El valle de lágrimas es una prueba
para nuestra fe y nuestra esperanza en la ayuda de María. Es –por
decirlo así–
nuestro problema, no el de María. Pero he aquí
que la Virgen quiso recorrerlo, porque se asoció a la labor
redentora de Jesús. María se sumergió en el valle. Y lloró. No
era culpable, pero lloró como si lo fuera, de la misma manera que
Jesús, que no era culpable, murió como si lo fuera, al cargar con
todos los pecados de todos los tiempos.1
Nuestra Señora de los Dolores |
Para la sensibilidad medieval, el llanto de la Virgen María a los pies de la cruz fue paradigma de todo lamento fúnebre por la pérdida de una persona querida. La devoción a los Dolores de María tuvo una gran propagación, introducido en la liturgia como el Officium Parvum ded Septem Doloribus B.V.M. gracias a franciscanos, dominicos y, sobre todo, servitas, que la tuvieron como devoción principal.2
El himno gregoriano Stabat Mater (Estaba en pie la Madre)3 de Jacopone da Todi, transmitido a la liturgia, ha sido largamente musicalizado (probablemente por unos doscientos compositores de distintas épocas, generos y estilos).4 En las artes plásticas, el modelo iconográfico es tópico, con Cristo crucificado, la Virgen a su derecha y el evangelista san Juan a su izquierda, ambos en pie. Poco importa si la escena pudo o no darse en la realidad. La Cristiandad entiende que la Virgen llore, pero no entendería que se desplomara. “Stabat Mater dolorosa / iuxta crucem lacrimosa”. La tenemos así en pasos de misterio junto al Hijo crucificado. Cito, por lo que tiene de arquetípico, el paso de las Siete Palabras, porque el Stabat Mater busca reproducir la escena evangélica de la tercera palabra: “Mujer, aquí tienes a tu hijo... Aquí tienes a tu madre”.5 Pero, específicamente en el paso de palio, Sevilla la quiere en pie. Lejos queda en la Historia el modelo castellano de Virgen arrodillada.
El Juicio Final Ólero sobre lienzo. Marten de Vos Museo de Bellas Artes. Sevilla |
Entre las cantigas de Alfonso X el Sabio, hay una de gran relevancia para estudiar cómo se glosaba en la Edad Media el llanto de María: es la cantiga XII de las Fiestas de Santa María (422 en la edición de Mettmann 1989), conocida como el canto de la “Sibila galaica” o del “Juicio Final”, y que es como una
letanía que recuerda los pasos de la Pasión, repitiendo: “Dile lo
que sentiste / dile lo que sufriste”, rogando por la intercesión
de Santa María en el Juicio Final.6
La Sibila de la Capilla Sixtina, fresco de Miguel Ángel |
Gonzalo de Berceo escribió el
Duelo de la Virgen,
recreando el planctus en una exposición de 210
estrofas de la historia de Jesús, desde su prendimiento hasta su
resurrección. El Duelo está
inspirado en un texto apócrifo de san Bernardo de Claraval: el
Tractatus beati Bernhardi de planctu beate Marie virginis,
que recibió influencia del evangelista san Mateo. En él, María,
que cuenta sus penas al santo de Claraval, se muestra como la madre
plañidera que no quiere que le hablen de gozo porque quiere sufrir
con Jesús.7 En este duelo incruento de María, los medievales
verán la corredención. En otra obra de Berceo, el Planto
que fizo la Virgen el día de la Passión de su Fijo Jesu Christo,
en cuya primera página aparece el nombre de san Bernardo, el autor
afirma que todo lo que María no sufrió en el parto, lo sufrió en
la pasión del Hijo.8
Una de las partes de la misa de réquiem
(en latín, descanso), la que se dice antes del entierro en presencia
del cadáver, es el Dies irae, que profetiza el
día de la ira de Dios, en el que los siglos se reducirán a cenizas
en presencia del rey David y la Sibila (tengamos presente que las
sibilas tenían gran prestigio desde la Égloga IV de Virgilio, como
reconoció Miguel Ángel en la Capilla Sixtina).
San Bernardo |
El Dies irae es un himno latino del siglo XIII atribuido al franciscano Tomás de
Celand, amigo del fundador de Asís, pero también al papa san
Gregorio Magno y a san Bernardo. En todo caso, se le considera el
mejor poema en latín medieval, descriptivo del día del Juicio
Final, con la última trompeta llamando a los muertos ante el trono
de Dios, y la sentencia en virtud de la cual los elegidos se salvarán
y los condenados arderán eternamente. Será el momento de rogar:
“Acuérdate, piadoso Jesús, de que soy la causa de tu calvario
(... ) me redimiste sufriendo en la cruz (…) concédeme el regalo
del perdón antes del día del juicio”.9
Mozart dividió el Dies irae en
partes, enriqueciendo, sin duda, el mensaje. Al final de la
secuencia, está el Lacrimosa.
“Lleno de lágrimas será aquel día en que resucitará de sus
cenizas el reo para ser juzgado”.10
Nuestra Señora de las Lágrimas |
En la Semana Santa de Sevilla, el llanto de la Virgen lacrimosa está sugerido por unos ojos que parecen anegados, como los de Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad, de la Carretería, o por las lágrimas de cristal, auténticos lagrimones, que adornan las mejillas del rostro demacrado de la que no en balde se titula Nuestra Señora de las Lágrimas. Pero también hay llanto en la dolida introspección de la Virgen de las Tristezas, ante la corona de espinas.11
María Santísima del Mayor Dolor en su Soledad |
Para enjugar su llanto, la Virgen sevillana sujeta en su mano derecha un pañuelo de encaje, verdadero manípulo martirial. Pero este delicado pañuelito es también expresión de la patena, porque María pone su sacrificio –su ofrenda– a los pies del altar de Dios. La Virgen en pie es la Virgen oferente.12
Si la Semana Santa refleja el tránsito del invierno a la primavera, de la noche al día, del mal al bien, de la pena a la dicha, de la Pasión y la Muerte a la Resurrección... todos estaremos de acuerdo en que la figura martirizada o muerta de Cristo es presupuesto necesario para alcanzar la gloria... que se nos aparece como una profecía, en el paso de palio. Todos los elementos del paso de palio son gloriosos, excepto, precisamente, las lágrimas. El llanto de la Virgen se nos representa, pues, como el único elemento de dolor del paso de palio, como el vínculo que conecta a María con el Cristo doliente.
Por eso el paso de palio es la transición entre el sufrimiento y la gloria, el zaguán del Cielo, la puerta de la regeneración, de la resurrección, de la “vida del mundo futuro”, tal y como reza el Credo. Por eso sonríe la Macarena.
Y también es pórtico necesario para la resurrección, el llanto del Dies irae. Así lo entendió Gustav Mahler, que incluyó el tema en su monumental Sinfonía nº 2, de pletórico, apoteósico, sobrecogedor y glorioso final. Mahler dio a esta obra maestra el título de Auferstehung. Resurrección.
La Sevilla cofrade ruega, como Alfonso X, por la mediación de María en el Día del Juicio, porque, al contemplarla en su paso de palio, presentimos la resurrección de Cristo, la de la primavera y la de todos nosotros. El llanto de la Virgen es el dolor por el Hijo, pero es también el peso del Juicio Final.
Nuestra Señora de la Aurora |
Por eso, la Virgen de la Aurora, el Domingo de Resurrección, ya no llora. En su paso de palio todo es gloria.
1. Se recomienda leer el capítulo anterior de esta serie.
2. Disalvo, Santiago. El planctus de la Virgen en la Península Ibérica, desde el Quis dabit hasta las Cantigas de Santa María (IX Congreso Argentino de Hispanistas “El Hispanismo ante el Bicentenario”) www.academia.edu. Se recomienda leer los capítulos 3 y 4 de esta serie, titulados La calle de la Amargura y Un Grial y siete espadas.
3. Es frecuente el error de traducir Stabat Mater como “Estaba la Madre”, lo que no es del todo exacto. El verbo latino sto (stare en infinitivo) significa “estar de pie”, un matiz importante respecto al verbo sum (esse en infinitivo), que significa “ ser” o “estar”. Recordemos, por ejemplo, la voz española “estable” o la voz inglesa “standing”, derivadas de esta raíz latina.
5. Evangelio de san Juan 19: 26-27
6. Disalvo, ob.cit.
7. Berceo, Gonzalo de. El duelo de la Virgen. Los himnos. Los loores de Nuestra Señora.Los signos del Juicio Final (www.lenguayliteratura.org)
8. Berceo, Gonzalo de. Planto que fizo la Virgen el día de la Passión de su Fijo Jesu Christo, y Los milagros de Nuestra Señora, citados por Uli Ballaz, Alejandro en ¿Es original de Berceo la introducción a los “Milagros de Nuestra Señora”?
10. En el Dies irae, la voz “lacrimosa”, referida a los días que vendrán, está en nominativo neutro plural. En el Stabat Mater, la voz está expresada en nominativo femenino singular. En ambos casos, la forma es la misma.
11. Martínez Alcalde, Juan. La Virgen dolorosa y el paso de palio, en Sevilla penitente, tomo II
12. González Gómez, Juan Miguel. Sentimiento y simbolismo en las representaciones marianas de la Semana Santa de Sevilla, en Las cofradías de Sevilla. Historia, antgropología, arte (VV.AA.)
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