martes, 17 de noviembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (Y 24: SU TIERRA, SU CATEDRAL Y SU PUEBLO)

La estación de penitencia es la ocasión que tiene la Virgen dolorosa de pisar su tierra. La tierra de María Santísima, según el diccionario de la RAE, es Andalucía,1 ¿pero alguien duda de la influencia que ejerció Sevilla, la nueva Jerusalén, la metrópoli del sur de España, desde que fue recuperada por Fernando III, sobre toda Andalucía? El poeta ecijano Benito Mas y Prat (1846-1892) escribió La Tierra de María Santísima pensando en el alma de Andalucía, “la región más bella del mundo”,2 pero la poetisa marchenera Antonia Díaz (1827-1892) focalizó el tema en Sevilla al contarnos cómo “cierto extranjero” había acusado a la ciudad de ser mariana en detrimento del culto a Dios. Después de todo, era la ciudad de Sevilla la que tenía que soportar críticas por ser “tierra de María Santísima”.3

Detalle del paso de María
Santísima de Regla, con la
imagen de la Virgen de Regla
de Chipiona (Cádiz)
Esta tierra, que era un reino, fue el lugar de la arribada legendaria de la Virgen Negra de Regla, traída por san Cipriano, el discípulo de san Agustín, el día de la Visitación del año 443.4 Esta tierra fue la que, según otra leyenda, acogió en los siglos VI y VII a san Leandro y san Isidoro; el primero trajo de Roma la imagen, regalo del papa, que se convertiría después en Virgen del Valle y en Virgen de Guadalupe;5 el segundo fue el “Primer biógrafo de la Virgen” y sus Sinónimos sirvieron de modelo a san Ildefonso para De Virginitate perpetua Sanctae Mariae Virginis.6 En esta tierra pervivieron los iconos marianos del Coral y de la Antigua en tiempos de los moros. San Fernando trajo a esta tierra su veneración por la Sedes sapientiae y en ella fundó el hospital del que salió la Divina Enfermera.7 En este reino abundaron las invenciones de imágenes marianas, y a él devolvió mosén Per de Tous la imagen que era de la puerta de Córdoba.8 De esta tierra partió la cruzada atlántica y en la Casa de Contratación tuvieron su Virgen los navegantes. En esta nueva Jerusalén de Occidente arraigaron devociones con aroma de Tierra Santa: la Virgen de Belén, la del Carmelo –la Stella maris–, Nuestra Señora del Monte Sión...

Escudo de Sevilla
Aquí, en esta tierra que regala cada primavera la dulce exaltación del azahar, se gestó, con gran protagonismo del pueblo, el movimiento en defensa del misterio de la Inmaculada Concepción.9 Aquí explotó la devoción popular por el Rosario y empezaron los rosarios callejeros, que marchaban tras un simpecado. Y en un rosario callejero nació aquí la devoción a la Divina Pastora.10 Por todo eso y por mucho más, Sevilla, desde 1946, ostenta el título de “Mariana” en su escudo, a propuesta de la hermandad de San Bernardo.11

Detalle del suelo de la Catedral de Sevilla
ante la Capilla Real
En Semana Santa, en su procesión por Sevilla, la Virgen debe ir con su paso de palio a la Catedral, que es la gran cueva de todos. Es preceptivo desde 1604, cuando el cardenal Niño de Guevara decretó que las cofradías visitaran la gran sede del cristianismo y del marianismo sevillano.12 Las dolorosas sevillanas –y nosotros con ellas– pasarán ante la puerta del Nacimiento y la de la Asunción, se encontrarán con la Virgen del Madroño y con la Piedad, con la Virgen de la Antigua y con la de Belén, con la Estrella gloriosa y con la Virgen de la Granada, con la del Olmo y la del Pilar, con la Inmaculada de cara macarena y con la “Cieguecita”, con Nuestra Señora de la Sede y Nuestra Señora de los Reyes. En el suelo, entre estas dos Vírgenes fernandinas, ante el monumental pórtico bíblico que da acceso a la salomónica y asuncionista Capilla Real, tres estrellas enmarcan la blanca estrella central, todas de ocho puntas. La estrella de ocho puntas fue antes de la diosa Astarté, la asimilación fenicia-cananea de la babilónica Ishtar y la sumeria Inanna, asociada al planeta Venus, que, sin ser una estrella, era llamado estrella de la mañana y del anochecer.13 El Cristianismo llamó a Virgen Stella matutina y triplicó la estrella de ocho puntas para significar la virginidad antes, durante y después del parto.

En Tierra Santa, en el monte Sión, la ciudadela de Jerusalén tuvo tres enormes torres para proteger el palacio real. La torre Fasael, la más alta, es la única que sigue en pie.14 Esta torre de David, el más bello ornamento de Jerusalén, emblema de seguridad, refugio y defensa, destruida y construida varias veces, es símbolo de la Virgen por su belleza, su fortaleza y su elevación. Ya era referencia salomónica en el Cantar de los Cantares: “Como la torre de David tu cuello, edificada como fortaleza; mil escudos de ella penden, todos los paveses de los héroes”.15 Y en el mismo Cantar de los Cantares, Salomón alababa la pureza, el brillo y la blancura de la sabiduría, que no lastima la vista, símbolo del alma limpia de culpa, discreta, amable e indulgente: “Tu cuello, una torre de marfil (...) Tu cabeza sobre ti como el Carmelo”.16

Cuerpo de campanas de la Giralda
En su paso de palio, la que es Turris Davidica y Turris eburnea pasará junto a la Giralda, que proclama el proverbio a los cuatro vientos, entre cuatro jarras de azucenas: “TURRIS FORTISSIMA NOMEN DNI PROVERB 18”.17 Pero la auténtica Turris fortissima es la Virgo potens, la Virgen María,18 y la Giralda viene a ser, después de todo, una alegoría de Ella, que nos reúne en su Sede de la Catedral sevillana, en nombre del Señor.19

