, se vinculó al culto a san Juan Evangelista. Esta dialéctica cíclica trascendental es parte esencial hoy de la filosofía masónica.3

Los benedictinos, los constructores o masones laicos y los templarios vivieron en la misma época, la de las cruzadas, las peregrinaciones y las construcciones románicas y góticas. El cluniacense papa Urbano II predicó la Primera Cruzada. La orden benedictina fue la principal promotora de peregrinaciones a Tierra Santa y a Compostela. Y de Cluny surgieron las logias de constructores que difundieron el románico por Europa. Luego, con la reforma cisterciense y con san Bernardo llegaría la Orden del Temple y el románico dejaría paso al gótico. Es el campo en el que florecería la trilogía masónica: la sabiduría contenida en las abadías, la fuerza de los castillos y la belleza de las catedrales, que definirían el templo cristiano con la cabecera en el Oriente, con un simbolismo que haría suyo también la masonería.4

Escocia fue destino de muchos templarios que escaparon de Felipe IV de Francia y que, ayudando a la causa independentista escocesa, se reconvirtieron en órdenes como la de San Andrés del Cardo. Ya estaban operativas las logias de constructores. Los Saint Clair, que construyeron la capilla Rosslyn, practicaron un cristianismo esotérico. Y William Saint Clair fue gran maestre de los Gremios y Órdenes de Escocia.5 En el manuscrito Grand Lodge, de 1583, se citan los orígenes bíblicos de la masonería, en relación con el Templo de Salomón. El simbolismo del Templo jerosolimitano fue así el eje de la francmasonería medieval.6

Pablo de Olavide
www.personal.us.es
Volvamos a la masonería especulativa. Su historia en España es, en gran medida, la historia de una persecución. Desde que en 1738 fue condenada por la Inquisición, hasta la actual democracia, la masonería española solo ha vivido cortos periodos de tolerancia, como el Sexenio Revolucionario y la Segunda República.7

Seguramente fue masón Pablo de Olavide, el asistente que modernizó Sevilla enfrentándose a todos los poderes fácticos de la ciudad, y que, encerrado por la Inquisición, huyó a Francia y vivió la Revolución. Regresó y murió en Baeza.8

Jovellanos no fue sevillano, pero fue aquí magistrado de la Audiencia y promotor de la Sociedad Patriótica de Sevilla. Sí nació aquí Luis Daoíz, el héroe del 2 de Mayo.

Blanco White, hijo del vicecónsul británico, proclamó desde Londres la masónica constitución española de 1812. Otro masón, Rafael del Riego, en 1820, se alzó en Las Cabezas de San Juan y derrocó al gobierno en 1820; lo pagó.9

Entre los ilustres masones sevillanos está Alberto Lista, que ya con trece años ocupó como sustituto una cátedra de matemáticas en la Sociedad de Amigos del País, y que fue poeta, periodista y crítico literario, además de sacerdote. Tuvo que exiliarse por afrancesado. Cuando regresó, rechazó el obispado de Astorga, pero ocupó en 1836 una cátedra en el Ateneo de Madrid. De vuelta a Sevilla, fue canónigo.

A finales del siglo XIX se documentaban 19 logias masónicas en la capital hispalense y 3 en la provincia.10

Lápida en la antigua sede
del Ateneo, en la calle Tetuán
En 1887, Manuel Sales y Ferré fundó el vanguardista Ateneo de Sevilla, de inspiración masónica, que hizo florecer la vida cultural de Sevilla y aun de España. Miembros suyos fueron ilustres políticos masones como Diego Martínez Barrio, presidente de la Segunda República, o Blas Infante, que impregnó el himno de Andalucía de filosofía masónica al definir a los andaluces como hombres de luz. No hay que olvidar que fue en el Ateneo sevillano donde se habló por primera vez de un ideal andaluz, en 1909, como acredita un azulejo.

Hay logias en que se exige a los aprendices el candor, entendido como pureza del alma y amor a la verdad. Reivindiquemos este candor, recordando que de Oriente es la estrella de la ilusión de la Epifanía y de Oriente vienen puntualmente cada año los Reyes Magos en la cabalgata que organiza el Ateneo.

En Sevilla trabajó el onubense Antonio de Seras, que montó en un solar segregado del antiguo convento de San Agustín su Instituto de Higiene, cuyo edificio pervive afortunadamente. Es el número 7 de la calle Luis Montoto, la calle identificada, en el lenguaje ordinario, como calle Oriente.

Antonio Machado fue iniciado masón en la logia Matuana de Madrid. El más joven representante de la generación del 98, filántropo, profesor y poeta, tuvo que ir a morir a Colliure.11

También tuvo que exiliarse el brillante escritor, periodista y cronista oficial Manuel Chaves Nogales, que murió en Inglaterra. Y en el exilio mexicano murió el catedrático Demófilo de Buen.

José González y Fernández de la Bandera y Horacio Hermoso fueron alcaldes, fusilados por Franco, como también lo fueron Manuel Barrios y el propio Blas Infante. La masonería había quedado arrasada.

Actualmente, la logia más antigua y más numerosa de Sevilla es Obreros de Hiram, que “levantó sus columnas” en 1985, en la línea del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Es independiente de cualquier tendencia religiosa, política o social. El propio nombre de la logia es la más clara alusión al salomonismo constructivo. En su emblema, con el compás y la escuadra, la balanza y el lema Poli ut Adaequatur (pule para ajustar), hay cinco granadas que son también evocación de las muchas que adornaban los capiteles de Jaquín y Boaz en el Templo de Salomón.12 La granada, con su simbología de regeneración y de unión,13 de paz, de diálogo y de fraternidad, estaba tan profusamente presente en el Templo que hasta el pomo del cetro del sumo sacerdote era una granada de marfil.14

La logia Mediodía, que consagró su taller un día de San Juan, imitando, como tantas, a la primera obediencia masónica de 1717, tiene en su emblema triangular un sol iluminando espigas de trigo en un damero. El emblema de la logia Itálica evoca el rosetón de la puerta de San Cristóbal de la Catedral sevillana. Y la logia Luz de Al Andalus tiene como emblema una estrella octogonal con el sol en su centro.

