
Con sus padres se unieron dos linajes de gran peso en el
gobierno de Sevilla. Su padre era el adelantado mayor Pedro Enríquez, tataranieto
de Alfonso XI y de su amante sevillana Leonor de Guzmán, padres también del que
sería el primer rey de la casa de Trastámara, Enrique II; Pedro, además, era tío de
Fernando el Católico. Su madre era Catalina de Ribera, descendiente del refundador
de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, Per Afán de Ribera “el Viejo”, y también, por otro lado, del
marqués de Santillana, además de sobrina del cardenal Pedro González de Mendoza.1
Fadrique fue comendador de Santiago en Beas y Guadalcanal,
renunciando a los fondos de esta última a favor del rescate de cautivos.2 Su madre murió en 1505 (su padre ya había fallecido al regreso de la conquista
de Granada), dejándole en herencia entre otros bienes la villa de El Coronil, la Huerta del Rey y
la casa de San Esteban, que había sido confiscada por la Inquisición a un judío converso condenado y relajado llamado Pedro Ejecutor.3
En 1511, Fadrique fue nombrado VI adelantado mayor de Andalucía tras la muerte de su hermano mayor Francisco, hijo del primer matrimonio de su padre. Y en 1514 fue primer marqués de Tarifa por concesión de la reina Juana.4
En 1511, Fadrique fue nombrado VI adelantado mayor de Andalucía tras la muerte de su hermano mayor Francisco, hijo del primer matrimonio de su padre. Y en 1514 fue primer marqués de Tarifa por concesión de la reina Juana.4



Según una tradición, Fadrique trajo también piedras de la
lapidación de san Esteban ante la puerta jerosolimitana, luego llamada de los
Leones, que conduce a la Vía Dolorosa y que también es identificada por el
nombre del protomártir.


El marqués de Tarifa murió en 1539 sin ver terminado el
hospital de las Cinco Llagas o de la Sangre que había sido iniciativa de su
madre, aunque dejó en su testamento dinero más que suficiente para concluir la
obra, y también para realizar los sepulcros de la familia.12 Fue sepultado
con el hábito de Santiago,13 lógicamente, en la Cartuja, con tierra de
Getsemaní, junto a su familia, y muy cerca del lugar por donde había pasado, en
vida y ya muerto, Cristóbal Colón. Y “toda la ciudad acudió a su entierro”.14 Muchos
de sus enseres se vendieron para costear el hospital y sus libros pasaron a la
Cartuja, cuyos monjes fueron sus albaceas. Hoy, el Hospital de las Cinco
Llagas, también presidido por la Cruz de Jerusalén cuyas cinco cruces
representan las cinco llagas de Cristo, es sede del Parlamento de Andalucía, y
la Cartuja de Santa María de las Cuevas, recuperada por la Expo 92, es sede del
Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
Casi un siglo después de muerto Fadrique, en 1625, la descendiente marquesa de Tarifa se casó con el duque de
Medinaceli y el marquesado revirtió en el ducado en la persona del hijo de
ambos, Juan Francisco de la Cerda y Enríquez de Ribera. Pero a propósito de
Medinaceli y del ducado vamos a hacer un poco de historia.
Según la tradición cabalística, Salomón sintetizó todo el conocimiento del universo, la fórmula de la creación y el nombre secreto de Dios en un jeroglífico grabado en un mueble: la llamada Mesa de Salomón, custodiada en el Templo de Jerusalén. Cuenta la leyenda que la Mesa, tras muchas vicisitudes tras la destrucción del Templo, se hallaba en la toledana “cueva de Hércules” y que, ante la invasión musulmana, pudo ser evacuada a tiempo y llevada a Ocilis, cerca de Soria. Luego, el caudillo Tarik, aunque no pudo hallar la Mesa, bautizó la ciudad como Medina-al-Shelim, la Ciudad de Salomón. Y finalmente, cuando los castellanos conquistaron el lugar, cristianizaron su nombre como Medina Coeli, Ciudad del Cielo. Esta ciudad no es otra que la actual Medinaceli, preciosa localidad de la provincia de Soria,15 orgullosa de su pasado desde los tiempos de los romanos.
Según la tradición cabalística, Salomón sintetizó todo el conocimiento del universo, la fórmula de la creación y el nombre secreto de Dios en un jeroglífico grabado en un mueble: la llamada Mesa de Salomón, custodiada en el Templo de Jerusalén. Cuenta la leyenda que la Mesa, tras muchas vicisitudes tras la destrucción del Templo, se hallaba en la toledana “cueva de Hércules” y que, ante la invasión musulmana, pudo ser evacuada a tiempo y llevada a Ocilis, cerca de Soria. Luego, el caudillo Tarik, aunque no pudo hallar la Mesa, bautizó la ciudad como Medina-al-Shelim, la Ciudad de Salomón. Y finalmente, cuando los castellanos conquistaron el lugar, cristianizaron su nombre como Medina Coeli, Ciudad del Cielo. Esta ciudad no es otra que la actual Medinaceli, preciosa localidad de la provincia de Soria,15 orgullosa de su pasado desde los tiempos de los romanos.
Una de las mercedes del triunfante Enrique II de Trastámara fue crear en 1368 el condado de Medinaceli en la persona de Bernardo de Bearne (hijo bastardo del francés conde de Foix y, por lo tanto, sin fortuna), que había ayudado a Bertrand du Guesclin en la campaña de Enrique contra Pedro I.

Hay fuentes que le relacionan con el Temple, sobre la tesis de que Jacques de Molay, antes de morir en la hoguera, entregó el maestrazgo a Johannes Marcus Larmenius, con lo que Bertrand habría sido el quinto gran maestre neotemplario.16 En cualquier caso, es general la atribución de un espíritu templario a Du Guesclin y a sus Compañías Blancas, lo cual puede hacerse perfectamente extensivo a Bernardo de Bearne, como también es el caso de Juan III de Bethencourt, padre del conquistador de las Canarias Juan IV.17
¿Por qué solicitó el de Bearne el enclave de Medinaceli y no
otro? ¿Conocía la leyenda de la Mesa de Salomón?

A mediados del siglo XX, la duquesa de Medinaceli y marquesa
de Tarifa, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa,
fundó junto con catorce cofradías sevillanas la Pía Unión para restablecer la devoción
del Vía Crucis a la Cruz del Campo, colocándose entonces los primeros azulejos
de las estaciones. Luego, en 1995, ha habido que reponerlos, también con
intervención directa de la duquesa, presidenta de la Pía Unión. En la
actualidad se celebra cada cuaresma el Vía Crucis, pero dentro de la propia
Casa de Pilatos, en un piadoso y exquisito ambiente sevillano y cofrade. En
2013 falleció la duquesa.
Cerca está la iglesia de San Esteban, cuya fachada a los
pies de la nave, a la calle Medinaceli, es tal vez la mejor portada gótico-mudéjar
de Sevilla. Allí reside la hermandad de San Esteban, uno de cuyos titulares de
san Juan de Ribera, de la misma familia ducal. Y el motivo del palio de la
Virgen de los Desamparados es la fachada de la Casa de Pilatos, que parece
sugerir al capataz a mandar “¡al cielo!”.
Y luego está el también cercano Cristo de Medinaceli,
Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, del que ya hablaremos otro día.
1. JM para Asociación Albariza, Cultura y Naturaleza. Don Fadrique Enríquez de Ribera, un puente
hacia el Renacimiento (La ciudad a través de sus personajes. VI)
2. Ibid. 1
3. Eran relajados al brazo secular los reos que habían sido condenados por la Inquisición, encargándose el poder civil de las ejecuciones en la hoguera.
4. Ibid. 1
4. Ibid. 1
5. García Martín, Pedro. La
Odisea del Paraíso. La peregrinación a Jerusalén de Don Fadrique Enríquez de
Ribera (Revista Arbor)
6. Carrero Rodríguez, Juan. Anales de las cofradías sevillanas
7. Alarcón Herrera, Rafael. La maldición de los santos templarios
8. Demurger, Alain. Caballeros
de Cristo: templarios, hospitalarios, teutónicos y demás órdenes
9. La Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan tuvo
que abandonar la isla en 1522 ante Solimán el Magnífico. En 1530, Carlos V les
concedió la isla de Malta y desde entonces es conocida como la Orden de Malta.
10. González Moreno, Joaquín. Desde Sevilla a Jerusalén, con versos de Juan del Encina y prosa del
primer marqués de Tarifa
11. Lleó Cañal, Vicente. Nueva
Roma
12. Ya había fundado Catalina de Ribera un primer hospital
de las Cinco Llagas del Señor para “cura de mugeres” en la collación de
Santiago.
13. Ibíd. 1
14. Ibid. 9
14. Ibid. 9
15. Alarcón Herrera, Rafael. La otra España del Temple
16. Carreño, Lucía. Bertrand
du Guesclin y sus Compañías Blancas
17. Almazán de Gracia, Ángel. La Candelaria templaria de Tenerife, donde a Alarcón Herrera,
Rafael, autor de La última Virgen Negra
del Temple. Se recomienda la lectura del artículo Las cruzadas del medio milenio tras el primer milenio de Cristo, de
esta misma serie.
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