Mural de Nuestra Señora del Pópulo
procedente del convento del mismo nombre,
en el Museo de Bellas Artes
La Virgen fue proclamada Madre de Dios (Theotokos) en el concilio de Éfeso en 431. La iconografía bizantina comenzó a representarla con tres estrellas en su manto, una en cada hombro y otra en el centro, ora en la frente, ora en el pecho, enmarcando su rostro.20 Así es representada la Virgen del Pueblo, la Salus Populi Romani que se venera en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, seguramente desde el siglo VI. La devoción llegó a Sevilla a raíz de una leyenda y fue adoptada por los agustinos, que levantaron su convento dedicado a la Virgen del Pópulo.21 Luego, tras la exclaustración, el convento fue transformado en la cárcel del Pópulo. Qué casualidad que fue allí, acercándose ya la Esperanza de Triana a su barrio, donde un recluso cantó la saeta que inspiró a Font de Anta para componer Soleá dame la mano.22

De regreso a su templo, María se encontrará con su pueblo, con su gente, con la gente de su barrio. En definitiva, la cofradía da forma a una necesidad religiosa planteada desde la inquietud popular y, consiguientemente, impregnada de todos los elementos genéticamente presentes en la esencia del alma del pueblo sevillano. Y esta carga incluye todo el contenido recibido desde el Cristianismo, pero también todo el contenido ancestral previo. Hay Vírgenes que discretamente, austeramente, recatadamente, seriamente, severamente, se retiran, con mística modestia. El pueblo sevillano sabe, en su sabiduría, que ante estas manifestaciones de la virginidad debe comportarse en consonancia. Por eso echaron raíces en Sevilla la devoción a la Virgen de los Siete Dolores que habían traído los servitas,23 y a la Virgen de la Soledad que había entrado desde Francia por Madrid.24 Por eso, el pueblo hispalense siguió a don Fadrique Enríquez de Ribera, haciendo callejero el Viacrucis.25

Saeta desde la Capillita del Carmen
Fue la religiosidad del pueblo la que creó el paso de palio, que es cueva luminosa, arca extrovertida y jardín cerrado, además de altar, trono y carroza, para rendir cada primavera culto exaltado a la Virgen dolorosa. Ante su pueblo, la Virgen, por mucha música que traiga, recibe la música de la saeta, que es la melodía de la emoción más desnuda. La saeta se hizo cante flamenco en el siglo XIX, porque resultó ser la mejor forma de expresar profundos sentimientos populares en Semana Santa. “Aquí quien manda eres Tú, Estrella de la mañana”, le cantó la Niña de la Alfalfa en 1932 a la Estrella, cuando solo Ella salió en medio del conflicto político y social. Luego, Juanita Reina cantó saetas a la Macarena, a la que llamaba “divina fuente” en la copla.26 En Sevilla, la Virgen parece divina.

Techo del palio de Nuestra Señora
de la Esperanza de Triana,
lleno de pétalos

Porque el pueblo sevillano sabe que hay Vírgenes ante las que debe exteriorizar sus sentimientos, sobre todo si son sentimientos de esperanza, formas de oración que se suman a tantas y tantas oraciones directas dirigidas a la que es Causa nostrae laetitiae y Spes nostra. Por eso, cada primavera, la Esperanza de Triana, por muchas flores que traiga, recibe de su pueblo el riego de lluvias de pétalos. Por eso, la Esperanza Macarena, por mucha belleza que la rodee dando marco a su propia belleza, recibe de su pueblo los piropos “¡Guapa, guapa y guapa!”. Por eso, la Esperanza de la Trinidad, el último palio del Sábado, que entra ya cuando es Domingo de Resurrección, por mucha cadencia que traiga y mucha gloria que desprenda, recibe los aplausos del pueblo, que son en realidad aplausos a todos los palios de la Semana Santa, a todas las Vírgenes.

¿Son tres estrellas o es una única Estrella? ¿Son tres esperanzas o es una única Esperanza?


Paso de María Santísima de la Esperanza
Macarena, próximo a su entrada

La Virgen regresará a su casa entre oraciones, aplausos, piropos y saetas, con el movimiento rítmico, acompasado, de las mecidas de los hermanos costaleros la fuerza del pueblo–, que quieren acunarla, consolarla, relajarla, mimarla, acaso dormirla... Mecedla, por Dios, mecedla, canta otra saeta. Finalmente, después de haberse exteriorizado en su cueva luminosa, retornará la Virgen a esa cueva mayor que es su templo, recibiendo honores de reina. Al entrar, al recogerse, al regresar al lugar de donde salió, se habrá consumado su ejemplar iniciación, que nos invita a imitarla.27

Solo así podremos resucitar a una nueva primavera.



2. Mas y Prat, Benito. La Tierra de María Santísima
3. Las sevillanas consideradas desde el punto de vista religioso. Artículo de la revista Sevilla Mariana, tomo 1, núm. 2. 1881
4. Buey, F. del y Vallecillo, M. Santa María de Regla
5. Leyenda de la Virgen de Guadalupe (www.alcazaba.unex.es)
6. San Ildefonso (606 ó 607) www.architoledo.org
7. Mena y Calvo, José María de. Todas las Vírgenes de Sevilla. Según la leyenda, siguiendo al abad Gordillo, el icono original de la Virgen del Coral lo pintó el monje Eustaquio, muerto en 675 y sepultado a los pies del icono en la parroquia de san Ildefonso.
8. Se recomienda leer el capítulo 9 de la serie de este blog La casa de la Pajería y sus circunstancias, titulado Aristocracia y decadencia.
9. Se recomienda leer el capítulo 12 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado La Inmaculada, júbilo de cantares..., y los siguientes.
10. Se recomienda leer el capítulo 29 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado La religiosidad de la calle, y los siguientes.
11. Las referencias bibliográficas al respecto son numerosas. Cito la más cercana: www.colonia-julia-romula-hispalis.blogspot.com.es
12. Entre las referencias sobre este tema, recojo también la más cercana: www.periodistacofrade.blogspot.com.es
13. www.es.wikipedia.org. Se recomienda leer el capítulo 14 de esta serie, titulado Reina del cielo y de la tierra, reina de la sabiduría, reina de Sevilla.
15. Cantar de los Cantares, 4:4
16. Cantar de los Cantares 7:6
17. La Giralda presenta en sus cuatro caras esta leyenda, basada en Provervios 18:10, que cita: “El nombre de Yavé es una torre fuerte, / en ella se refugia el justo y está seguro.
19. Zini, Julián y Cerimelle, F. La Virgen María nos reúne, del cancionero católico
20. Iconografía de la Virgen en el arte bizantino (www.iconografiaartecristiano.blogspot.com.es)
21. www.es.wikipedia.org. Gutiérrez Pérez, Jesús Manuel. O.S.A. Los agustinos en la religiosidad sevillana
22. Se recomienda leer el anterior capítulo de esta serie, titulado Romanticismo necesario.
23. Se recomienda leer el capítulo 4 de esta serie, titulado Un grial y siete espadas
24. Se recomienda leer el capítulo 15 de esta serie, titulado Lo cortés y lo cortesano.
25. Se recomienda leer el capítulo 9 de la serie de este blog Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Recogimiento claustral y penitencia exaltada, buscando el cielo.
26. Copla Esperanza y Macarena de Manuel López y Manuel Quiroga, cantada por Juanita Reina. También en relación con la saeta se recomienda leer el capítulo anterior de esta serie.
27. Se recomienda leer el capítulo 21 de esta serie, titulado El retorno, el reinicio.


domingo, 8 de noviembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (23: ROMANTICISMO NECESARIO)

La música del paso de palio, tal y como la vivimos hoy, se ha generado en fecha relativamente reciente. Hasta mediado el siglo XIX no quedó definido el modelo de la marcha procesional de Virgen. Solo desde entonces disfrutamos de este formato sonoro, afín al paso de palio y plenamente adecuado para acompañar su andar. La base, sin embargo, ya existía: la trompeta (o la corneta), marcial por su tono y venusiana por el cobre, instrumento de gloria, de fama y de conquista, pero también de entierros y rituales, propio de coros angélicos y anunciador del juicio final, en el que la Virgen es nuestra abogada; y el tambor, instrumento de percusión básica, ancestral, que marca el ritmo con su pulso primordial.1

Cabecera de la partitura de La Estrella Sublime
Pero en la segunda mitad del siglo XIX, reinando ya el posromanticismo en Europa, llegó el romanticismo a la Semana Santa de Sevilla, con su carga de cromatismo, sentimientos y emociones, y con su evocación de la Edad Media. La música romántica, capaz de “pintar” los sentimientos y de llevarnos a un mundo ideal, sobrehumano, inspiró una música específicamente dedicada a los pasos de palio, sensiblemente diferenciada de las apocalípticas cornetas y las cajas destempladas que seguían al Cristo reo. Imitando el ritmo solemne de los cortejos luctuosos, llegaron las primeras marchas fúnebres inspiradas en los grandes románticos, como Chopin, aunque supeditadas al ritmo del andar del paso. En 1895 se estrenó Quinta Angustia, del catalán José Font y (i) Marimont, creador del germen de la banda municipal de Sevilla. En 1898, el sevillano Vicente Gómez Zarzuela compuso Virgen del Valle, dramática y dulce, con susurrante final,2 interpretando a la perfección el Jueves Santo. Estas marchas marcaron la pauta.3

El silencio también forma parte de la música, y en la sinfonía que es la Semana Santa sevillana es así también, sin duda. Hay pasos de palio que van en silencio y que solo traen el seco golpeo del cajón del palio con los varales (Mayor Dolor y Traspaso, Presentación...). La Virgen de la Concepción trae su aristocrática música de capilla, las saetas, del siglo XVII,4 de singular calidad y mística inspiración. También la Virgen de las Tristezas va con música de capilla. Pero la mayoría de los pasos vienen con sus marchas procesionales desde que se consolidó el modelo.

Manuel Font de Anta
En 1919, Manuel Font de Anta, nieto del catalán, compuso por fin el Poema sinfónico en forma de marcha fúnebre que se convertiría en Amarguras, sin duda la marcha más representativa de la Semana Santa, que ha quedado como un himno, con su saeta con sordina y su contundente final.5 En torno a 1920, un Viernes Santo por la mañana, los presos de la cárcel del Pópulo esperaban a la Esperanza de Triana. Un preso le cantó: “Soleá, dame la mano por las rejas de la cárcel, que tengo muchos hermanos huérfanos de padre y madre...”. El hecho inspiró a Font de Anta, que compuso Soleá dame la mano y la dedicó “A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla que, al cantarle saetas a la Virgen en Semana Santa, me hicieron concebir esta obra”.

Diaghilev y Stravinski
en Sevilla, en 1921
www.cofrades.sevilla.abc.es
En 1921 nos visitaron Stravinski y Diaghilev. El primero, escuchando Soleá dame la mano con la Virgen del Refugio por la Puerta de la Carne, reconoció: “Estoy escuchando lo que veo y viendo lo que escucho”. Sevilla había conseguido la coherencia sensorial en Semana Santa. El romanticismo de la marcha había venido a ser el complemento sonoro ideal del barroquismo visual del paso de palio.6

Manuel López Farfán
Poco después llegó Manuel López Farfán, que alcanzó el título de músico mayor del Ejército de España, y aportó su estilo, marcial y festivo, con Pasan los campanilleros, en 1924, y La Estrella Sublime, en 1925, dedicada a la Hiniesta. La marcialidad resultaba ser un componente imprescindible, por la función de apoyo a los costaleros. A ella se unieron el aroma iberoamericano y el sentido de lo femenino cuando, en 1929, Manuel Ruiz Vidriet firmó la marcha Rocío, adaptando la canción yucateca mexicana Peregrina y combinándola con los compases más dulces y serenos de La Procesión del Rocío de Turina.7 El estilo se consolidó en 1953 con Virgen de las Aguas, de Ramos.

Postal antigua de María Santísima de la Esperanza
ante la cárcel del Pópulo
Rosario de Montesión de Velázquez sigue el compás de los rosarios que cuelgan de los varales de la dolorosa del Rosario. La Virgen de Montserrat, la Virgen de la Paz y la Virgen de los Ángeles, que lo es de los Negritos, llevan sus propias marchas con sus nombres, de Pedro Morales. Con la Virgen del Subterráneo suena la composición, dramática y triunfal, de Gámez Laserna. Gracia y Amparo lleva su marcha, del militar Abel Moreno. También de Moreno es Virgen de los Estudiantes. Marvizón ha escrito Madre Hiniesta y Candelaria. La Caridad del Baratillo es Caridad del Guadalquivir, por la inspiración de Paco Lola y Puntas. Madre de Dios de la Palma se identifica con la gravedad de la música de Alonso. La Virgen del Dulce Nombre se adorna con el sevillanismo de Lerate. Reina de San Román de Ginés Sánchez es una nana para la Virgen de las Angustias. La Macarena puede hacer toda su estación con música propia, desde Coronación de la Macarena de Braña hasta la marcha en la que Gámez Laserna nos cuenta cómo Pasa la Virgen Macarena, incluyendo Esperanza Macarena de Morales o la pieza llamada simplemente Macarena, con aire mexicano, de Abel Moreno, Y con Abel Moreno, en Triana, el canto carmelita de la salve se convierte en Esperanza Marinera.

Banda de música de Tejera
tras el paso de María Santísima del  Valle
A veces, es el Cristo el que ayuda al compositor para la música de su Virgen. Así son Cristo en la Alcazaba de Morón, Cristo de la Buena Muerte de Albero, Cristo de la Sangre de Cebrián, Santísimo Cristo del Desamparo y Abandono de Herrera, Cristo de las Almas de Ignacio Otero, Jesús preso de Cebrián, con la caja dando paso a la saeta, A ti... Manué de Puntas, en la que es la trompeta la que entona la saeta, antes del dulce final... La saeta siempre inspira: al Cachorro está dedicada la Saeta sevillana, de Gámez Laserna, cuyo fatalismo lleva a la melancolía. Nuestro Padre Jesús de Cebrián no es sevillana, pero es andaluza y encaja en Sevilla. Corpus Christi, de Uralde, es decididamente triunfal. Pantión, discípulo de Turina, compuso la trágica Jesús de las Penas en 1943 y luego, en 1970 concibió musicalmente la cofradía entera al componer Tus Dolores son mis Penas.

Por supuesto, la propia ciudad es elemento de referencia de primer orden, como se hace patente en Sevilla cofradiera, de Gámez Laserna, que hace honor a su título, o la descriptiva Procesión de Semana Santa en Sevilla, de Marquina, que es como una copla impregnada de dramatismo, con saeta central y toques de la Marcha Real.8 Carácter programático tiene La Madrugá, de Abel Moreno, retratando los contrastes sevillanos, del drama al júbilo. Este autor compuso también una marcha dedicada a los Hermanos costaleros.

Portada de libro de la partitura
de la ópera Margot
Y, gracias a la música, dos figuras femeninas de ficción, antagónicas además, se convierten en medios de homenaje a María Santísima: Ione, la sacerdotisa de Isis que glosó Petrella, y Margot, la cabaretera francesa que soñóTurina.9

¿Por qué en la Semana Santa de Sevilla son tan importantes los sentidos y las sensaciones? Hay que buscar la clave en la confluencia de dos circunstancias: una de lugar, porque estamos en el centro del valle del Guadalquivir, la zona que para muchos es donde hay que situar el mítico Jardín de las Hespérides, y a la que la primavera llega antes, con su carga de sensualidad;10 otra de tiempo, porque, a diferencia de como había ocurrido ya en el resto de España y en Europa, la religiosidad popular –o tradicional, como defiende Carlos Domínguez Morano– no cuajó hasta los siglos XVI y XVII, recibiendo el impulso directo de una Contrarreforma que privilegiaba la sensibilidad sobre la pura racionalidad renacentista, como vía de comunicación para que la religión llegara a las masas y las masas a la religión, y que se apoyaba en una estética barroca que encumbraba los sentidos como la puerta primera y primaria de acceso a la realidad. Y esta estética barroca –tardía, como ocurriría después con el romanticismo– arraigó en Sevilla tan fuertemente que aún hoy pervive.11

Pero, como tanto el Romanticismo como el Barroco revitalizaron valores de la Edad Media, es allí donde hay que buscar los orígenes. Porque fue precisamente en la Edad Media cuando lo sensorial y lo marcial fueron aspectos aceptados como vehículos de religión. Recordemos a Ramón Llull (1232-1315), el autor del Libro de la orden de caballería, para el que se puede –y aun se debe– aceptar la sensualidad, siempre y cuando provenga de Dios.12

Pero recordemos, sobre todo, a dos grandes marianos: a san Fernando (1199?-1252), que influyó determinantemente para el marianismo sevillano, y a san Bernardo (1090-1153), el reformador del Císter, que influyó en el marianismo de Fernando III, desde el siglo anterior. Nuestro san Fernando, gran caballero, que nació en Peleas de Arriba, en la provincia de Zamora, cerca del monasterio cisterciense de Bellofonte (o Belfonte), estudió con estos monjes y los premió después, en 1232, al darles la nueva casa de Valparaíso.13 La Virgen era su socia belli, su socia en la guerra.14

La Virgen con el Niño y San Bernardo
Bartolomé Esteban Murillo.
Óleo sobre lienzo
Museo del Prado
Se podría afirmar, por tanto, que con san Bernardo empezó todo, mientras Sevilla era Isbiliya, porque en el santo de Claraval marcharon al unísono la devoción mariana, la sensualidad aplicada a la religión y la marcialidad caballeresca. Este auténtico “caballero de María”, que consideraba a la Virgen su dama en el sentido caballeresco de la palabra, hasta el punto de hacer general el título de Nuestra Señora (Notre Dame), soñó beber y gustar la leche de la Virgen. Así lo pintaría Murillo para el convento cisterciense sevillano de San Clemente. Este gran innovador místico, que se sentía especialmente atraído por ese monumento bíblico a la sensualidad que es el Cantar de los Cantares, fue, según Gerardo de Sorval, “de manera eminente, el mejor caballero de su tiempo”;15 predicó la guerra santa y la Segunda Cruzada, e intervino decisivamente para fundar la Orden del Temple. La “tierna devoción a la Madre de Dios propagada por san Bernardo” dejó huella en la liturgia, en el arte religioso y en la piedad popular.16 Pero también el “Doctor melifluo” de Claraval influyó notablemente en la literatura caballeresca de la búsqueda del Santo Grial: en el Ciclo de la Vulgata y su Demanda del Santo Grial, y en el Parzival del templario Wolfram von Eschenbach, presente en la Quinta Cruzada. Por eso, muchos ven en san Bernardo, monje y caballero de la Virgen a un tiempo, el prototipo de Galahad,17 el más puro y santo de los caballeros, el único que encontró el Santo Grial, el abanderado de la marcialidad celestial, la encarnación caballeresca de Jesús.18

Hoy no concebiríamos el culto sevillano a María Santísima dolorosa, Nuestra Señora, sin su música.