Logia Itálica (vista desde el Oriente)
La logia Tartessos, vinculada al Rito Francés Moderno, se declara adogmática y liberal, libre de influencias externas.

Una logia es también templo y taller. Se accede por el oeste, entre dos columnas que emulan las del Templo de Salomón: en el sur, Jaquín, que suele estar coronada por una esfera celeste; en el norte, Boaz, coronada por una esfera terrestre. La masonería ha recuperado la simbología de las dos columnas: las fuerzas tenantes contrarias en equilibrio dialéctico, los pilares de la eterna estabilidad, la construcción absoluta y esencial, las virtudes de la misericordia y el rigor que dan marco a la belleza en el árbol sefirótico de la cábala…15

La forma de la logia sugiere el Universo. En el Oriente, anunciando la espera, está el triángulo que simboliza la estructura del pensamiento como resultado último del proceso vitalizador de la luz. Y, enmarcando el Oriente, el sol y la luna.

Logia Obreros de Hiram (vista desde la entrada)
El sur, el mediodía, es el lugar más luminoso. Una cadena de unión circunda el templo. En el centro está el damero con tres columnas de los tres órdenes clásicos en tres de sus ángulos, representando la sabiduría, la fuerza y la belleza, las virtudes que es necesario inculcar al aprendiz masón. Ahí están representados los tres personajes que construyeron el Templo de Jerusalén:16 la sabiduría es Salomón, el más sabio de todos los hombres; la fuerza es el rey de Tiro; la belleza es Hiram Abif.

Sabiduría, fuerza y belleza son las principales habilidades para combatir la hipocresía, la ignorancia y la maldad; son los símbolos de los principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad, que pasaron a la Historia como lema de la Revolución Francesa; y son los tres pilares que esperan al cuarto pilar, que es la acción del hombre.17

Puerta principal el edificio Abengoa,
en la avda. de la Buhaira
Hablando de la Sevilla salomónica actual, merece la pena fijarse en el edificio Abengoa, que hace esquina a Luis Montoto y la Buhaira, y apreciar sus triángulos rectos a modo de pirámide. Su planta es la representación de un templo masónico. Para ilustrar este artículo, me quedo con las dos columnas que flanquean la entrada y que, como ocurría en el Templo de Salomón, reciben los rayos del sol de la mañana.

Las columnas del Templo de Salomón abren, con la masonería, el camino hacia el Oriente. No es como si entráramos en el Templo de Salomón; es como si, ya iniciados, saliéramos de él hacia la luz.

Por Oriente sale el sol. Oriente es la fuente de vida. Mirar al Oriente es dirigirse espiritualmente hacia el foco que irradia la luz espiritual.18



1. San Beda. De Templo Salomonis Liber
2. Callaey, Eduardo R. La Masonería y sus orígenes cristianos. El esoterismo masónico en los antiguos documentos benedictinos
3. Se recomienda la lectura de los capítulos 18 y 20 de esta serie, respectivamente Cofradías y La quintaesencia de la locura, y del capítulo 7 de la serie Sevilla y las Ocho Beatitudes de San Juan, titulado De Jano a Letrán y de Letrán a Sevilla y a la cruz como signo también del Evangelista.
4. Callaey, Eduardo R. El otro imperio cristiano: de la Orden del Temple a la francmasonería
5. Sinclair, Andrew. El pergamino perdido de los templarios
6. Biblioteca de la Gran Logia Unida de Inglaterra, citada por Sinclair, Andrew, ob.cit.
7. Enríquez del Árbol, Eduardo. La masonería en Sevilla
8. Se recomienda la lectura del capítulo 19 de esta serie, Con las luces, las cruces, y del capítulo 10 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias, titulado La cruz en triunfo.
9. Mendívil López, Leopoldo. Secreto 1929: la consumación
10. Ibid. 7
11. García Diego y Ortiz, José Antonio. Antonio Machado Masón
12. 1 Reyes 7, 18
13. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
14. Vázquez Allegue, Jaime. La granada del Templo de Jerusalén (ideal.es 4 de diciembre de 2007)
15. Se recomienda la lectura del capítulo primero de esta serie, titulado Etimologías, letanías, columnas y tronos de la sabiduría.
16. 1 Reyes 7, 2. Crónicas 2 y 4
17. Agradezco haber participado en una tenida blanca (sesión abierta) en la logia, de la que es venerable maestro Antonio Hernández Espinal, mi hijo.
18. Ibid. 13



miércoles, 21 de mayo de 2014

SEVILLA SALOMÓNICA (20: LA QUINTAESENCIA DE LA LOCURA)

En 1866, Demetrio de los Ríos diseñó las puertas de la Concepción y de San Cristóbal (o del Príncipe), norte y sur de la Catedral de Sevilla, que se acabaron ya en las primeras décadas del siglo XX.

Puerta de San Cristóbal. En primer término, réplica del Giraldillo
El tímpano de la puerta de San Cristóbal desarrolla un curvilíneo y airoso sello de Salomón, que el visitante puede ver mientras hace cola, tras la reproducción del Giraldillo, la singular veleta que dibujara Juan Bautista Vázquez el Viejo, congregante de la Granada. Imaginemos que entramos en las naves catedralicias por esta puerta, la puerta del sur, del sol y de la luz, la puerta de Cristo, que es el sol de justicia y la luz del mundo. Ofero, el colosal porteador que, tras haber sido portador de Cristo fue llamado Christophorus, es quien nos mueve, como suele hacerlo a la entrada de las iglesias, aunque su culto sea simplemente opcional desde que así lo decretara Pablo VI en 1969.1

Detalle de San Cristóbal, con su pie de seis dedos
El San Cristóbal sevillano, según lo pintó el italiano Alessio en 1584, viene de la ruina y avanza, tras la purificación del agua, hacia el conocimiento, donde se encontrará, a mitad del camino, con el ermitaño que se alumbra con una linterna. Alquimia pura. Y pone en tierra firme su pie de seis dedos, que evidencia los doce puntos de apoyo del ciclo solar y los veintidós arcanos mayores del tarot si sumamos los dedos de sus manos. El pájaro exótico es símbolo de fraternidades, y su lenguaje es el lenguaje de los iniciados… En el fresco hay fuego, tierra, aire y agua: los cuatro elementos, los principios básicos de la vida que según los primeros filósofos y científicos integraban todo el universo.

