Para España, y específicamente para
Sevilla, el siglo XVII fue, en términos económicos, un desastre. Después de
sufrir las sublevaciones de Portugal y Cataluña en 1640, España pasó a ser una
nación de segundo orden tras sus derrotas militares en Europa y la paz de
Westfalia firmada en 1648. Y el año siguiente fue el año de la peste, que dejó
a la población de Sevilla casi en la mitad. Se abrió un periodo de ruina y se
perdió la fe en los ideales. El pesimismo general llevó al pueblo a una crisis
espiritual y moral. Se habían descompuesto los valores renacentistas del siglo
anterior. Era la decadencia de España. Y Sevilla, que había sido –y seguía
siendo, a pesar de todo– soporte principal de la economía de la nación, la
acusó tremendamente. Además, el contraste aquí fue brutal, por la importancia que
la ciudad tuvo en el Imperio. Incluso había decaído el tráfico con América, víctima
de ataques de corsarios. Sevilla no era ni sombra de la que había sido. Hasta
las inundaciones del Guadalquivir hacían más daño que en el siglo anterior. De
aquellos años felices, sin embargo, algo pervivía: la ciudad-convento, la aristocracia
y, por supuesto, la picaresca y el crimen organizado.1 El clima social,
cada vez más hostil, llegó a la cima en el motín de la Feria en 1652, al grito
de “¡Viva el rey y muera el mal gobierno!”. Entre los nobles y caballeros que
aplacaron la revuelta, con el duque de Medina Sidonia a la cabeza, no estaba Miguel
Mañara, ya entregado a los pobres.2
Portada del Palacio Mañara, con lápida conmemorativa |
Miguel Mañara y Vicentelo de Leca había
nacido en Sevilla en 1627, penúltimo de los diez hijos de una familia de ricos
mercaderes de origen corso. Su padre, Tomás Mañara Leca, un hombre de negocios
que había hecho fortuna en el comercio con América, adquirió el palacio de la
calle Levíes, en la antigua judería, dándole un aire monumental
italianizante.3 La casa contaba incluso con capellán. Allí nació Miguel y
allí tuvo su oratorio.4 Era una familia muy introducida en la aristocracia
religiosa sevillana. Tomás Mañara era hermano mayor de la hermandad de San
Pedro Mártir, integrada por los familiares de la Inquisición. Cuando Miguel tenía
diez años, Tomás, su padre, le consiguió el hábito de la Orden de Calatrava.5
Al morir sus hermanos, Miguel se
convirtió con trece años en único heredero de la importante fortuna familiar.
Sin duda era vivo e intrépido. “No había mocedad que no ejecutase y travesura a
que no se atreviese”.6 Pero no se
sostiene la crónica de un Miguel Mañara disoluto y pendenciero que arraigó en
la novelera y romántica Sevilla del siglo XIX. Sí se evidencia que vivió muy
cercano a su padre y fuertemente influido por él. Con veintiún años contrajo
matrimonio por poderes con Jerónima Carrillo de Mendoza, lo que le aportó
estabilidad emocional y social. Por esos años fue oficial de la Soledad de San
Lorenzo. Se distinguió como negociador en labores representativas: diputado de
la defensa de los vecinos de la tierra de Sevilla, de la Casa de la Moneda, de
la visita de boticas, de las llaves del Archivo y del agua, de la Cárcel Real,
de la Casa de los Inocentes, de los gremios de chapineros, guarnicioneros,
roperos, olleros y peineros, de los vinos del Aljarafe y Constantina… Fue
provincial de la Santa Hermandad, en 1651, y caballero veinticuatro en
1658.7
Es conocida la leyenda de la calle
del Ataúd, en relación con Miguel Mañara. Según González de León, “se cuenta
(no por gente vulgar) … que viniendo una noche por esta calle cuando andaba
distraído en sus diversiones; le dieron un gran porrazo que lo derribó en
tierra; y él movido de su valor hechó mano á su espada, mas no encontró persona
alguna, y solo una voz que dijo: trae el
atahud que ya está muerto.”8 Cuando, más recientemente, se eliminó la
calle para hacer la plaza de Doña Elvira, la Caridad pidió el azulejo que señalaba la calle, de los que Olavide había mandado colocar por toda Sevilla, y lo puso, con un recuerdo de la leyenda, junto
al rosal perpetuo y el busto del insigne, en un patio del hospital.9
Pero no nos adelantemos. Miguel Mañara