1. Todas estas ideas están extraídas de la consulta de las diferentes voces en www.es.wikipedia.org.
2. Barros Jódar, Valentino. Virgen del Valle (www.patrimoniomusical.com)
3. Morales Gámiz, Brígido. Historia de la música cofrade (www.perso.wanadoo.es)
5. Rodríguez Lagomazzini, Domingo. Amarguras (www.patrimoniomusical.com)
6. Torres, Chelo. Soleá, dame la mano... (www.cofrades.sevilla.abc.es 1 de julio de 2010)
7. Jódar Marín, José Manuel. La historia de la marcha “Rocío” (www.cofrades.sevilla.abc.es 18 de diciembre de 2009)
8. Gálvez Jiménez, Marcelo. Semana Santa en Sevilla (www.patrimoniomusical.com)
9. Bermudo, Felipe. El origen de la marcha “Margot” (www.cofrades.sevilla.abc.es 24 de abril de 2009)
10. Se recomienda leer el capítulo 10 de esta serie titulado Valle se escribe con uve.
11. Domínguez Morano, Carlos. Psicodinámica de la religiosidad tradicional de Sevilla, en Nuevos aspectos de la religiosidad sevillana. Fiesta, imagen, sociedad, de José Hurtado Sánchez (Ed.). Ayuntamiento de Sevilla
12. Llull, Ramon. Libro de la orden de caballería. Vega, Amador. Ramon Llull y el secreto de la vida. Se recomienda leer en este blog el capítulo 24 de la serie Sevilla y las cruces de Calatrava, titulado Cruces en la guía y con la Madre, y Cristo en el centro.
13. Ansón, Francisco. Fernando III Rey de Castilla y León. También Mena y Calvo, José María de. En la cruz y la espada: San Fernando
14. Se recomienda leer el capítulo 16 de esta serie, titulado Socia belli.
15. Sorval, Gerardo de, citado por Barthelet, Philippe en San Bernardo. El hombre que transformó Europa
16. Montoliu, Manuel de. San Bernardo, los trovadores y la Divina Comedia
17. Guénon, René. San Bernardo
18. García Gual, Carlos. El héroe de la búsqueda del Grial como anticipo del protagonista novelesco



martes, 3 de noviembre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (22: DE LA SOMBRA A LA LUZ Y DE LA TIERRA AL CIELO)

El paso de palio anda, porque esa es su función, su misión; ve su camino por los ojos de los capataces y lo anda por los pies de los costaleros. Si no fuera así, sería un altar. Andando, recorriendo su itinerario, es como el paso cumple con su razón de ser. El acto de levantarse el paso (la “levantá”) es el presupuesto necesario para andar. Y el llamador es el instrumento para que el capataz llame a los costaleros a levantar el paso y a llevarlo andando por la ciudad.

Hay, sin embargo, una realidad trascendente: la Virgen, como el Cristo, anda por Sevilla, fundamentalmente, porque quiere, y porque, en un acto de obediencia, la propia ciudad mueve los pasos. Por lo tanto, el capataz, al utilizar el llamador, es sencillamente la mano de Sevilla. Como su voz es la voz de Sevilla.

Capataz del paso de
María Santísima de la Aurora

Hay algunos pasos de palio que, impregnados de seriedad y misticismo, se levantan mediante tres sobrios y secos martillazos, en medio del silencio: un primer golpe para que se prepare la cuadrilla, un segundo golpe de aviso para igualar y un tercer golpe para la levantá. Pero en la mayoría de los casos el capataz reproduce indefectiblemente, como una oración, una fórmula tradicional en el gracioso, ágil y expeditivo lenguaje andaluz: “¡To'os por iguá', valientes!”. A menudo, previamente, el capataz manda: “¡Al Cielo con Ella!”. Suele ocurrir que los costaleros, a coro, repitan, haciendo suyo el propósito: “¡Al Cielo!”. Y una vez que el capataz comprueba que la cuadrilla está preparada, da la orden definitiva: “¡A esta es!”. Al golpe de martillo que viene a continuación, los costaleros levantan el paso, de un salto, todos por igual, buscando la levantá perfecta, haciendo que el paso se eleve lo más posible a fuerza de impulso humano y de fe. Como si fueran ángeles para la mismísima Asunción de la Virgen al Cielo o para soportar la majestad ingrávida de las Inmaculadas de Murillo. Hay un instante en el que el paso está literalmente en el aire, como si no pesara.

Detalle del paso y los costaleros de
María Santísima de las Mercedes
Foto Rocío Ruz

Los costaleros están ocultos por los faldones, bajo las trabajaderas. Ya había costaleros en Sevilla en el siglo XVII. Incluso, en el XVI, la custodia del Corpus era llevada por costaleros. Eran humildes cargadores del muelle, asalariados. Así fue hasta que en los años setenta del pasado siglo cundió el ejemplo de los hermanos costaleros. Hoy es esa la tónica general, y los costaleros son vistos por la ciudad como héroes.1 No es objeto de este trabajo entrar en aspectos sociales, que sin duda están tras esta evolución en la forma de llevar los pasos en Sevilla, ni tampoco en aspectos relacionados con las tensiones que ese hecho genera en las hermandades. Solo quiero ver el simbolismo de la fuerza humana para los pasos divinos. Porque, más allá de que sean hermanos o no, con papeleta de sitio o no, asalariados o no, los costaleros, sus cervices y sus riñones, son en Semana Santa la fuerza de Sevilla para elevar el paso de palio y acercarlo al Cielo, llevándonos a todos con Ella. Luego, la ciudad se valdrá de los pies de los costaleros para que se sustancien y se hagan reales los pasos de Jesús y de su Madre por esta tierra, guiados por los ojos de los capataces. Evidentemente, el llamador es mucho más que un elemento técnico; es el elemento de unión entre la ciudad y los Cristos y Vírgenes, lo que es tanto como decir entre la Tierra y el Cielo.

María es la Porta Coeli, la puerta que Cristo franqueó en dirección descendente, la misma que el cristiano aspira a cruzar en dirección ascendente. Y el paso de palio es la cueva mariana que es paso necesario para entrar en el Cielo. Por eso es imagen del propio Cielo, con su plata, su oro, sus nobles tejidos, su luz y sus flores y, por supuesto, con el rostro, doloroso pero fundamentalmente bello, de la Virgen.2

Llamador de Madre de Dios
de la Palma

Levantarse el paso es como abrirse las puertas del Cielo. El más bello ejemplo al respecto es la llave de san Pedro del llamador de Madre de Dios de la Palma, con la tiara pontificia sostenida por dos ángeles.

Detalle del paso de María Santísima
del Dulce Nombre,
con el llamador en primer término
Hay muchos ángeles en los llamadores. Dos ángeles sostienen la tiara que corona el escudo del Silencio en la Concepción, y uno sostiene el escudo en los Dolores y Misericordia. Otros ángeles nos ayudan a ir al Cielo con la reina de los Negritos, otros llevan la carroza del Socorro, otros son toreros para la Caridad del Baratillo, otros portan el sol ante la Virgen apocalíptica del Sábado Santo. Dos querubines señorean el puente de Triana, uno sobre la capillita del Carmen y otro sobre la Giralda, en los llamadores hermanos de la Estrella y del Rosario de Monte Sión.3 Y el ángel pesador de las almas a la puerta del Cielo, san Miguel Arcángel, asesta el golpe decisivo al dragón para ir al Cielo con la Macarena o con el Dulce Nombre.

El Espíritu Santo está en el Rocío sobre el tronco y la serpiente, y en la Encarnación con la corona de la Virgen. En el Rosario Doloroso está el Sagrado Decreto. “La fe de los cofrades de las Penas golpea al corazón de Sevilla”, en los Dolores de San Vicente,4 y está con la caridad en el llamador de la “Reina de las Mercedes Coronada”. La palma está con la Virgen de su nombre. La barca está en el Carmen Doloroso, en Consolación o en la Esperanza de Triana, con un salvavidas a proa y una red a popa, navegando sobre serpientes marinas patroneada por dos pequeños que cargan con el ancla.5 El Cordero está en Gracia y Amparo, con un corazón traspasado. También el corazón está en el Mayor Dolor y Traspaso. Los Siete Dolores están en Santa Cruz. La Amargura lleva un extraño animal mitológico. En el Valle, un león se encuentra con la urna del rey san Fernando.6 La Virgen de Regla lleva la Cruz de San Andrés. La propia Virgen está el llamador de Guadalupe, apareciéndose al indio Juan Diego, o en el de los Desamparados, ayudando la valenciana a llevar al Cielo a la sevillana. Heráldicos son los dos llamadores de la Esperanza de la Trinidad, como la propia O que corona el puente de Triana. Los seises, tan sevillanos, son como ángeles con la Virgen del Subterráneo y con la de las Aguas.

La cueva del paso de palio está dispuesta dentro de otra cueva mayor, que es el templo, construcción humana que es a su vez sublimación de la cueva primitiva. Por eso, la salida del paso traspasando la puerta del templo, que es en sí misma un símbolo femenino, es un trance, como un alumbramiento, como un parto tras el cual el paso recibe la luz.7 No es difícil ver en el ajuste arquitectónico una figura de la dificultad del nacimiento, que es el momento en el que se patentiza el milagro de la vida. Si las salidas de todos los pasos son momento de máxima expectación, la salida del paso de palio, quizá por la dificultad de su forma y su tamaño, o quizá por otras razones más profundas, infunde una angustia especial.8

Salida de Nuestra Señora
de la Hiniesta

La mayoría de las puertas que ven salir los pasos de palio son adinteladas y, dependiendo de su altura, requieren bajar más o menos el paso. La salida es siempre dificultosa, siempre comprometida; requiere la mayor pericia, la mayor concentración, el mayor esfuerzo y, sobre todo, el mayor corazón.9 El proceso es delicado, pero todas las veces sale bien. Cuando la salida no tiene especial dificultad, puede ganar en magnificencia. Me fijaré, sin embargo, en las puertas apuntadas, desde la vieja portada que ve salir a la Virgen de Loreto a los pies del templo de San Isidoro, cuyo alfiz parece ser un recuerdo de un arco original de herradura, hasta la que se ha abierto recientemente en el antiguo convento del Valle para que salgan los titulares gitanos de nombres granadinos. Me fijaré en las portadas góticas, más femeninas aún, con su ojiva y su concavidad, que hay a los pies de los templos mudéjares: Omnium Sanctorum, para Gracia y Amparo y el Carmen Doloroso; San Julián, para la Hiniesta; Santa Marina para la Aurora.

Salida de María Santísima de los Desamparados
Y me fijaré especialmente, por la dificultad añadida de las puntas de diamante, en la puerta del lado de la Epístola del templo que Sevilla dedicó al protomártir San Esteban, en la feligresía a la que perteneciera don Fadrique Enríquez de Ribera. Porque quizá, tenemos aquí, el Martes Santo, el más claro ejemplo de salida complicada, cuando ve la luz María Santísima de los Desamparados. Los costaleros, de rodillas, casi tienen que arrastrarse. Hasta tienen que venir en su ayuda los costaleros del Cristo. Es necesario ir con la Virgen “a tierra”, porque si no no podría salir. El Cielo se hará presente, patente y brillante, según salga la Virgen. Cuando la luz del sol entre a través de la malla del palio, nos deslumbrará la belleza morena de la Virgen de los Desamparados. Y vibraremos de emoción cuando, ya en la calle, el palio se levante totalmente.

El cofrade el que sale de nazareno pero también el que presencia el paso de la cofradía tiene en Semana Santa la oportunidad de regenerarse,en un proceso de renacimiento que es equiparable a un nacimiento. Y eso es coherente con el profundo simbolismo de la salida de la cofradía y, sobre todo, del paso de palio, porque es el paso de palio el que reproduce la cueva primigenia, asimilada al macrocosmos de la bóveda celeste y al microcosmos del corazón humano, invitándonos, por tanto, a buscar la verdad, el tesoro escondido, tanto en la extrospección como en la introspección. Por eso sentimos que la salida del paso, desde la sombra del templo a la luz de la tarde sevillana, nos llama a iniciarnos de nuevo. Por eso sentimos que, cuando el paso se levanta ¡al Cielo! después de haber bajado a tierra, podemos ir con él, con Ella, de alguna forma resucitados, a un mundo ideal, elevado, excelso y resplandeciente.10

El misterio radica en que el paso puede ir al Cielo y llevarnos con él incluso dentro de la iglesia, antes de ir a la luz.



