martes, 28 de enero de 2014

SEVILLA SALOMÓNICA (4: UN COLECTIVO DE PERSONAS)

Al capitular la Sevilla islámica en 1248, no quedaban en ella judíos, pero enseguida vinieron de todas partes, sobre todo de Toledo, como un reflujo de lo ocurrido el siglo anterior, “del Betis al Tajo” 1. La aljama de Sevilla 2 se convirtió así en una de las más notables de España, ocupando un espacio cercado por obra de Fernando III y Alfonso X, adosado a la muralla de la ciudad por su parte oriental, desde la calle de la Rosa (actual Armenta) al norte, pasando por Toqueros (Conde de Ybarra), plaza de Cabeza de Malos (frente a la actual iglesia de San Nicolás), Soledad (Federico Rubio), Aire (Fabiola), Corral de don Juan y Borceguinería (Mateos Gago) y Arquillo de Santa Marta 3 y llegando en un primer momento hasta donde después estuvo el Colegio de San Miguel y hoy está la Plaza del Cabildo (hay que recordar que la Catedral no existía aún). Luego se restringió el área desde Santa Marta hasta el Alcázar por la plaza de los Cantos (actual del Triunfo). Queda un lienzo de muro en la calle Fabiola, aunque no parece lógico que las almenas sean de la época, porque la comunidad judaica no se iba a defender de la cristiana.

En el extremo de la actual calle San José, frente a la iglesia de San Nicolás, había una puerta, que se abría a la arteria principal de la aljama. Esta vía incluía la plaza de la Azuaica (hoy Santa María la Blanca) y llegaba hasta la puerta de Minjoar, de las Perlas o de la Judería, luego llamada de la Carne, que se abría al campo y al cementerio de la comunidad hebraica 4.

Otras puertas daban entrada desde la Borceguinería: una a la calle Mesón del Moro 5 y otra, más pequeña, a la plaza del Atambor y la actual Rodrigo Caro, llamándose así puerta del Atambor 6. Otra puerta, que aún pervive, comunicaba la aljama judaica con la actual calle Judería, dentro del alcázar (que era precisamente la vía de acceso a la aljama desde el recinto real).

Los hebreos sevillanos convirtieron en sinagogas tres mezquitas de las que les dio Alfonso X en 1252, que se corresponden con las actuales iglesias de Santa María la Blanca y San Bartolomé y la Plaza de Santa Cruz. Y erigieron otra de relevancia, que se convirtió después en el convento de Madre de Dios. Hubo además un buen número de sinagogas pequeñas, incluso familiares.

Llegó a haber en la aljama unas dos mil personas, unas cuatrocientas familias, cuya contribución al crecimiento económico de Sevilla fue trascendental. La mayoría de los judíos eran modestos trabajadores, siendo importante el oficio de la curtiduría, del que perviven como testimonio las plazas de Zurradores, Curtidores y Refinadores, y la calle Tintes, entonces adosadas a la muralla (es fácil imaginar la actividad de ese sector observando en el plano de la ciudad lo que hoy denominaríamos un mapa de procesos de las diferentes labores). También destacaba el sector de panadería y repostería, por la zona cercana a San Nicolás (y ahí siguen, por ejemplo, las rosquillas de anís que elaboran las monjas de Madre de Dios).

Por supuesto, había también judíos ricos, prestamistas, arrendadores de impuestos, plateros, sederos, mercaderes… El bullicio desbordaba la plaza de Azuaica, con los baños en lo que hoy es el bar de la esquina, y el adarve de Aben Manda (la actual calle Cano y Cueto), hasta Santa María la Mayor 7.

La historia de nuestra judería recoge nombres ilustres. Aquí, en el siglo XII, había estudiado Maimónides, el teólogo, médico y filósofo cordobés Moshé Ben Maimón, que luego, exiliado, aportó comentarios a la Mishná que supusieron probablemente la primera reconstrucción virtual del Templo de Salomón y llegó a ser médico y amigo de Saladino, el conquistador de Jerusalén. Junto al cordobés, en Sevilla, estaba Geber, Yabir Ibn Aflah, el famoso astrónomo musulmán sevillano que enmendó la plana a Tolomeo 8 y que ha merecido que un cráter de la Luna lleve su nombre. Maimónides llevó a Egipto la obra de su amigo, al que se refiere como “Ibn Aflah de Sevilla” en su Guía de los Perplejos 9.

Aquí había trabajado también el eminente matemático y enciclopedista Yohanan Ibn Daud, converso bautizado como Juan de Sevilla (aunque también nombrado como Juan Hispalense), que tradujo en colaboración con Domingo Gundisalvo innumerables obras de Avicena, Al Gazel o Ibn Gabirol, y tratados filosóficos que dedicó a don Remondo 10. Sus Johannis Hispalenses algoritmos sive practica Aritmeticae se adelantaron casi un siglo a Fibonacci 11. Entre sus fuentes estuvo la Clavicula Salomonis, la síntesis judía de astrología y magia que en época medieval era atribuida al propio rey Salomón 12. Y aquí nació y trabajó el médico, astrónomo y exégeta conocido como el rabí Salomón.

Solía ser normal que los recaudadores almojarifes fueran israelitas. Con Alfonso XI lo fue Yosef de Écija, que construyó una sinagoga. Pero el caso más significativo fue el del ubetense Samuel Ha-Leví Abulafia, que vino a Sevilla en el siglo XIV procedente de Toledo, donde vivía en la actual Casa Museo de el Greco. y donde había fundado su propia sinagoga, nada menos que la del Tránsito. Pedro I lo había nombrado su almojarife, su tesorero real, y lo quería en Sevilla. En nuestra judería (y fuera de ella) hay varias casas cuya historia está vinculada a su figura. Vivió, según parece en lo que es hoy calle Levíes, llamada así en su memoria, en la casa del actual convento de San José. Sus establos fueron después convertidos en carbonería y luego en un lugar de encuentro con un sello peculiar muy conocido por los sevillanos, que conserva ese nombre. La privilegiada posición de Samuel Leví y su gran fortuna levantaron muchas envidias y las sospechas de Enrique II, siendo encarcelado y torturado en las atarazanas, donde finalmente murió sin confesar su enorme fortuna, que luego su sucesor halló en los sótanos. En Toledo venden esta historia sevillana como una leyenda toledana.

Con Enrique II y con Juan I hubo otro tesorero hebreo y sevillano, Yosef Pichón, que fue denunciado por sus propios correligionarios como malsín, traidor delator, y degollado por el verdugo real, según abrió la puerta –los judíos han tenido que acudir al poder oficial para aplicar la pena de muerte más de una vez–. Muerto Pichón, su cargo y su casa (el actual palacio de Altamira) pasaron al también sefardí Samuel Abrabanel, que se convirtió como Juan Sánchez de Sevilla 13 y de cuya familia nació el tesorero de los Reyes Católicos y padre del ilustre León Hebreo.

Otros judíos ilustres también tuvieron que exiliarse, como el talmudista Ibn Gauison o el sabio astrónomo Yosef Ibn rabí Elazar... 14

La paz entre cristianos y judíos se rompió en 1391. Desde el año anterior había un nuevo rey, Enrique III, y había un vacío de poder en el episcopado hispalense, circunstancias que aprovechó el arcediano de Écija, Ferrán Martínez, para volver a la carga con sus prédicas incendiarias contra los judíos. El pueblo sevillano se amotinó y arrasó la aljama. Hubo incendios, saqueos, conversiones forzadas y matanzas de hombres, mujeres y niños. Parece ser que las matanzas ocurrieron, sobre todo, en la plazuela de la actual calle de las Cruces. No fue el primer pogromo pero sí marcó un punto de inflexión en las relaciones entre cristianos y sefardíes. Uno de los primeros actos de Enrique III fue procesar y encarcelar al arcediano, pero ya era tarde para la comunidad hebrea.

Una arquería del palacio de Samuel Leví fue a parar al Alcázar, dando lugar a lo que se conoce como Patio de los Levíes, trasero de la Casa de Contratación.

Tras la destrucción de la aljama y la expropiación de sus templos, los pocos israelitas que quedaban empezaron a reunirse en un nuevo centro de culto, una pequeña sinagoga en la huerta de la Alcoba 15, en un lugar llamado “Corral de Jerez”, al otro lado del alcázar, entre este y la puerta de Jerez. Pero vino después la expulsión por los Reyes Católicos en 1492 y los israelitas se marcharon con su idioma y su cultura sefardí al otro extremo del Mediterráneo.

La raída sinagoga de la Alcoba, formando parte de los solares y corrales del monasterio de Madre de Dios, fue adquirida en 1503 por maese Rodrigo Fernández de Santaella a Juan de Millares, racionero catedralicio. Allí, sobre el emplazamiento de la sinagoga de Yehuda ben Xaval, la última de la aljama sevillana, se erigió la capilla del Colegio Mayor de Santa María de Jesús, germen de la Universidad Hispalense 16.

Empezó la aventura de los conversos, los llamados “marranos”, convencidos o –la mayoría– por conveniencia o necesidad. Y el sello de paz de Salomón fue testigo de siglos de intolerancia y de inquisición. En un auto de fe, en 1623, se condenó por judaizante a Domingo Vicente, mulato berberisco, que recibió doscientos latigazos, pese a lo cual, un año y pico después colocó en la puerta de la iglesia de San Isidoro, frente a la calle de la Caza, junto al sello de paz salomónico, un cartel que decía “Viva Moisés y su ley, que lo demás es locura”, y sufrió prisión perpetua 17.

La capilla de Santa María de Jesús, en la Puerta de Jerez, pertenece al Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla.



1. González González, Julio. Repartimiento de Sevilla
2. Una aljama es un conjunto o un colectivo de personas. Tradicionalmente, el término ha servido en España para referirse a los colectivos de judíos y de moros, sobre todo a los primeros, por la sencilla razón de que estaban más agrupados en las ciudades de la Edad Media en sus barrios o juderías (calls en Cataluña y Mallorca).
3. Montoto, Santiago. Esquinas y conventos de Sevilla. Matute y Gaviria, Justino. Relación histórica de la judería de Sevilla, establecimiento de la Inquisición en ella, su extinción y colección de los autos que llamaban de fe celebrados desde su erección citado por Tenorio Cerero, Nicolás. El Concejo de Sevilla.
4. García Vargas, Enrique. El cementerio hebreo de Sevilla y otros osarios. Excavación arqueológica en Cano y Cueto
5. Montero de Espinosa, José María. Relación histórica de la Judería de Sevilla.
6. Montes Romero-Camacho, Isabel.  Notas para el estudio de la Judería Sevillana en la Baja Edad Media (1248-1391). Es la misma opinión del Centro de Interpretación Judería de Sevilla (Casa de la Memoria). Félix González de León menciona una plaza del Arquillo del Tambor en su Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta M.N.M.L. y M.H ciudad de Sevilla
7. Ballesteros Beretta, Antonio. Sevilla en el siglo XIII
8. Méndez Bejarano, Mario. Historia de la judería de Sevilla
9. Ben Maimón, Moshé. Guía de los Perplejos
10. Vicente Niclós, José. Tres culturas, tres religiones: convivencia y diálogos entre judíos, cristianos y musulmanes en la Península Ibérica
11. Ibid. 8
12. Un pintor sevillano del siglo XV, cuya obra se conserva en Madrid y en Castilla, era también conocido como Juan de Sevilla o Juan Hispalense. Según el Diccionario histórico de las calles de Sevilla, de la Consejería de Obras Públicas y Transportes y el Ayuntamiento de Sevilla, es a este a quien está dedicada la calle Juan Hispalense, que se abrió junto a la plaza de Curtidores tras el derribo de la muralla, para comunicar dicha plaza con Menéndez Pelayo. Sin embargo, ¿no sería más lógico que el Juan Hispalense al que se dedicó la calle fuera el judío converso, ya que la calle está en la antigua judería?
13. Montes Romero-Camacho, Isabel.  Juan Sánchez de Sevilla, antes Samuel Abravanel, un modelo de converso sevillano anterior al asalto de la Judería de 1391. Datos para una biografía.
14. Ibid. 8
15. Ibid. 5. Refª tomada de la Demostración Histórica del verdadero valor de todas las monedas que corrían en Castilla durante el reinado del señor Enrique III y de su correspondencia con las del señor don Carlos IV. A.H.N.
16. Ibid. 8
17. Ibid. 5



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