y su esposa Jerónima veraneaban en el palacete de Montejaque, perteneciente a los
padres de ella. Y allí murió Jerónima en 1661, con treinta y tres años. Lleno
de dolor, Miguel se retiró por unos meses al cenobio carmelita descalzo de la
Virgen de las Nieves, cerca de Ronda (hoy en ruinas, en El Burgo (Málaga).10
Busto de Miguel Mañara en el hospital de la Santa Caridad, en el patio en el que está el rosal perpetuo |
La montaña fue –como tantas veces
ocurre– su punto de inflexión.11 Al regreso, el viudo Mañara estaba
resuelto a un cambio, aunque confuso. Buscó la soledad en la cartuja de las
Cuevas y en el convento franciscano de Morón. Y un día, en 1662, pidió verbalmente
entrar en la hermandad de la Santa Caridad. Luego envió una carta al hermano
mayor: “Don Miguel Mañara, caballero del
hábito de Calatrava, digo que yo tengo particular devoción de ser hermano de
esta Santa Hermandad de la Caridad de mi Señor Jesucristo…”. Tuvo que salvar
reticencias de algunos hermanos, por su fama de “tan altivo y soberbio y de
tanta mano y suposición en el pueblo”.12
La hermandad de la Santa Caridad se
había fundado en 1565, con el fin de enterrar a los muertos ahogados en el río
y a los pobres, vagabundos o condenados a muerte. Su primera sede estuvo en el antiguo hospital de San Isidro, desde
donde se trasladaron, sin que se sepa el año, a la capilla de San Jorge, frente
al Arenal, al menos en 1588. En 1653 los hermanos hicieron el juramento
concepcionista.13
Ahí comenzó este caballero de
Calatrava su fulgurante carrera caritativa. Solicitó permiso para pedir limosna
en la puerta de la Catedral. Y en la Navidad de 1663 fue elegido, contra todo
pronóstico, hermano mayor. A partir de ahí, entraron en la hermandad los duques
de Medinaceli, Segorbe y Alcalá, los marqueses de Paradas, los condes de
Ribera, distintos hábitos de órdenes, y también Murillo y Valdés Leal.14 En 1665, Miguel Mañara fue diputado para preparar la procesión inaugural la
capilla de Santa María la Blanca, a favor del misterio de la Inmaculada
Concepción. Y se convirtió en el padre de los pobres de Sevilla, sus “amos y
señores”. En los dieciséis años que fue hermano mayor, fundó el hospital,
construyó dos enfermerías, impulsó y finalizó la iglesia de San Jorge, redactó
un nuevo reglamento y renovó las constituciones de la institución.15 Incluso promovió la fundación de
hermandades filiales, como la de Málaga.16
Miguel Mañara leyendo la Regla de la Santa Caridad Óleo sobre lienzo Hospital de la Santa Caridad |
El calatravo Mañara diseñó para el
nuevo templo del señor San Jorge un programa iconográfico basado en el triunfo de
la Cruz, el desengaño de lo mundano y las obras de misericordia. Para ilustrar
el desengaño, Valdés Leal pintó los cuadros In
Inctu Oculi y Finis Gloriae Mundi,
retratando en este último los cadáveres de un obispo y un caballero de
Calatrava (¿el mismo Mañara?), en pleno proceso de descomposición. Valdés Leal
retrató tres veces a Mañara, pasando por ser el mejor retrato de los tres el
titulado Don Miguel Mañara leyendo la Regla de la Santa Caridad, que
demuestra aún hoy que nada ha cambiado en la estancia desde que se pintó el
cuadro.17
Finis Gloriae Mundi. Óleo sobre lienzo, de Valdés Leal Iglesia de San Jorge |
Detalle del retablo mayor. Iglesia de San Jorge |
Para las obras de misericordia,
contó con Murillo, que llenó la iglesia de obras maestras,18 aunque, para
la obra de enterrar a los muertos, misión de la institución, reservó el retablo
mayor, encargando a Pedro Roldán esculpir el Entierro de Cristo.19 Sobre la escena, una cartela declara: Mortuus et sepultus, con una cruz en su
cabecera, una cruz que no es la de Calatrava ni la de San Jorge, ni tampoco una
cruz latina representativa del Calvario, sino la cruz patada del Temple. ¿Por
qué? ¿Solo por una motivación estética?20
Yesería del coro de la iglesia de San Jorge con el lema de la Orden del Temple |
Tal vez, pero ¿por qué en el
arco del coro hay una yesería con el lema templario, el salmo 113, que proclama
la renuncia a la gloria propia en favor de la gloria del nombre de Dios?21 ¿Podemos
pensar que el lema estaba identificado con el lugar antes de Miguel Mañara?