1. Fernández Angulo, María del Pilar. Las cuadrillas de costaleros en Sevilla (www.juridicas.unam.mx)
2. Se recomienda leer los capítulos anteriores de esta serie.
7. Cirlot , Juan Eduardo. Diccionario de símbolos
8. González Gómez, Juan Miguel y Roda Peña, José. Imagineros y imágenes de la Semana Santa sevillana (1563-1763) en Las cofradías de Sevilla en la modernidad
9. Recomiendo leer el poema del padre Ramón Cué Romano Para ser buen capataz.
10. Recomiendo leer el capítulo 21 de esta serie, titulado El retorno, el inicio.



martes, 27 de octubre de 2015

LA CUEVA LUMINOSA (21: EL RETORNO, EL REINICIO)

Tomemos perspectiva temporal. Remontémonos a la Antigüedad y más allá.

Ermita de San Tirso y San Bernabé
en Ojo Guareña (Burgos)
Para las culturas y las religiones primitivas, el origen de la vida se asociaba a lugares kársticos, como el triángulo de Ojo Guareña, referidos a la Diosa-Madre-Tierra.1

La cueva era ejemplo de perfección del principio femenino y arquetipo de la Tierra divinizada, de la Diosa Madre, de la matriz de la Madre Tierra; era lugar de protección, adecuado para parir en la intimidad de la soledad y bajo el amparo de la roca; era receptáculo de energía, prototipo de lo continente, y fuente del agua vivificante que nacía en las entrañas purificadoras y regeneradoras;2 era lugar de misterio y de crecimiento,3 imagen completa del mundo, centro espiritual y, como tal, metáfora al mismo tiempo del corazón humano y de la bóveda del cielo;4 era lugar laberíntico de lo cerrado y lo oscuro y a la vez sede de la luz del tesoro escondido, de la piedra preciosa. En todo el mundo, la gruta era –como lo sigue siendo– imagen del nacimiento, de la muerte y de la resurrección, representación del mito del eterno retorno.5 Moisés vio a Dios de espaldas estando en la hendidura de la roca.6 Elías, junto al Horeb, asistió a la teofanía divina al ingresar en la caverna.7 La ballena fue la cueva viva de Jonás...8 

El sarcófago, asimilado a la gruta, fue símbolo de la tierra como fin de la vida: la inhumación era el regreso al seno de la tierra, para esperar el renacimiento en las oscuras entrañas.9

Y, aplicando el mismo principio, la cueva fue lugar de iniciación de adolescentes, guerreros y cofrades, que era un segundo nacimiento, un paso a una nueva y luminosa realidad, tras la muerte simbólica del neófito en las tinieblas.10

Para la alquimia, en la cueva o en una cripta se materializaba el “regressus ad uterum”,11 evocando el retorno a la materia prima, a la madre universal, al estado primordial de la naturaleza, en busca de la reintegración cósmica:“Visita Interiora Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”: “Visita el interior de la Tierra (y) rectificando encontrarás la piedra oculta”.12 Así, el descenso al mundo subterráneo era también descenso a nuestra propia conciencia, invocando las abisales fuerzas femeninas, que no eran otra cosa que el disolvente universal alquímico.13

Era la eterna secuencia muerte-resurrección, que se hacía especialmente presente el domingo –el día del sol– siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, significando la ovulación de la Mater mundi. El simbolismo pagano del dios resucitado se plasmaba en el huevo,14 equiparado al huevo filosofal alquímico, en cuyo interior se producen las transmutaciones que dan nacimiento a la piedra filosofal.15

Gruta de la Leche en Belén
Así las cosas, hace dos milenios y pico, en la medianoche de un solsticio de invierno, nació Jesús en una cueva, trayendo la luz divina a la oscuridad terrenal y humana. Luego, en la cercana gruta de la Leche, fue amamantado. Dice la tradición que cayó una gota de leche sobre una roca, volviéndola blanca. Las piedras de esta roca serían consideradas reliquias, porque hacían que el agua tomara aspecto lechoso, y el arte bizantino generaría la iconografía de la Galactotrofusa, continuadora de las diosas maternales, como Isis con Horus.16 La simbología de la cueva se asoció a la Virgen María. No fueron pocas las catedrales europeas dedicadas a Ella, edificadas sobre grutas de cultos ancestrales.17

Interior de la ermita de la
Vera Cruz de Segovia

En la Reconquista española fueron numerosos las invenciones. En Covadonga (Cova dominica, “Cueva de la Señora”) la Virgen cambió el giro de la Historia.18 También en Asturias apareció la Virgen de la Cueva.19 En Jaén, la Virgen de Tíscar se apareció al rey moro en la cueva del Agua y volvía cada vez que este la arrojaba desde el castillo.20 En Castellón se erigió el santuario de Nuestra Señora de la Cueva Santa tras la aparición de la imagen en la cueva del Latonero, lugar de culto y peregrinación atávico.21 Y en una cueva apareció la Virgen de Guadalupe.22 Más cerca, en Carmona, un pastor descubrió en “lugar y cueva escondido”, bajo las puertas de Morón y Marchena, la imagen de Nuestra Señora de Gracia, que fue llevada al pueblo pero que volvía una y otra vez a la cueva.23 En Sevilla, en una de las oquedades de extracción de arcilla tras el meandro de San Jerónimo, apareció la Virgen de las Cuevas, que sería titular de la cartuja.24 Los templarios, para sus ceremonias de iniciación, edificaron templos, como la ermita de la Vera Cruz de Segovia, con un edículo central, representando la unión del cielo y la tierra, con una cripta en su interior, a imitación del sepulcro en el que Cristo había sido enterrado y en el que resucitó.25

Virgen de la Soterraña,
de Santa María la Real de Nieva
(Segovia)

De 1492 es la sevillana Virgen del Subterráneo, que apareció bajo los cimientos del antiguo templo renacentista de San Nicolás de Bari.26 Se incorporó así al marianismo de la ciudad un título recurrente. Recordemos a Nôtre-Dame-de-Sous-Terre, la Virgen Negra y templaria de la Catedral de Chartres, a Nôtre-Dame-Sous-Terre, Nuestra Señora de la abadía del Mont-Saint-Michel, a la Virgen de la Soterraña de Ávila, en cuya cripta una serpiente había protegido de la profanación los cuerpos de los santos hermanos abulenses Vicente, Sabina y Cristeta, y a la Soterraña de Santa María la Real de Nieva (Segovia), cuya invención tuvo lugar tras una aparición milagrosa a un pastor.27 El telúrico título del Subterráneo aparece en Sevilla cada Domingo de Ramos con la dolorosa que sigue a la griálica Sagrada Cena Sacramental y al Cristo de la Humildad y Paciencia.