La Lemegeton Clavicula Salomonis, la Llave menor de Salomón, grimorio del siglo XVII basado en la Clavis Salomonis atribuida al sabio rey bíblico, trata en su Ars Paulina de los ángeles que gobiernan los signos zodiacales y su relación con los cuatro elementos, los “ángeles del hombre”. Abundan en la Cristiandad los tetramorfos, iconos de los cuatro elementos, basados en las visiones de Ezequiel y en el Apocalipsis, con sus cuatro ángeles zoomorfos.2

Delante de san Cristóbal está el sepulcro del marino que quiso llamarse Cristóbal Colón, Christophorus Columbus, el palomo de la paz portador de Cristo, un milenio y medio después de que Jesús anduviera por estas tierras y estas aguas. ¡Qué importa que en el mausoleo haya solo unos pocos restos del almirante y que haya otra parte en Santo Domingo!3

Puerta lateral de la capilla de Ntra. Sra. de la Antigua
Y a la izquierda, al otro lado de la tumba de Colón, está la puerta lateral de la capilla de la Virgen de la Antigua, renacentista pero de simbología medieval, abierta al este a imitación del Templo de Salomón y con dos columnas verdes. En el arco peraltado hay seis figuras ante sendas veneras, símbolo de los constructores medievales:4 en el nivel más bajo, los dos “hijos del trueno”: a la izquierda san Juan con una copa sobre la que parece haber una serpiente; a la derecha Santiago, que además de llevar un libro cerrado parece haber portado un cayado real; en el segundo nivel, a la izquierda, una figura con un libro cerrado y un basto, y a la derecha otra figura con un compás abierto (no una cruz de San Andrés como creen algunos) y un libro también abierto; en el arco, a la izquierda, un hombre de edad –a diferencia de los demás–, con un libro abierto y una escuadra, que toca con su dedo índice derecho su frente apuntando a la glándula pineal; y a la derecha, la sexta figura con una gran espada y un libro cerrado. El centro de la frente es el tercer ojo. Los libros abiertos son conocimiento exotérico y los libros cerrados son conocimiento esotérico, de iniciados. La escuadra y el compás son símbolos de los maestros constructores, que pasaron a los masones, y los palos de la baraja, puesto que el cayado real equivale al oro, simbolizan los cuatro elementos esenciales. Efectivamente, los oros son la tierra y su fuerza, lo material, el fundamento y equilibrio; las copas se vinculan con el agua, las emociones y los sentimientos; las espadas están asociadas al aire y al mundo de las ideas; y los bastos simbolizan el fuego que transforma la materia, la sabiduría que Prometeo robó a los dioses.

Ático de la reja de la capilla del coro, en la que se representa el
Árbol de Jesé. Puede observarse claramente la figura de Jesé recostado.
Frente a nosotros, al otro lado del crucero, sobre el altar de plata del Jubileo, que tapa la puerta de la Concepción, y el cuadro de la Inmaculada con la cara de la Macarena que pintó Alfonso Grosso para conmemorar el centenario del dogma, el rosetón rodeado por un árbol que no es otro que el Árbol de Jesé, la genealogía de Cristo que fue símbolo de la Concepción Inmaculada de María.5 Es el mismo árbol que corona la reja de la capilla del coro, frente al grandioso retablo mayor, y el mismo que inspiró el famoso “cuadro de la Gamba”, en el altar de la Concepción, junto a la puerta sur. El cuadro es llamado así por el elogio de Alessio a Luis de Vargas por la pierna de Adán: “piu vale la tua gamba che tutto il mio San Cristoforo”. Y el árbol genealógico que ensalza la Concepción Inmaculada está así presente por triplicado en el travesaño del crucero, que cruza la logia por el centro.

La decisión de construir la Catedral de Santa María de la Sede se tomó en 1401, estando vacante la sede arzobispal. En 1433 empezó la construcción por los pies, contrariamente a lo que era normal. Tras el autor de las trazas, el flamenco Ysanbarte, fueron maestros mayores Carlín, Normán, Hoces, Colonia, Rodríguez (destituido tras el derrumbe del cimborrio) y Gil de Hontañón, que lo fue hasta 1519. Con ellos trabajaron todo tipo de obreros cualificados, la mayoría extranjeros. Maese Carlín, por ejemplo, procedente de Normandía, había trabajado en grandes catedrales europeas, y llegó huyendo de la Guerra de los Cien Años. Se puede afirmar que nuestra Catedral es la última obra de los maestros alarifes, anónimos porque quien respondía por el trabajo era la fraternidad a la que pertenecían. El templo, de un gótico decadente, por tardío, pero de simbología medieval plenamente vigente, se consagró en 1506.

Estudio del sello de Salomón en relación con la logia central de la Catedral.
Sánchez Gallego, Juan. Guía esotérica de la Catedral de Sevilla
Símbolos de los cuatro elementos en la
fachada de la farmacia de Tetuán, 4
Su logia central es un rectángulo, un cuadrado oblongo con treinta y dos columnas, tantas como senderos tiene el árbol sefirótico de la cábala. Su área es igual a la del hexagrama, el sello de Salomón que, partiendo del centro, se inscribe en el círculo exterior y se circunscribe al interior. En el sello de Salomón, una solución de cuadratura del círculo, están contenidos los símbolos de los cuatro elementos.6

Hay otras ocho columnas fuera de la logia. En la Catedral sevillana abunda el número 8, el número de la resurrección y la regeneración que además es símbolo del infinito e imagen del nudo que Alfonso X legó a la ciudad que nunca lo dejó. Pero puede también considerarse el 8 un símbolo de la Virgen, cuya natalidad es el 8 de septiembre, según lo cual la Virgen protegería la logia desde fuera.7

El eje longitudinal del templo catedralicio es asuncionista, desde la puerta de la Asunción a la Virgen de los Reyes, pasando por el retablo mayor, en que la gótica Virgen de la Sede, que es trono de la sabiduría hasta en el nombre, muestra una bola con azucenas en su mano derecha.

