Las guerras con los benimerines
habían dejado graves secuelas económicas en el reino sevillano. Y como además
vinieron varios años malos, aparecieron las hambrunas. La peste negra, que se
instaló fuertemente entre 1348 y 1350, mató a un tercio de la población.1
Políticamente, la situación era
conflictiva. En 1354, Pedro I apresó en Almagro a Juan Núñez de Prado, maestre
de Calatrava, que había acusado al maestre anterior, Garci López de Padilla, de
dejar que se perdieran Alcaudete y Locubín. El nuevo maestre, controlado por
Pedro I, fue Diego García de Padilla, hermano de María de Padilla, la amante
del rey. Diego García envió a Juan Núñez al castillo de Maqueda, donde lo
asesinaron. El sobrino de Núñez, Pedro Estébanez Carpinteyro, se autoproclamó
maestre de Calatrava en Osuna en 1355, conjuró con otros caballeros contra
Pedro I y ocupó Porcuna. Pedro I mató a Estébanez en Toro y dio Martos a Diego
García de Padilla.2
Dibujo de María de Padilla ante Pedro I en el alcázar de Sevilla (Jean Gervais) www.wikipedia.org |
María de Padilla era el verdadero
amor de Pedro I. En 1361, Pedro mandó matar a su esposa Blanca en Medina
Sidonia y coronó a María, que murió de peste el mismo año. Pedro lloró mucho a
María y declaró en Sevilla que ella había sido su primera y única esposa. El
enterramiento de María está, como el de Pedro I, en la cripta de la Capilla
Real de la Catedral de Sevilla.
Baños de María de Padilla, en el Real Alcázar |
En el Alcázar están los Baños de María de
Padilla. Y en Dos Hermanas está la Hacienda Torre Doña María, en lo que fue
alquería de Abenjaldún (Ibn Jaldún), convertida hoy en lugar de celebraciones,
propiedad de la familia Ybarra.3 Permítaseme una somera referencia a Ibn
Jaldún, figura preeminente como historiador, filósofo, economista, geógrafo y
estadista; de él dijo Arnold J. Toynbee, que “concibió y formuló una filosofía
de la historia que es sin duda el trabajo más grande que jamás haya sido creado
por una persona en ningún tiempo y en ningún país”.4
Castillo de Cote, en término de Montellano |
Los freires cada vez estaban más relacionados con linajes de alcurnia, con lo que las órdenes se alejaban progresivamente de sus ideales y sus principios monásticos. Tanto Calatrava como Alcántara empezaron a abandonar las tierras que no les eran rentables y que les
ocasionaban disgustos y gastos más que otra cosa. Calatrava abandonó Chist (en
el término de Arcos, entre Espera y Alaquaz) a cambio de otras posesiones en
Toledo y Sevilla, y dejó Matrera (en Villamartín, en el camino de Prado del Rey),
que fue devuelta al concejo de Sevilla. El maestre de Alcántara Suero Martínez
Aldama quiso dejar Cote y Morón, además de las posesiones desde Castilleja de
Alcántara hasta la Torre del Alpechín (solo quedaban 24 vecinos en Heliche y 28
en Cambullón). Y mientras las órdenes soltaban lastre, el control de Pedro I se
ponía de manifiesto, por ejemplo, en la figura de Martín López de Córdoba,
mayordomo mayor del rey, adelantado mayor de Murcia y maestre de las órdenes de
Calatrava y Alcántara.5
En 1366 estalló la guerra civil
entre Pedro I y Enrique de Trastámara. La Orden de Alcántara se escindió, con
dos maestres, fiel cada uno a un bando. Por otra parte, con Pedro estuvieron la
burguesía urbana y los judíos, además, claro está, de su valido, Juan Fernández
de Hinestrosa, tío de María de Padilla. Enrique contó con el apoyo de la Orden
de Calatrava, el reino de Aragón y la alta nobleza, además del pueblo llano,
cansado de las formas de Pedro I; y sin olvidar la aportación del francés Bertrand
Du Guesclin y sus Compañías Blancas, imitativas de los templarios. Para el
desenlace de la contienda, fue decisivo el apoyo francés a Enrique, porque
desde Alfonso XI la corona castellano-leonesa estaba aliada con Francia en la
Guerra de los Cien Años, la catástrofe que se había instalado en Europa tras la
caída de los templarios. En 1369 murió Pedro a manos de su hermano Enrique en Montiel, el enclave manchego que Fernando III había entregado a la Orden de Santiago, quizás para evitar un poderío demasiado grande de la Orden de Calatrava en la zona.6 Coronando los Campos de Montiel y el pueblo mismo, permanecen las ruinas del castillo de la Estrella, testigo de la lucha y del cambio de casa real.
