(...)
En
el Concilio de Éfeso, en 431, María fue proclamada oficialmente Madre de Dios (Theotokos).
Era el tercer concilio de la Iglesia. Los dos anteriores habían fijado el
Credo. Además, el primero, el concilio de Nicea promovido por Constantino en
325, había determinado qué evangelios debían ser canónicos y cuáles no.
Y
hay una Dolorosa sevillana que se titula directamente Madre de Dios, y que
sigue al Cristo de Burgos desde que se le construyera su paso de palio: Madre
de Dios de la Palma.
(...)
Madre
de Dios de la Palma se distingue por llevar la Medalla de Oro de la Ciudad de
Burgos, por homenaje burgalés a la hermandad sevillana que tiene como titular
al Cristo cuya advocación rememora la vieja capital castellana. Es Castilla en
Sevilla. Y es lógico, porque así fue la conquista de nuestra ciudad por el rey
de Castilla y León, Fernando III, el santo patrón sevillano que había sido
armado caballero en Las Huelgas de Burgos en 1219.
(...)
A
veces —lo sabemos— la Virgen guarda en sus retinas al Hijo crucificado, porque
en otro tiempo lo acompañaba en el propio paso de Cristo: (...) así es la
mirada grande, cálida y emocionada, de Madre de Dios de la Palma, que nos
regala cuatro lágrimas.
(...)
Del
libro de Antonio Hernández Lázaro El paso de palio: la búsqueda,
Editorial Almuzara, 2018, pp. 188, 188, 192, y 225.
No hay comentarios:
Publicar un comentario