En la puerta de la Asunción resalta la obra de Lorenzo Mercadante de Bretaña, el bretón, de origen celta, que llegó en 1453 a través del Camino de Santiago y se rebautizó al hacerse sevillano. Lo llamó el cardenal Cervantes. Mercadante es el viajero que se busca la vida, que tal vez quiso llamarse Lorenzo porque llegó en verano, acaso en el día del santo. Muerto el cardenal Cervantes, Mercadante hizo su mausoleo de alabastro y retrató al cardenal con la cruz patada en su estola y en los guantes. Así reposa en la capilla de San Hermenegildo.8

La Catedral tiene tres grupos de ocho capillas cada uno (3x8). Frente a la capilla de San Hermenegildo está la de los Scalas, donde ha recalado la Virgen de la Granada que inspirara la devoción inmaculista. La preciosa reja tiene otro Árbol de Jesé.

Vidriera de Daniel, Salomón, Habacuc y Matusalén,
con detalle de Salomón
En la nave central, en la tercera vidriera del lado del Evangelio, obra de Enrique Alemán, de 1478, está Salomón, con Daniel, Habacuc y Matusalén.

El Templo de Jerusalén está reproducido ampliamente, en el abrazo de la Puerta Dorada, en la presentación y la Purificación de María, en la escena de Jesús con los doctores, en la expulsión de los mercaderes…; en lienzos, en tablas, en el retablo mayor, en vidrieras… Y hay columnas salomónicas en retablos como el de la capilla de la Concepción grande o el de la de los Jácomes, e incluso en el tabernáculo, en clara coherencia bíblica.

En la cabecera, la Capilla Real circular, a la que se accede bajo el arco de los reyes de Judá, citados en el árbol genealógico de Cristo,9 habiendo participado todos ellos en la construcción o restauración del Templo de Salomón.10 Y ante la salomónica Capilla Real, tres estrellas de ocho puntas en el suelo, que son referencia de Jesús y de María: de Jesús, porque componen el 888, el número de la sublimación del espíritu de la regeneración;11 de María porque son las mismas estrellas que adornan el manto de la Theotokos, Virgen antes, durante y después del parto.12

Puerta de las Campanillas
Y a ambos lados de la Capilla Real, dos puertas que conservan sus nombres operativos: en el lado del Evangelio la de los Palos, llamada así porque allí se almacenaba la madera para la obra, y en el de la Epístola, la de las Campanillas, en la que se llamaba a los obreros al trabajo, y cuyo tímpano, realizado por Michel Perrín en 1523, representa la Entrada de Jesús en Jerusalén, que según la tradición y la lógica, debió de producirse por la Puerta Dorada del Templo de Salomón; los cuatro evangelistas siguen a Jesús, cuyo pie forma una escuadra con la pata derecha de la borriquita y cuya mano controla el compás de la rienda por su vértice, el punto de mando; Zaqueo, en la palmera, se reproduce cada Domingo de Ramos. ¿Por qué los cuatro evangelistas? ¿Ha querido el autor reflejar los cuatro elementos? San Marcos se representa con el león, que es símbolo del fuego; san Mateo se simboliza con un joven, el agua; san Lucas, con un toro, la tierra; san Juan, con un águila, el aire. Se trata de los mismos animales sagrados de la alquimia, los elementos de la Esfinge: el león que oculta el enigma del fuego, el hombre del mercurio de la filosofía secreta, el águila del aire y el toro de la tierra.

Se sale al Patio de los Naranjos por la puerta del Lagarto, el reptil que los templarios criaron en la laguna de la Pajería. Allí está su recuerdo, junto con el colmillo de elefante, el bocado de cabalgadura y el bastón de mando, sugiriendo también los cuatro elementos.13 Y allí están la capilla de la Virgen de la Granada y el púlpito, que se me ocurre calificar como de verano. En la puerta del Perdón, Jesús expulsa a los mercaderes de la casa de Dios.

Dominando la altura, la Giralda, la genial y salomónica solución de simbiosis cultural. En 1751 se colocaron las jarras con bolas de azucenas. Aún tardaría un siglo largo en llegar el dogma.

Según la tradición, un canónigo había dicho: “Hagamos una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos”.14

La locura constructiva y creativa es el quinto elemento, la quintaesencia de los artistas.



1. Vorágine, Jacobo de la. La leyenda dorada. Ofero trabajaba para el señor más poderoso que conocía, el demonio, pero un ermitaño le habló de Dios. Jesús niño le pidió lo pasara a la otra orilla, resultando muy pesado, lo que provocó la conversión del coloso. En el San Cristóbal de Durero, el Niño Jesús es pura luz.
2. Ezequiel 1, 10. Apocalipsis 4, 1-9
3. Se recomienda la lectura del capítulo 5 de esta serie, Cruzadas del medio milenio tras el primer milenio de Cristo.
4. Se recomienda la lectura del capítulo 18 de esta serie, Cofradías, y del capítulo 12 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias, titulado Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
5. Sanz, María Jesús en Fiestas sevillanas de la Inmaculada Concepción en el siglo XVII
6. Sánchez Gallego, Juan. Guía esotérica de la Catedral de Sevilla
7. Ibíd. 6
7. Ibíd. 6
9. Evangelio de san Mateo 1, 1-16
10. Von Der Osten Sacken, C. El Escorial. Estudio iconológico citado por García López, David
11. Se recomienda la lectura del capítulo 7 de esta serie, El oro y la plata, la reverencia de los reyes y el humanismo imperial, todo para la gran reina. Se considera que el 888 es el número de Jesús porque la numeración griega del nombre IHSOUS es 888 (10+8+200+70+400+200), partiendo además de que el número 8 simboliza la regeneración y la resurrección, que, al triplicarse, se sublima en su máxima expresión.
12. www.es.wikipedia.org
13. Agradezco la sugerencia del profesor Ricardo Jiménez.
14. Ceán Bermúdez, Juan Agustín. Descripción artística de la Catedral de Sevilla



martes, 13 de mayo de 2014

SEVILLA SALOMÓNICA (19: CON LAS LUCES, LAS CRUCES)

Así como en el siglo XVII Sevilla había sufrido la calamidad de la peste, también tuvo que soportar otra catástrofe a mediados del XVIII. La ciudad, aunque estaba bien avanzado el siglo de las Luces, vivía aún en el Barroco cuando sufrió, en 1755, el terremoto (de Lisboa) que hizo tañer solas las campanas de la Giralda. Fue una ruina para el caserío de la ciudad y convirtió sus calles en “teatros de amargura y sentimiento”, pero no ocasionó pérdidas personales, lo que se atribuyó a la intercesión de la Virgen Inmaculada.1 Y su triunfo dio nombre a la plaza entre la Catedral, la Lonja, el Alcázar y el Hospital del Rey.

En 1760 fue nombrado asistente de Sevilla Ramón de Larumbe, caballero de la Orden de Santiago, miembro del Consejo del “cathólico y muy alto y poderoso Sr. D. Carlos III”, intendente general del ejército de los Cuatro Reinos de Andalucía y superintendente general de Rentas.2

Lápida de la columna de la izquierda
(según el espectador) de la pareja exterior
de la Alameda de Hércules
El asistente Larumbe completó el paseo de la Alameda de Hércules en 1764, con un nuevo distilo en el extremo cercano a la muralla, dando réplica al que colocara el conde de Barajas en el siglo XVI con columnas procedentes del templo romano de la Costanilla. Cayetano de Acosta realizó las nuevas columnas, rematadas por leones y escudos representativos de España y Sevilla. En ellas, sendas lápidas, prácticamente ilegibles ya, presentan en su cabecera, en salomónica solución, dos símbolos que además, por separado, tienen seguramente raíces salomónicas: el símbolo civil, el lema de la ciudad, el “nomadejado” de Alfonso X, acaso infundido por el nudo infinito de Salomón;3 y el símbolo religioso, la cruz patada (pattée) que difundieron los templarios, los Pobres Compañeros (Commilitones, compañeros de lucha) de Cristo y del Templo de Salomón, desde que el papa cisterciense Eugenio III se la otorgó en 1147. La forma ensanchada de sus extremos –como patas– parece inspirada en el crismón pirenaico. Es la misma cruz del Agnus Dei y de los sellos de los maestres templarios. Sobre su simbología se ha escrito mucho, como alegoría del ciclo solar y de la cuadratura del círculo, y como señal de los maestros iniciadores.4

El gran patrocinador de los templarios fue san Bernardo. La disciplinada orden, aguerrida y religiosa a un tiempo, daba cuerpo a los deseos del santo en su vocación de librar Tierra Santa de los enemigos del Cristianismo. El Doctor melifluo, como era llamado Bernardo, le dio su respaldo moral y espiritual en su Elogio de la nueva milicia (De laude novae militiae), inspiró su regla, de grandes analogías cistercienses, y fue su principal valedor en lo económico y en lo político.

San Bernardo había ingresado en el Císter en 1109, cuando la orden, restauradora del rigor benedictino, tenía apenas una década de existencia. En 1115 fundó la comunidad de Claraval (Clairvaux), cambiando el nombre del valle de la Amargura, y dos años después fue investido como abad. Por su influencia –fundó sesenta y ocho monasterios en toda Europa–, puede afirmarse que fue el padre del gran crecimiento cisterciense.5 El Císter y el Temple, por tanto, estaban estrechamente unidos.

Hornacina del brocal del pozo
de San Isidoro del Campo
Alonso Pérez de Guzmán, el Bueno, y su mujer, María Alonso Coronel, fundaron en 1301 el monasterio de San Isidoro del Campo en el lugar donde según la tradición estaba el colegio que creó san Isidoro, el arzobispo sevillano que fuera ponderado como un nuevo Salomón, y donde estuvo enterrado el santo patrón sevillano hasta el traslado a León en 1063.6 El monasterio se entregó a los monjes del Císter –caso insólito en el sur de España–. Luego vendrían los jerónimos. Pero antes, la iglesia cisterciense guardó como reliquia, en una hornacina protegida por una reja, un fragmento del brocal del pozo erosionado por el agua y la soga, que había hecho meditar al santo sobre el valor de la perseverancia, con una leyenda en latín que proclama que la gota horada la piedra; y, sobre la leyenda, la cruz patada.7

Lápida de limosnas de la
Capilla de San José
Un detalle significativo:  San Isidoro del Campo, junto a Itálica, responde a la misma tipología de templo fortificado de la Real Parroquia de Santa Ana, donde desde la restauración de 1972 lucen cruces templarias,8 y de la parroquia de San Antón de Trigueros, que los templarios construyeron para los antonianos.9

En Sevilla, podemos ver la cruz patada en lápidas, en el Salvador, en la Magdalena o en la Capillita de San José, que construyeron los carpinteros sevillanos. Pero, ciertamente, no abunda en las iglesias sevillanas, y está totalmente ausente en la heráldica cofrade de la ciudad, salvo el significativo caso de la cruz patada de plata de los mercedarios.10

En 1767 fue nombrado asistente de Sevilla Pablo de Olavide. Había nacido en Perú y había tenido una azarosa juventud, aparte de una exquisita formación, y había vivido en Francia, quedando impregnado de la filosofía de la Ilustración. Es curiosa la personalidad de Olavide, en la que se aúnan el espíritu filosófico enciclopedista, ponderado incluso por Voltaire, y una fuerte conciencia católica, que lo llevó a ser caballero de la Orden de Santiago e incluso a escribir El Evangelio en triunfo.11

Azulejos de cuarteles, barrios y manzanas
Cuando Carlos III, aconsejado por Campomames, lo designó superintendente para las Nuevas Poblaciones y asistente de Sevilla, Olavide pensó implantar aquí ideas y criterios propios de París. Mandó realizar el primer plano de Sevilla en 1771. Modernizó el gobierno municipal e instituyó la figura del alcalde de barrio. Organizó la ciudad en cuarteles (quartiers), barrios y manzanas, rotulando las calles, las lindes de las manzanas y determinados edificios relevantes, con pequeños azulejos. El ejemplo lo siguieron muchos particulares para los números de las casas. Y en todos los azulejos, por sistema, presidiendo, la misma cruz patada que utilizara la orden templaria, de francesas y cistercienses raíces.

