jueves, 18 de abril de 2019

JUEVES SANTO DE LÁGRIMAS

(...)
En nuestra cultura cristiana no podemos concebir la corredención de María sin sus lágrimas, aunque no digan nada de ello los Evangelios en relación con la Pasión. Para el cristiano, el llanto de la Virgen es el vínculo que conecta a María con el Cristo doliente. Y para el cofrade, la Dolorosa en el paso de palio es la mejor figura de la corredención.
El llanto es el recurso natural para canalizar la catarsis, para superar las descargas emotivas. (...) Pero también hay una enseñanza en la tragedia clásica, que alecciona sobre los valores de la aceptación de las pérdidas, y esa vía sí es coherente con la Semana Santa. La catarsis, así entendida, es como un camino de purificación, como un viaje iniciático, como una peregrinación —acordémonos otra vez del Camino de Santiago—, como la travesía del desierto, como la soledad de la noche oscura, como la búsqueda del Santo Grial.
(...)
Nuestra Señora de las Lágrimas
Hay también un sentido cósmico en las lágrimas de la Virgen. Las lágrimas son riego. Tendemos a pensar que la lluvia son lágrimas del Cielo. Por algo es necesaria la lluvia, aun en primavera, mal que nos pese a los cofrades si viene a coincidir con la Semana Santa. Pero es que las lágrimas son el riego para las semillas de nuestra vida, necesarias, por lo tanto, para que de lo negativo se extraiga lo positivo. Digámoslo claramente: las lágrimas de la primavera son el riego necesario para que el sacrificio sea fructífero. En pueblos de la Antigüedad, las lágrimas de las divinidades femeninas eran necesarias para la resurrección de los dioses masculinos sacrificados. Efectivamente, en la mística agraria prehistórica reside una raíz fundamental del optimismo soteriológico, sobre la idea de que el muerto, como la semilla, puede esperar así la resurrección. Se entendía lo sagrado en clave agrícola y lo agrícola en clave sagrada.
Si para toda cultura agrícola la mujer es encarnación de la vida, para Sevilla esta simbología es reforzada, en su dimensión cristiana, por la Virgen María. El pueblo sevillano ha visto en la Dolorosa que llora las claves más optimistas de una religiosidad cuyo núcleo —o uno de sus núcleos, al menos— está en la secuencia agrícola de la siembra, el riego y la recolección.
(...)
Así, espiritual, es el llanto desconsolado de Nuestra Señora de las Lágrimas, con auténticos lagrimones (...).
(...)

Del libro de Antonio Hernández Lázaro El paso de palio: la búsqueda, Editorial Almuzara, 2018, pp. 223, 224 y 227.



No hay comentarios:

Publicar un comentario