La propia tierra, siempre fértil y siempre virgen, fue también alegoría de María, “Paraíso del Árbol de la Vida”. “Salve, tierra de fruto incorruptible”, canta la oriental Acatista. “Salve, Tierra que ha producido el trigo que nos alimenta”, canta un himno occidental.28 El padre Serguei Boulgakov, en Du Verbe incarné, hace suya la afirmación de Dostoievski: “La Virgen María es la Madre, la Tierra húmeda”.29 

Nuestra Señora del Subterráneo
María, como la arcilla, recibe precisamente la forma querida por Dios, pero también, como el mármol, es base sólida de salvación, estabilidad y seguridad. Por eso también se vio en María la materia prima alquímica, virgen, pura e inmaculada, cualidades físicas que se corresponden en la Madre de Cristo con una cualidad de comportamiento: la absoluta sumisión a la voluntad y a la acción divinas. Solo una criatura perfectamente virgen podía ser la madre humana de lo no creado, como solo una materia prima perfecta puede contener la total plenitud. La humildad (que viene de humus) es característica eminente de la materia prima y de la Virgen María. He aquí el tremendo simbolismo de las Vírgenes Negras, en montes, cavernas y cuevas, porque precisamente la negritud de la Virgo paritura representa la potencialidad plena de la materia prima fértil, porque solo a partir de la pureza de la sustancia primordial, gracias a la influencia espiritual, se desarrollan las posibilidades superiores. Para Jean Hani, el privilegio de la concepción inmaculada de una mujer terrena viene a identificar a esta mujer –la Virgen María– con el eterno femenino de Dios.30

Gruta de Nuestra Señora de Lourdes
Pío IX proclamó el dogma inmaculista el 8 de diciembre de 1854 por la bula Ineffabilis Deus. Cuatro años después, en 1858, la Virgen Inmaculada se apareció dieciocho veces a Maria Bernada Sobirós (Bernadette Soubirous, en francés, para la Historia) en la gruta de Lourdes, afirmando, en la lengua de la chiquilla, el gascón occitano de los cátaros: “Que soy era Immaculada Councepciou”: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.31 Siempre la Virgen hablándonos desde la cueva. En 1917, el 13 de mayo, la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iria.32

Paso de María Santísima
de la Concepción

La Concepción Inmaculada tiene también su cueva en Sevilla. Al inicio de la madrugada del Viernes Santo, coincidiendo con el momento más oscuro que es precursor de la mayor luz, se nos aparece María Santísima de la Concepción en su paso que es cueva metálica, de un oro y una plata que son nobles resultados de la sublimación de la propia tierra, con su crestería de escenas de su vida, emulando la basílica de Venecia, aunque adornada con jarras de azucenas, como la Giralda. En 1616, con doscientos treinta y nueve años de antelación respecto al dogma, la hermandad proclamó solemnemente el voto de creer, confesar y defender el misterio hasta la muerte, si fuere preciso.33

Nuestra Madre y Señora
de la Merced

El cofrade sevillano necesita cada Semana Santa regresar a la Gran Madre, porque María, además de ser Madre de Dios, lo es nuestra, como lo evidencia el título de Nuestra Madre y Señora de la Merced. Y, al acceder a la cueva luminosa del paso de palio, encontraremos cada año la oportunidad de reiniciarnos en primavera.



1. Guerra Gómez, Manuel. Interpretación religiosa del arte rupestre
2. Arica, Francisco. El espíritu de la tierra www.symbolos.com
3. García Seror, Antonio. Ensayos sobre el hombre. Arqueología, antropología y religión
4. Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos. También El simbolismo de la montaña y la gruta en el arte medieval www.meditacionesdelascumbres.blogspot.com.es
5. Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno
6. Éxodo 33: 21-23
7. 1 Reyes 19: 9-18
8. Jonás 2. Guénon, René. Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada
9. Guerra, ob.cit.
10. Muzj, Maria Giovanna, citada en el artículo El simbolismo de la montaña y la gruta en el arte medieval (www.meditacionesdelascumbres.blogspot.com.es)
11. Eliade, ob.cit.
12. Lema alquímico, más identificado en su acróstico VITRIOL, que se forma con las iniciales. Se relaciona con la cripta del alquimista Christian Rosenkreuz, legendario fundador de la Orden Rosacruz (www.es.wikipedia.org)
13. Guénon, ob.cit.
16.Tradigo, Alfredo. Iconos y Santos de Oriente
17. Eslava Galán, Juan. Los templarios y otros enigmas medievales. Vázquez Alonso, Mariano José. Jesús y el enigma de los templarios
23. Alonso, Francisco y Fernández, Eduardo. Virgen de Gracia. Carmona. www.phs.es. También www.turismocarmona.org
25. García Atienza, Juan. Guía de la España templaria. También El divino encanto de los templos de planta hexagonal: la iglesia de la Vera Cruz. www.juancarlosmenendez.blogspot.com.es
26. Los documentos parroquiales fueron estudiados por Teodoro Falcón (www.devocionesolvidadas.blogspot.com.es)
27.Huynen, Jacques. El enigma de las Vírgenes Negras. También se encuentran referencias puntuales en www.es.wikipedia.org
28. Hani, Jean. La Virgen Negra y el misterio de María
29. Boulgakov, Serguei. Du Verbe incarné, citado por Hani en ob.cit.
30. Hani, ob.cit.
31. Visentin, M.C. María Bernarda Soubirous (Bernardita)en el Diccionario de los Santos, de Leonardi, C., Riccardi, A. y Zarri, G. También Lligadas, Josep. Nuestra Señora de Lourdes
33. Se recomienda leer el capítulo 13 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado ...Y luz de coplas que son himnos...