Azulejos de edificios y casas
Raíces francesas tuvieron también los jardines de las Delicias, luego afinados por el asistente Arjona en 1825. El propio nombre que dio Olavide a la novedosa zona verde de Sevilla es un homenaje a Voltaire, del que fue huésped en su finca de recreo, llamada “Les Délices”. El Panteón de Sevillanos Ilustres es otro ejemplo parisino, aprovechando la cripta de la Casa Profesa de los expulsados jesuitas. Olavide, encargado de dar utilidad a los bienes de la Compañía y, por otra parte, de crear la Universidad sevillana, laica y unitaria, concibió así salomónicamente el nuevo uso integral del edificio de la calle de la Compañía (hoy Laraña, aunque con Olavide conservó el antiguo nombre dedicado a los jesuitas),12 manteniendo y aun abriendo a la ciudad la devoción del Cristo de la Buena Muerte. No deja de ser curioso: Sevilla, que había sido la nueva Jerusalén, la nueva Roma e incluso la nueva Babilonia, quería ser la nueva París.

Olavide ocupó el cargo de asistente en Sevilla hasta que en 1778 tuvo que comparecer ante el tribunal de la Inquisición.13

Azulejos de calles
¿Obedece la cruz de los azulejos a un ánimo de homenajear a los templarios? No olvidemos que Voltaire y Campomanes, dos de los amigos de Olavide, se significaron como historiadores recuperadores de la memoria de los caballeros del Templo de Salomón.14 Por otra parte, se cree, aunque no hay seguridad, que Olavide era masón. Otro de sus empeños fue la recuperación del barrio de la Mancebía, antes ocupado por el compás templario de Sevilla...

En cualquier caso, ahí están los “azulejos de Olavide”, un tesoro de la historia hispalense, gracias a los cuales conservamos memoria viva de nombres antiguos y entrañables. Hasta en la Catedral colocó el asistente un distintivo (de piedra en este caso) para señalizar cuartel, barrio y manzana…

Habremos de centrarnos en la Catedral en la próxima entrada.



1. Roda Peña, José. Sevilla, hitos y mitos
2. Placa del mercado de la Feria, en Omnium Sanctorum, abierto en el mismo año de 1764. En ella solo figura el lema NO8DO.
3. Se recomienda la lectura del artículo núm. 2 de esta serie, Rey sabio, nudo infinito.
4. Se recomienda la lectura del artículo núm. 14 de la serie La casa de la Pajería y sus circuntancias, titulado Geometría y devociones.
5. Merton, Thomas. San Bernardo, el último de los padres
6. Se recomienda la lectura del artículo núm. 1 de esta serie, Etimologías, letanías, columnas y tronos de la sabiduría.
7. Guía del Monasterio de San Isidoro del Campo, editada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía
8. Ibid. 3
9. Se recomienda la lectura del artículo núm. 13 de la serie La casa de la Pajería y sus circuntancias, titulado Al fin, los orígenes; por fin, el mar.
10. Se recomienda la lectura del artículo núm. 16 de esta serie, Elevar la mirada y dar gracias al cielo.
11. Defourneaux, Marcelin. Pablo de Olavide, el afrancesado
12. Ibid. 11
13. Ibid. 11
14. Voltaire. Historia Universal. Rodríguez Campomanes, Pedro. Dissertaciones históricas del Orden y Cavallería de los Templarios. Se recomienda la lectura del artículo núm. 10 de la serie La casa de la Pajería y sus circuntancias, titulado La cruz en triunfo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

SEVILLA SALOMÓNICA (18: COFRADÍAS)

El oficio de la construcción tiene raíces salomónicas: “Entonces los constructores de Salomón e Hiram y los hombres de Guebal cortaron las piedras. Prepararon tanto las piedras como la madera para edificar el templo”.1

Escultura de Jano bifronte
Museos Vaticanos
Luego, esta cultura asociacionista pasaría por Egipto, Grecia y Roma. Una tradición considera que el rey de Roma Numa Pompilio organizó alrededor del 700 a.C. los Collegia Fabrorum, la primera cofradía romana de artesanos, y mandó edificar un templo a Jano, el dios bifronte relacionado con los solsticios.2

En Francia y Alemania, en el siglo VIII, aparecieron cofradías de constructores, inspiradas, al parecer, en grupos de devotos artesanos judíos, a los que Salomón les habría encargado la misión –el sagrado “Deber”– del mantenimiento del Templo. Y así surgieron las cofradías francas (libres de impuestos) de “compañeros” (compagnons), protegidas por los templarios, que entraron en España por el Camino de Santiago. Muchas de estas cofradías tenían como patronos a los santos Juanes, los santos solsticiales.

Constructores en la Edad Media
Fundación Laboral de la Construcción
El compagnonnage medieval tenía tres ramas: los Hijos de Salomón (los “perros”) y los Hijos del Maestre Jacques (los “lobos”), que eran canteros, carpinteros y herreros, y los Hijos del Maestre (o del Padre) Soubise, que eran carpinteros, alicatadores y yeseros.3 También se agrupaban en la construcción otros grupos minoritarios, protegidos por los templarios: los antonianos, antiguos “hermanos de la limosna”, con su tau azul sobre su hábito negro, que cuidaban a los peregrinos enfermos del cornezuelo del centeno, que atravesaban Francia en su camino a Compostela,4 y los agotes, marginados, despreciados y recluidos en guetos, con una pata de oca roja en el hombro izquierdo, artesanos de la madera, descendientes de legendarios operarios del Templo de Salomón.5

Los constructores de la España cristiana, organizados en logias, eran un tipo especial de gremio. Al ser itinerantes, enriquecían y difundían su acervo constantemente. Manifestaban un sentido de fraternidad superior a otros gremios.

1. Capilla templaria de Aragnouet
2. Privilegio rodado de Alfonso X a la Guardia (Puebla del Río)
www.iaph.es
3. Privilegio rodado de Sancho IV a la Guardia (Puebla del Río)
3. Escudo de La Puebla del Río
En España, los Hijos del Maestre Jacques difundieron por Huesca y Navarra el crismón, del que ya habían dejado muestras en el Pirineo francés, como en la capilla templaría de Aragnouet.