Con Enrique II, el control real se
acentuó. El nuevo rey, el primer rey Trastámara, nombró a un maestre
alcantarino que le fuera fiel, en la persona de Pedro Muñiz de Godoy, que ya
era maestre de Calatrava, para oponerse al fiel petrista que era Martín López
de Córdoba.7 Con Enrique II e incluso con su sucesor Juan I, Pedro Muñiz de
Godoy fue maestre de las tres órdenes castellano-leonesas, porque lo fue
también de Santiago, hasta que murió en la batalla de Valverde en 1385.8
Torre de San Antonio (antes llamada del Alpechín) en término de Olivares (Sevilla) |
Se comenzó a generar una nueva nobleza sobre la base de la posesión de las
tierras que habían sido de las órdenes, por un lado porque a las órdenes no les interesaban los territorios y por otro porque los reyes preferían una corte de nobles. Así nacería, en la familia
Téllez-Girón, lo que después sería, con Felipe II, el ducado de Osuna. Y así
crecería, a costa de Castilleja, Heliche, Cambullón y la Torre de Alpechín, el
señorío de Guzmán, que alcanzaría su cima ya en el siglo XVII con el Conde
Duque de Olivares, gran personaje, valido de Felipe IV y, por supuesto,
caballero de Alcántara.9
En el contexto de la Guerra de los
Cien Años, Enrique II, aliado con Francia, se enfrentó a los ingleses. En 1372,
la armada castellana contribuyó decisivamente en la destrucción de la escuadra
inglesa en el puerto otrora templario de La Rochelle, el puerto que
la Orden del Temple tenía, misteriosamente orientado al Atlántico.
El XIV fue un “seculum horribile”, no solo para Sevilla. Europa entera estaba
inmersa en una gran crisis económica, demográfica y moral. Los reinos de España
sufrieron, además, la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastámara, y
Sevilla, la más grande ciudad de España, fue escenario principal en la lucha de
ambos hermanos.
Las consecuencias de la peste durarían veinte años, incluso con un rebrote en 1363. Los cadáveres permanecían sin enterrar en las calles. Y aún hubo una tercera mortandad en 1383. En términos sociológicos, económicos y sanitarios, la situación de Sevilla llegó a ser muy lamentable.10
Las consecuencias de la peste durarían veinte años, incluso con un rebrote en 1363. Los cadáveres permanecían sin enterrar en las calles. Y aún hubo una tercera mortandad en 1383. En términos sociológicos, económicos y sanitarios, la situación de Sevilla llegó a ser muy lamentable.10
Cuenta el capítulo sexto del Apocalipsis, en su primera parte, que, al abrir Dios los cuatro primeros sellos del pergamino de los siete sellos, liberó a los cuatro jinetes, sobre caballos blanco, rojo, negro y bayo, respectivamente, que, son, según la exégesis oficial, alegorías de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte. También hay quien interpreta que el jinete del caballo bayo, el último, es la peste.11 Y en la novela de Blasco Ibáñez, llevada al cine, los jinetes se corresponden con el hambre, la guerra, la enfermedad (la peste) y la muerte.12
De todo esto hubo en Sevilla en el
siglo XIV. Y hasta tuvimos un terremoto en 1355.
En julio de 1390 murió el arzobispo de Sevilla, Pedro Gómez Barroso.
La sede episcopal estaría vacante hasta la llegada de Gonzalo de Mena y Roelas,
ya en 1394. Y también en 1390, en octubre, murió, tras un breve reinado, el rey Juan I.13
En medio de este doble vacío de poder, en 1391 se produjo la matanza de judíos en la aljama sevillana. Fue una revuelta popular, pero instigada por el arcediano de Écija, Ferrán Martínez, que aprovechó para dar rienda suelta a sus ansias de poder y a sus odios. Al pueblo cristiano le vino bien, porque muchas deudas se liquidaron así. ¿Fue esta la victoria sevillana del siglo XIV, montada en el caballo blanco del Apocalipsis?
Después de la tropelía, muchas familias de conversos, para poder seguir practicando su judaísmo libremente, buscaron la protección de los caballeros de Calatrava, siempre contrarios a la persecución injusta, siempre protectores de las minorías.14
1. VV.AA. Historia de la Iglesia de Sevilla. Sánchez Herrero, Juan. Segunda parte: La Sevilla medieval
2. Ayala Martínez, Carlos de. Las Órdenes Militares en la Edad Media
2. Ayala Martínez, Carlos de. Las Órdenes Militares en la Edad Media
3. Agradezco la atención que me
prestó el encargado de la recepción de la Hacienda Torre Doña María.
4. Toynbee, Arnold. Estudio de la Historia
5. Ibíd. 2
6. Ibíd. 2
7. Novoa Portela, Feliciano. Los maestres de la Orden de Alcántara
durante los reinados de Alfonso XI y Pedro I
8. Ibíd. 2
9. Ibíd. 2
10. Montes Romero-Camacho, Isabel. Propiedad y explotación de la tierra en la Sevilla de la Baja Edad Media
11. Apocalipsis 6: 1-8. En la Biblia de Jerusalén de Desclée de Brouwer, la muerte se traduce por peste.
11. Apocalipsis 6: 1-8. En la Biblia de Jerusalén de Desclée de Brouwer, la muerte se traduce por peste.
12. Blasco Ibáñez, Vicente. Los cuatro jinetes del Apocalipsis
13. Ibíd. 1
14. Menchero Márquez, María del Pilar. Judíos y conversos de Almagro a fines de la Edad Media citada por Esquibel, José Antonio, en el artículo extractado La historia de Min Gutiérrez (C.1400-C.1480) (Los Gutiérrez. Un linaje de judío-conversos. Del Reino de León a la villa de Almagro, con los Caballeros de Calatrava, siglos XIV y XV) (www.bisabuelos.com)
14. Menchero Márquez, María del Pilar. Judíos y conversos de Almagro a fines de la Edad Media citada por Esquibel, José Antonio, en el artículo extractado La historia de Min Gutiérrez (C.1400-C.1480) (Los Gutiérrez. Un linaje de judío-conversos. Del Reino de León a la villa de Almagro, con los Caballeros de Calatrava, siglos XIV y XV) (www.bisabuelos.com)
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