¿Habría sido la primitiva capilla de San Jorge, en medio de las Reales
Atarazanas de Alfonso X el Sabio, un lugar templario? Hay muchos que piensan
que bien pudiera haber sido así, dada la buena relación del rey con el Temple y
lo estratégico de la ubicación de la capilla, que además sería, de hecho, una
puerta privada de entrada a la ciudad, cerca del compás de la Pajería… ¿O el
lema en la yesería habría sido una iniciativa de Mañara, como homenaje a los
caballeros templarios? Tampoco olvidemos que Miguel Mañara llevaba a gala su
condición de caballero de Calatrava, la orden que había acogido a tantos
templarios castellanos tras la suspensión del Temple. ¿En ese caso, habría sido
también iniciativa de Mañara la cruz patada del retablo mayor? Después de todo,
las hipótesis no son contradictorias.22
Miguel Mañara sintetiza la lucha de
la Sevilla barroca y caballeresca consigo misma, buscando una respuesta
trascendente en su declive.23 En 1671, Miguel terminó el Discurso de
la verdad, su obra de aviso y de desengaño sobre la fugacidad de la
vida.24 Y en 1679 murió con cincuenta y dos años. La noticia de su muerte
se extendió por Sevilla, que lo tuvo como santo. Quiso ser enterrado a los pies
del templo para que todo el mundo lo pisara.25
Estatua de Miguel Mañara en la galería de sevillanos ilustres del Palacio de San Telmo |
Mañara tiene una estatua en los
jardines de la Caridad y otra en la galería de San Telmo. Y, desde 1854, tiene
una calle, formada por las antiguas Arquillo de la Plata y Arquillo de la
Contratación.26
En la memoria y en la literatura,
ciertamente, hay un Mañara histórico y un Mañara legendario.27 ¿Puede
haber un mejor arquetipo para Sevilla?
1. Cfr. Comellas García-Llera, José
Luis. Historia de España Moderna y
Contemporánea.
2. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiásticos y seculares de la
M.N.,M.L. y M.H. ciudad de Sevilla…
3. Vázquez Consuegra, Guillermo. Sevilla cien edificios. La casa,
restaurada, pertenece hoy a la Junta de Andalucía.
4. Vinuesa Herrera, Rosalía María. El oratorio de la casa natal del venerable
don Miguel de Mañara, fundador del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla
5. Martín Hernández, F. Miguel Mañara. También www.tartessos.info
6. Granero, Jesús María. Muerte y amor. D. Miguel Mañara. También
7. López Martínez, Celestino. La Hermandad de la Santa Caridad y el
venerable Mañara. También Vila Vilar, Enriqueta. Algo más sobre D. Miguel Mañara; el viaje a Madrid de 1664
8. González de León, Félix. Noticia histórica del origen de los nombres
de las calles de esta M.N.M.L. Y M.H. ciudad de Sevilla
9. www.santa-caridad.es. Sobre los azulejos de Olavide, se recomienda leer el capítulo 19 de la serie de este blog Sevilla salomónica, titulado Con las luces, las cruces.
10. Granero, Jesús María. D. Miguel Mañara Leca y Colona y Vicentelo.
Un caballero sevillano del siglo XVII
11. Collantes de Terán, Juan. Don Miguel Mañara y la ascética sevillana
del Barroco (discurso de ingreso en la R.A.S. de Buenas Letras en 1973)
12. Ibíd. 10
13. Ibíd. 11
14. Martín
Hernández, Francisco. Miguel Mañara
15. Granero, obs.cits. 6 y 10
16. Camino Romero, Andrés. Don Miguel Mañara y Vicentelo de Leca y la
Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesucristo de Málaga
18. AA.VV. La pintura en el Barroco (Espasa Calpe). También Valdivieso
González, Enrique. Crisis y desengaño en
la pintura española del Barroco.
19. www.santa-caridad.es. Es curiosa la
coincidencia de que el cementerio de los ingleses de San Jerónimo se denomina
también de San Jorge, por ser este santo patrón de Inglaterra.
20. Se recomienda leer el capítulo
15 de la serie de este blog Sevilla
salomónica, titulado …En las puertas
de la nueva Jerusalén.
21. Salmos 113.9 (versión de la Vulgata)
22. Se recomienda leer el primer
capítulo de esta serie, titulado 1147.
También se recomienda leer la serie de este blog La casga de la Pajería y sus circunstancias, y especialmente el
capítulo 8, titulado Non nobis Domine,
qui ut Tu.
23. Collantes, ob.cit.
24. Mañara, Miguel. Discurso de la Verdad
25. Martín, ob.cit.
26. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras
Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Sevilla
27. Piveteau, Olivier. Don Miguel Mañara frente al mito de Don
Juan. El burlador y el santo
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