El crismón (Christi monogramma) es el más usual monograma de Cristo, basado en la visión de Constantino en el Puente Milvio, aunque hay indicios de que ya existía antes como tetragrama de Jano. Lo cierto es que las letras alfa (como una A), ro (como una P), ji (como una X) y omega (que si es minúscula es como una w curvilínea) componen la voz griega que se traduciría como “soy el primero”.6

El crismón constantiniano estaba formado solo por las letras griegas ji y ro, las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego. En la Edad Media se habrían recuperado la alfa mayúscula y la omega minúscula, símbolos apocalípticos de principio y fin, y se añadirían un travesaño crucífero que también es signo de la tau, y la S, símbolo del Espíritu Santo.7

Los reyes castellano-leoneses, como Fernando III, Alfonso X y Sancho IV, encabezaron sus privilegios rodados con el crismón, como es el caso de la carta puebla otorgada por el rey sabio, y de la posterior confirmación por su hijo Sancho, a la Guardia Alcana (guardia del acceso a Sevilla por vía fluvial desde la desembocadura), la actual Puebla del Río, que guarda memoria de ello en su escudo (aunque con la omega mayúscula).

Escudo de la hermandad
de los Javieres
Las Congregaciones Marianas que nacieron en el seno de la Compañía de Jesús tomaron el monograma básico y le unieron la M de María. Y así lo vemos en el escudo de la hermandad sevillana de los Javieres. No olvidemos que en el castillo navarro de Javier nació Francisco de Jasso, que pasó a la Historia como san Francisco Javier y que, obviamente, es titular de la cofradía sevillana del Martes Santo.

Alfonso X fue claro impulsor de los gremios. Las Ordenanzas de Sevilla fueron muy completas, recogiendo toda la experiencia de la Reconquista; prohibían a los alarifes de carpintería entrometerse en obras de albañilería, y viceversa; y regulaban el “officio de los alariffes”, cuyo cargo se desempeñaba por nombramiento real, en función de los valores profesionales acreditados, y cuya misión era controlar la calidad de las construcciones. Sevilla, además, capitalizaba la experiencia y las habilidades mudéjares,8 sin olvidar la aportación de los judíos, sobre todo en labores de inspección.9

Entre la conquista de Sevilla y la de Granada, se formaron en Sevilla cofradías gremiales con fines religiosos, benefactores, políticos, sociales, económicos o incluso recreativos. Cumplían funciones asistenciales, hospitalarias y funerarias, además de las relacionadas con el culto y la penitencia pública. La Cofradía para la Obra de la Catedral o Manda Pía “para la Obra de Santa María de la See o Sede desta cibdad, para ganar los perdones que della son” está documentada desde 1297.10 Isambret, Carlín, Juan Normán, y luego Juan Gil de Hontañón, fueron maestros mayores alarifes de la Catedral de Sevilla.11

Fachada de la capilla de San Andrés
En los siglos XVI y XVII, los constructores de Sevilla no ejercían su profesión libremente, sino que funcionaban con estructura gremial. Para ejercer, tenían que pasar un examen y contribuir al sostenimiento del hospital de San Andrés.12 Del XVI, copiadas en 1626, datan las primitivas reglas de la hermandad de San Andrés, regidora del hospital, en la que se regulan los cultos y la procesión en la festividad del apóstol, así como un régimen de visitas a las posesiones del “espital” para reparar “aquello que vieren que es menester”.13

La antigua ermita de San Andrés pertenecía al recinto hospitalario del siglo XVI. El edificio es de planta rectangular, pero perceptualmente cúbico, como el Tabernáculo y como el Santo de los Santos del Templo de Salomón, símbolo de la perfección del orden divino y de la culminación de la Gran Obra, y como la Jerusalén Celeste del Apocalipsis,14 y seña de la iglesia triunfante.15 A mediados del siglo XVIII fue ampliamente reformado por Ambrosio de Figueroa, hijo del arquitecto de San Luis de los Franceses, que mantuvo la portada manierista y la estatua de piedra del santo, del XVII. Sobre el cubo ideal, emerge la cúpula octogonal, de ocho elementos triangulares entre radios de yesería, con los evangelistas y los padres de la Iglesia.

La capilla que es hoy de la hermandad y cofradía de los Panaderos está dedicada, al igual que la parroquia –lo que no deja de ser insólito– al santo patrón de los alarifes sevillanos, y está situada en el punto del casco histórico que cualquiera de nosotros señalaría con una equis si se le pidiera marcar el centro. Al lado está la calle de la Venera, el emblema del Camino de Santiago que comenzó siendo signo identificativo de los constructores, sublimación de la pata de oca y muestra de un conocimiento llegado del mar.16 ¿Respondería el patronazgo local de san Andrés a influencias de extranjeros en la conquista, dado que en ese momento, san Andrés es patrón, entre otros muchos países, de Escocia, de Prusia o de Amalfi? Quizás lo más lógico sea pensar que la importancia de su implantación en Sevilla podría obedecer a ser patrón de Borgoña, dado que de la Casa de Borgoña era el rey Fernando III. En cualquier caso, es patente el halo de espíritu caballeresco que rodea a esta devoción. No olvidemos que san Andrés es también patrón del Toisón de Oro.17

La retablística barroca y salomónica continuó vigente hasta bien avanzado el siglo XVIII, sobre todo por la influencia de Guadix, de cuyo círculo es el de la parroquia de la Magdalena. De ese momento histórico datan los que presiden los cultos de las cofradías de los Servitas, tras San Marcos, y de la Vera Cruz, en la capilla del Dulce Nombre de Jesús.18

El Barroco periclitó, y con él las columnas torsas. En próximas entradas tendremos oportunidad de acercarnos al salomonismo ilustrado sevillano.

Pero el Barroco no se fue de Sevilla definitivamente. A Sevilla, por las razones que fueran, le imprimió carácter. En Sevilla se puede dar un rodeo si es para ir por un camino más bonito. Aquí toma cuerpo la belleza de la curva. Sevilla es esencialmente, intrínsecamente, estructuralmente, barroca. Sobre todo en Semana Santa. Y, como aquí, hablar de cofradías es hablar de Semana Santa, hay que referirse al salomonismo barroco, cofrade y sevillano actual y, seguramente, eterno.

