Salomón convirtió en su sello la Estrella de David que, con
sus dos triángulos equiláteros superpuestos para formar un hexagrama regular, es
desde entonces símbolo del judaísmo, pero que, con una fuerte carga
esotérica universalista, es también icono cabalístico y emblema teosófico relacionado
con el potencial espiritual del individuo 1. Es signo de orientación, de
esperanza, de unidad y conjunción –“yo soy de mi amado y mi amado es mío”– 2,
de equilibrio, de fuerza en movimiento y de sabiduría, como expresión de la
piedra filosofal de los alquimistas y del propósito de la Gran Obra 3, Y, sobre
todo, es sello de paz, sintetizando el sentido sabio y prudente de la misión de
Salomón, cuyo nombre deriva de la voz shalom,
que se traduce literalmente como paz.
Según la leyenda, Hiram Abí, el arquitecto del Templo de
Salomón, otorgó una contraseña a cada especialidad artesanal y a cada rango,
que era solo conocida por los artesanos perfectos. Y tres compañeros que no
habían alcanzado la perfección, furiosos, mataron al arquitecto.
Cada corporación dejaba en sus obras su signo, que la identificaba y que venía a ser la muestra de su vocación y de su misión constructora. Y el Sello de Salomón, conocido también en el medievo como “Estrella de los Magos”, fue el empleado por los Hijos de Salomón, que intervinieron sobre todo en el Camino de Santiago y en enclaves de fuerte asentamiento de la Orden del Temple, marcando con este sello de paz numerosas iglesias, y catedrales como las de Burgos, Valencia o Palma de Mallorca 4.
¿Tuvo algo que ver este grupo con la construcción de la
hispalense iglesia gótico-mudéjar de San Isidoro?
La advocación surgió a raíz de la matanza de judíos que tuvo
lugar en Sevilla en 1391, tras las predicaciones del arcediano de Écija, Ferrán
Martínez, en un sangriento episodio de la historia de nuestra ciudad, cuando
las turbas incontroladas asaltaron la judería, en lo que hoy calificaríamos
como un caso de limpieza étnica, con una pretendida justificación religiosa. Las
autoridades no pudieron impedirlo, aunque, al ser los judíos como una propiedad
personal de los reyes de Castilla, existía legislación que prohibía atentar
contra ellos 7. Dice la leyenda que, en ese momento desgraciado y horrible,
brotó sangre de las llagas del Cristo, hasta entonces conocido como “de los
Maestres”.
Quedémonos con el mensaje de paz. No parece casual el hecho
de que su sello salomónico de la parroquia sevillana de San Isidoro 8, levantada
en el punto más alto y más antiguo de la capital hispalense, esté precisamente en
la fachada orientada a la judería. Ello nos lleva necesariamente a hacer en la
próxima entrega un breve recorrido histórico por la Sevilla hebraica. Sin ello,
no podría concebirse una Sevilla salomónica.
1. Cirlot, Juan Eduardo.
Diccionario de símbolos
2. Cantar de los
Cantares, 6:3
3. Julien, Nadia. Dictionnaire
des simboles
4. Alarcón Herrera. Rafael. La última Virgen Negra del Temple. En el Pirineo predomina el
crismón, en Galicia el Agnus Dei, en el País Vasco el monograma IHS, símbolos
de otras tantas hermandades de constructores, colocados en los tímpanos o en
las claves de bóvedas o de arcos.
5. Hernández Díaz, José. Crucificados
Medievales Sevillanos
6. Alfonso X el Sabio. Cantigas
de Santa María. También aparece esta iconografía cristífera en la General Estoria del mismo rey autor
7. López Alfonso, Jesús. El
Cristo de la Sangre de la Parroquia de San Isidoro de Sevilla y el origen de su
advocación
8. Entre los vecinos de la collación de San Isidoro se cuentan figuras tan ilustres como Miguel de Cervantes o Bartolomé Esteban Murillo.
8. Entre los vecinos de la collación de San Isidoro se cuentan figuras tan ilustres como Miguel de Cervantes o Bartolomé Esteban Murillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario