Se
admite tradicionalmente que ya existía devoción al rosario en la feligresía de
San Marcos, desde que se conquistó la ciudad y se erigió la parroquia dedicada
a este evangelista.1 Para entender lo que esta parroquia representó para
la devoción del avemaría en Sevilla, basta con observar los frontispicios del
propio templo parroquial y del convento de Santa Isabel, en la recoleta (aunque
poco cuidada) plaza que hay tras la iglesia.
Fachada de la iglesia de San Marcos |
En
la fachada de la parroquia, junto a las arquivoltas góticas y a la sorprendente
sebka mudéjar presidida por el Padre Eterno, vemos, sobre
pedestales, las figuras del arcángel san Gabriel y de la Virgen María, que se
colocaron en el siglo XVIII2 sustituyendo seguramente a otras
anteriores, y cuyo diálogo significa la escena de la Anunciación: “Dios te
salve, María, llena eres de gracia, el Señor está contigo”.3
Tras
el templo parroquial de San Marcos está el convento de Santa Isabel, que fundara
Isabel de León para alojar a las religiosas de la Orden de San Juan, la orden
caballeresca de los hospitalarios de Jerusalén que luego fueron de Malta cuando
el emperador Carlos le concedió esta isla al sur de Sicilia, por lo que la cruz es más conocida como Cruz de Malta. Pero antes de esto, la orden intervino en la conquista de Sevilla y obtuvo en el Repartimiento un compás que denominó de San Juan de Acre entre la puerta que se llamó de San Juan (hoy calle Puerta de San Juan de Acre) y las huertas del monasterio de San Clemente (actual calle Lumbreras).4
Fachada del convento de Santa Isabel |
El convento de Santa Isabel,
que hoy regentan las filipenses, fue dedicado, como no podía ser de otra forma,
a la madre de Juan el Bautista, el santo que fue devoción fundamental de los
hospitalarios. En su fachada, bajo la cruz de San Juan, luce un extraordinario
altorrelieve de la escena de la Visitación, tallado por Andrés de Ocampo,5 que rememora permanentemente las palabras de Isabel a su prima: “Bendita Tú
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”.6
Las
dos fachadas son un relato de la primera parte del avemaría, elemento
fundamental y el más repetido en el rezo del rosario. En la segunda parte de la
oración, el católico no hace otra cosa que la encomienda de sí mismo a la intercesión de la Virgen María.
La
presencia dominica en San Marcos es patente, no solo por la devoción rosariana,
sino también por haber sido la parroquia escenario de los autos de fe
particulares mientras el Santo Oficio residió en el cercano palacio de los
Tavera.7
Vidriera con la Cruz de Calatrava en la parroquia de San Marcos |
Aún puede verse sobre el arco toral del templo parroquial el
hierro de la vidriera representando la Cruz de Calatrava de los dominicos, que
ha sobrevivido a los avatares de la Historia. Y puede verse también una lápida
en la parte baja de la torre, por el lado que mira a la iglesia, que testimonia
que el conde de Castellar, Fernando de Saavedra, obtuvo permiso papal para el
altar de la Virgen del Rosario en 1568, tres años antes de la batalla de
Lepanto.
Detalle del frontal del paso de María Santísima del Rosario de la parroquia de San Julián |
En 1599, Felipe III aprobó las reglas de la hermandad, cuyo rosario de
la aurora fue famoso y pionero, e Inocencio XII le otorgó bulas. La hermandad,
con los títulos de Real y Pontificia, reside hoy en San Julián y tiene carácter
de orden tercera.8
Escudo dominico en la capa de un nazareno de Montesión www.especiales.diariodesevilla.es |
Cerca
de San Marcos, prácticamente al otro extremo de la calle Castellar, en el
convento dominico de Nuestra Señora del Monte Sión estaba la rica hermandad de
patrones de barcos que traían oro y plata de América, que había labrado en 1577
su capilla entre el presbiterio y el compás, a expensas de una dama apellidada
Becerra,9 y que existía desde mediados del siglo XVI, tal vez fundada en
el Hospital de la Sangre, tal vez en la ermita de Belén, tal vez ya en Monte
Sión. Las primeras reglas de esta hermandad de la Sagrada Oración del Huerto y
María Santísima del Rosario –advocaciones que conforman una exaltación de la
oración– datan de 1588, pero el pleito que plantearon y ganaron los dominicos
de San Pablo el Real por la exclusividad del nombre hizo que la entidad de
Monte Sión tuviera que titularse “de los Cinco Misterios Dolorosos y Sagrada
Oración del Huerto”. La hermandad recuperaría después, ya popularizado el rezo
rosariano, el título neto y pleno del Rosario. Hoy, los nazarenos de la
Pontificia, Real, Ilustre, Antigua y Dominica Hermandad y Archicofradía de
Nazarenos de la Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto,
Santísimo Cristo de la Salud y María Santísima del Rosario en sus Misterios
Dolorosos Coronada y Santo Domingo de Guzmán llevan en sus capas de un blanco
crema la Cruz de Calatrava blanca y negra de los dominicos, y, en su antifaz de
terciopelo negro, el escudo de la corporación, en el que es ostensible la cruz
blanca de ocho puntas de San Juan, la cruz de las ocho beatitudes, la cruz de
Malta.10 Del convento solo queda la iglesia, convertida en sede del
Archivo de Protocolos Notariales desde 1927, y la propia capilla de Montesión.
Menos mal que lo que pervive está declarado Conjunto Histórico de Sevilla.11
En
1570, el dominico fray Vicente Justiniano concedió licencia a la cartuja de
Santa María de las Cuevas para constituir una cofradía del Rosario, en virtud
de la facultad dada por Pío V a la Orden de Predicadores por bula de 1569.12
Nazareno de la Cofradía del Patrocinio de la colección Sevilla y la Semana Santa de Francisco Hohenleiter |
En
Triana existía también la hermandad de Nuestra Señora del Rosario y Sangre de
Nuestro Señor Jesucristo, de esclavos alojados en el arrabal, que habían
construido a duras penas una casa hospital en el lugar llamado Portugalete (hoy
calle Procurador), y que procesionaban con capirote y camisa de disciplina el
Jueves Santo a Santa Ana, a la Victoria y a otras iglesias de Triana. El
Domingo de Resurrección de 1584 visitaron el monasterio cartujo de Santa María
de las Cuevas. En 1587, el año del pleito, que fue también año de reducción de
hospitales, la cofradía se trasladó a la ermita que había al final de la calle
Castilla, adquiriendo una parcela a las monjas agustinas y dando el nombre de
Rosario a ese tramo de la calle. Sin embargo, ante la obligación de cambiar su
advocación mariana, adoptó la denominación de las Cuevas.13 Después, la
hermandad recuperaría el nombre del Rosario mediado el siglo XVII, pero los
dominicos de San Jacinto obligaron en 1673
de nuevo a la hermandad de morenos y morenas a cambiar su título mariano.
Y así, esta cofradía pasó a tener como titular a la Virgen del Patrocinio,
advocación fundamentada en la visita realizada por Felipe IV en 1624, y
confirmada en 1677. Hoy –detalle curiosísimo– los nazarenos de túnicas negras y
capas blancas del Cachorro y la Virgen del Patrocinio lucen la blanca
encomienda de San Juan, la cruz de ocho puntas, en sus antifaces.14
El
rosario había comenzado siendo una práctica elitista de los dominicos. Y,
aunque la hermandad de San Pablo había perdido la exclusividad del nombre,
fueron diversas las fundaciones de hermandades vinculadas a la Orden de
Predicadores. En 1589 se fundó la cofradía del Rosario del convento dominico de
Regina Angelorum, que se vinculó a la Real Maestranza de Caballería hasta el
punto de ser patrona de la institución la Virgen del Rosario. Y en el siglo
XVII hubo cofradías rosarianas en el convento dominico de Santo Domingo de
Porta Coeli y en el colegio, también de la Orden de Predicadores, de Santo
Tomás.15
Pero
el pueblo sevillano había hecho suya la devoción.16 En 1621 existía una
hermandad de Nuestra Señora del Rosario en la parroquia de San Miguel en torno
a una pequeña imagen, supuesta “capitana” de una flota que viajaba periódicamente
a las Indias, y que hoy se halla en la hermandad del Silencio.17 Y
también había existido una hermandad del Rosario vinculada a la parroquia de
San Juan de Acre, en el antiguo compás de la orden hospitalaria en Sevilla.18
En
1650, la comunidad dominica del San Pablo el Real otorgó a la hermandad de
Montserrat, que había sido fundada por catalanes y procedía de San Ildefonso,
escritura de cesión de un solar en el compás del citado convento, para edificar
una nueva capilla, que se culminó en 1656.19 La hermandad de Montserrat
supuso la síntesis de una devoción catalana con otra genuinamente española, de
castillos y leones, pero supuso mucho más, como veremos en la próxima entrada. Sus
nazarenos lucen, junto a la cruz de Calatrava, la cruz blanca de las ocho
beatitudes de San Juan.
Y también vemos la cruz de los dominicos junto a la cruz de San Juan y de Malta en la orla de la hermandad de la Amargura, porque está incorporada, entre otras órdenes, a la de Predicadores.
Detalle de la orla de cultos de la hermandad de la Amargura |
2.
Patrimonio inmueble de Andalucía (www.iaph.es)
3. Evangelio de
san Lucas, 1, 28 (literalmente: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está
contigo!)
4. Se recomienda leer la serie de
este blog Sevilla y las ocho beatitudes
de San Juan, y especialmente el capítulo 3, titulado Calidad y nobleza de la mujer sevillana.
5.
Ibíd. 2
6.
Evangelio de san Lucas, 1, 42
(literalmente: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto
de vientre!”)
7.
Se recomienda leer el capítulo 18 de esta serie, titulado Historias y leyendas del castillo que había sido caballeresco.
8.
Ibíd. 1
9.
Bermejo y Carballo, José. Glorias Religiosas de Sevilla. También La iglesia conventual escondida,
dentro de la serie La Sevilla que no vemos, de Domínguez Arjona,
Julio (www.galeon.com)
10.
Monte-Sión (www.hermandades-de-sevilla.org)
11.
Piñero, Fran. Diez espacios sevillanos
que una vez albergaron cenobios (www.sevillaciudad.sevilla.abc.es)
12.
El Rosario en Sevilla y Provincia (www.rosarioensevilla.org)
13.
Se recomienda leer el capítulo 16 de esta serie, titulado Administrando la
justicia de Dios y la devoción a su Madre.
15.
Ibíd. 12
16.
Romero Mensaque, Carlos José. Génesis de la Devoción. Los Rosarios Públicos.
Historia de la Devoción, y también
del mismo autor La Religiosidad marginal en Sevilla durante los
siglos XVII y XVIII. Artículos de investigación (www.rosarioensevilla.org)
17.
Ibíd. 12
18.
Ibíd. 12
No hay comentarios:
Publicar un comentario