Paso del Stmo. Cristo de la Exaltación
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Surgió el neobarroco. En 1902, el Cristo de la Exaltación estrenó un nuevo canasto dorado. En él destacan, junto a los ángeles mancebos, las columnas salomónicas, cuya inclinación ideal encuentra reflejo en la propia inclinación de la cruz de la Exaltación.19 En 1925, el Cristo de la Fundación estrenó salomónica canastilla de caoba con personalísimos faroles.20 Y más recientemente, la canastilla de Nuestro Padre Jesús de las Penas, de la hermandad de la Estrella, también incorporó cartelas enmarcadas por columnas torsas.

Los palios de la Carretería, la Trinidad, San Vicente, Los Gitanos o el Carmen son como baldaquinos de varales salomónicos. Y también la canastilla del palio de la O reproduce el salomonismo de su retablo y de su torre.21

La propia Virgen María es referencia directa del Templo de Salomón, como Arca de la Nueva Alianza, según reza la Letanía Lauretana. María estuvo tres meses en casa de Isabel, como el arca del Antiguo Testamento había estado tres meses en casa de Obededón antes de ser llevada en procesión jubilosa –de gloria– a Jerusalén.22

Y hay advocaciones marianas que evocan presencias de María ante el sumo sacerdote del Templo de Salomón y que se hacen dolorosas en Sevilla:

La Presentación de María a los tres años, de tradicional devoción sevillana, aparece en escultura en Santa Ana, en el retablo del Buen Suceso, en el camarín de las Aguas del Salvador o en un cuadro del inmaculista Pacheco en la Sala Capitular catedralicia, y se hace dolorosa de la Presentación tras el Calvario.23

La Purificación de María en la Presentación del recién nacido y circuncidado Jesús, la fiesta que los templarios, tras cristianizar las mezquitas de la explanada del Templo, difundieron mixtificada con la fiesta celta de las Candelas, dio lugar al culto a la Virgen con la vela verde en la mano, la tinerfeña última Virgen Negra del Temple,24 que en Sevilla dio nombre a un hospital y a una iglesia trianera que después sería de los dominicos de San Jacinto,25 y, sobre todo, quedó entronizada en San Nicolás, frente a la antigua judería, donde se hizo dolorosa de la Candelaria para ir tras el Señor de la Salud por los jardines.

Paso de María Stma. de la Paz
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Pero se me antoja que la advocación más salomónica es la de la Paz, tanto en Jesús, el Miércoles Santo, como en María, el Domingo de Ramos, por encima de todos los avatares. Salomón es el “hombre de paz”; Jerusalén es –idealmente, claro está– la “casa de la paz”.26

Y ya conocemos al rey sabio, al menos en su significación para la Historia: no hay paz sin justicia.



1. 1 Reyes, 5.11
2. Se recomienda la lectura del artículo núm. 7 de la serie Sevilla y las ocho beatitudes de San Juan de este blog, titulado De Jano a Letrán y de Letrán a Sevilla y a la cruz como signo también del Evangelista.
3. Sinclair, Andrew. El pergamino perdido de los Templarios
4. Se recomienda la lectura del artículo núm. 13 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias de este blog, titulado Al fin los orígenes; por fin el mar.
5. Se recomienda la lectura del artículo núm. 12 de la serie La casa de la Pajería y sus circunstancias de este blog, titulado Un monte, unas aguas, unos caminos y un castillo.
6. Montaña, Carlos S. La geografía sagrada de Augusto (www.arkho.com). Diccionario manual Vox, griego clásico-español
7. Carmina Latina Epigraphica, citada por Hoyo, Javier del, en El crismón de la catedral de Jaca y la pérdida de la conciencia lingüística (www.anmal.uma.es). Apocalipsis 22, 13: “Yo soy alfa y omega”.
8. González Arce, J.D. Sobre el origen de los gremios sevillanos
9. Ordenanzas de Sevilla, capítulo XXVIII: Officio de los alariffes que son alcaldes de las lauores, commo son puestos e commo husan, según cita de Gómez, Rafael en Los constructores en ka España Medieval
10. Archivo de la Catedral de Sevilla. Legajo 31. Abades. Testamento de Mari Pérez. 1297, citado por Sánchez Herrero, José. Las cofradías sevillanas. Los comienzos, dentro de Las Cofradías de Sevilla. Historía, antropolofía, arte (VV.AA)
11. Gómez, Rafael. ob. cit.
12. Pleguezuelo, Alfonso. Arquitectura y construcción en Sevilla (1590-1630)
13. Primitivas Reglas de la Hermandad de San Andrés, editadas y comentadas por Roda Peña, José, en el Boletín de la Hermandad Los Panaderos
14. Apocalipsis 21, 16
15. Partridge, Loren. El Renacimiento en Roma
16. García Atienza, Juan. Leyendas del Camino de Santiago. Volumen 1
17. Ballesteros Berretta, Antonio. Sevilla en el siglo XIII. En la conquista y repartimiento de Sevilla hubo grupos de extranjeros escoceses, alemanes y franceses, entre otras procedencias. Escocia es lugar de fuerte implantación templaria; Prusia está vinculada a los teutones; Amalfi es el lugar de procedencia de los hospitalarios, que, por supuesto estuvieron también presentes en Sevilla, y que acabaron convirtiéndose en la Orden de Malta.
18. Falcón Márquez, Teodoro. Una arquitectura para el culto. Sevilla Penitente, Tomo I
19. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las Cofradías sevillanas
20. Moreno Navarro, Isidoro. La antigua hermandad de los negros de Sevilla: etnicidad, poder y sociedad
21. Se recomienda la lectura del artículo núm 16: Elevar la mirada y dar gracias al cielo, de esta misma serie.
22. 2 Samuel 6, 11-15. 1 Crónicas 15
23. Mena Calvo, José María de. Todas las Vírgenes de Sevilla
24. Alarcón Herrera, Rafael. La última Virgen Negra del Temple
25. Ibid. 23
26. Del hebreo, shalom, paz. Parece que la raíz hay que buscarla en el nombre árabe Suleiman, donde man es hombre o mente en lengua aria. En cuanto a Jerusalén, la voz hebrea yeru se traduce por casa.