La orden dominica tuvo un enorme
poder y una gran capacidad de influencia en la España unificada, a partir del
reinado de los Reyes Católicos. Y ese poder se hizo patente, muy especialmente,
en Sevilla, la gran metrópoli del siglo XVI. En ese periodo se produjo en la
ciudad un salto cualitativo en la presencia de fundaciones religiosas, con
diecisiete nuevos conventos de clausura femenina y dieciocho de varones, entre
las diversas órdenes. Sobre todo, a mediados del siglo hubo una auténtica
explosión de fundaciones. Y cuando la Sevilla del Renacimiento desembocó en la
Sevilla barroca, se acentuó su carácter de ciudad conventual.
Fachada del convento de Madre de Dios |
Baste señalar, para comentar el
poderío dominico en esa Sevilla, que hubo en la ciudad seis
conventos de frailes y otros tantos de monjas. Tras las fundaciones de San
Pablo, Porta Coeli, El Valle y Santa María la Real, se crearon las de Madre de
Dios, Santo Tomás, Regina, Santa María de Gracia, Monte Sión, la Pasión y, ya
en el siglo XVII, San Jacinto y Santa María de los Reyes.1
Al arruinarse por las inundaciones
de 1495 el beaterio de Madre de Dios de la Piedad, fundado en 1475 junto a San
Pablo el Real y muy cerca de la Puerta de Triana, Isabel la Católica, siempre
favorable a la causa dominicana, otorgó a la orden una manzana en la calle
principal de la antigua judería, en lo que fuera hospital de San Cristóbal.2 Allí, en la calle que se llamó de Madre de Dios, y que hoy es la calle
San José, se establecieron las monjas, montando su oratorio en una antigua
sinagoga.3
Fray Diego de Deza con Cristóbal Colón (cara este del monumento a Colón de Madrid) www.wikipedia.org |
En 1504 fue nombrado arzobispo de
Sevilla el dominico toresano fray Diego de Deza, que tenía un formidable
currículo. En Salamanca había sido prior y catedrático de teología. Desde 1486
se había ocupado de la educación del príncipe Juan, el hijo de los Reyes
Católicos. En la corte había conocido a Colón, interviniendo a su favor ante
los soberanos. El propio descubridor reconocería en sus cartas que si no
hubiera sido por la amistad y el apoyo de Deza quizá no se hubiera quedado en
España. Tal vez fuera incluso por Deza como Colón contactó con Pedro González
de Mendoza, “el tercer rey de España”, a la sazón cardenal de Sevilla. Deza
compatibilizó esas labores con el obispado de Zamora y el de Salamanca. En
Salamanca murió el príncipe, en 1497, y el arzobispo no quiso volver a esa
ciudad. Fue obispo de Jaén y luego de Palencia. En 1498, a la muerte de
Torquemada, fue inquisidor general, y en 1499 fue presidente único del Santo
Oficio –cargo extensivo ya a Aragón–, ampliando las disposiciones procesales
del Tribunal y ordenando el uso del Directorium
Inquisitorum de Nicolás Eimeric. Ordenó confiscar los escritos de Antonio
de Nebrija, que era partidario de la intervención de los filólogos en la revisión
de los textos bíblicos. En 1506, dos años después de su nombramiento, vino Deza
como arzobispo de Sevilla, después de ultimar, junto con el rey Fernando y
Cisneros, el testamento de Isabel la Católica, muerta en el mismo año de 1504.4
5
Apoteosis de santo Tomás. Museo de Bellas Artes. Sevilla www.museodelarte.blogspot.com.es |
Deza fue un reformista. No le
gustaba el púlpito. Entendía la predicación como enseñanza. En Sevilla se volcó
en el colegio de Santo Tomás, de religiosos y para religiosos, comprando en
1516 unas casas que habían pertenecido a la reina María de Padilla. Al año
siguiente se fundó este centro de formación especializado en artes y teología,
con los grados de bacalaureado, licenciatura y magisterio. En 1545, el
emperador Carlos otorgó al colegio el rango de universidad.6 Como
exaltación de la propia labor del centro, se colocó en el altar mayor el enorme
cuadro de Zurbarán (4,80 x 3,79) que retrata la apoteosis de santo Tomás,
rodeado de los Padres de la Iglesia: san Ambrosio, san Gregorio, san Jerónimo y
san Agustín, y acompañado del emperador Carlos, que había facilitado los
terrenos y la dotación para la obra. Tras la exclaustración, el lugar, al final
de la actual avenida de la Constitución, sería fábrica de fusiles y gobierno
militar, antes de ser demolido en 1927 porque había que prolongar la avenida.7
Diego de Deza falleció en 1523 en
San Jerónimo de Buenavista, cuando iba a tomar posesión como arzobispo de
Toledo. Su tumba en Santo Tomás sería profanada por los franceses en el XIX.
Hoy su sepulcro está en la capilla de San Pedro de la Catedral, que fundara su
sobrino el cardenal Tavera.8
Azulejos procedentes del convento de Regina Angelorum, en el Museo de Bellas Artes. Se aprecian en la parte superior las cruces dominicas. |
El convento femenino de Santa María
de Gracia se fundó en 1525 por doña Juana Fernández, que donó sus casas. Luego
se uniría al de Madre de Dios. Estaba situado en la actual calle Santa María de
Gracia. La antigua iglesia se convertiría en teatro cómico, y otra parte del
convento dio lugar a la plaza de Villasís.10
Vista desde la plaza de Montesión en la que se aprecia la mole del convento de Nuestra Señora del Monte Sión, incluidas la entrada al Archivo de Protocolos y la capilla de la hermandad de Montesión |
Doña Mencía Manuel de Guzmán,
comendadora de Santiago, sufragó la obra del convento de frailes dominicos de
Nuestra Señora del Monte Sión, porque le gustaba confesarse en los monasterios.
La obra se empezó en 1575. El convento comprendía la calle Feria y la plaza de
Caño Quebrado (que hoy es la plaza de Montesión, conocida como de los Carros),
llegando hasta la Ancha de San Martín (hoy Alberto Lista) y la calle Barco
(actual Conde de Torrejón).11 Se fundó allí la hermandad dominica de
Montesión, cuyos dos pasos son dos cantos al misticismo de la oración.
El rezo del Rosario y la devoción a la Virgen del Rosario están muy vinculadas a la Orden de Predicadores. Dice la tradición que la Virgen entregó el primer rosario a
Santo Domingo de Guzmán, como aparece en la portada de Juan de Oviedo del
convento de Madre de Dios, junto a las cruces calatravas de la orden dominica.
En Sevilla fue conflictivo el uso de la advocación, como veremos.
Detalle del fondo de la barreduela de la calle Vargas Campos |
En 1585 se fundó el convento de
monjas de Nuestra Señora de la Pasión en el sitio que dejaron las de Belén,
cerca de los Cuatro Cantillos y de San Gil,12 con rentas donadas por el mercader
Gabriel Luis para doncellas pobres. Pronto se trasladaron las monjas a la calle
Sierpes, y allí estuvieron hasta 1837 en que se reunieron con Madre de Dios.13 Seguramente, el convento de la calle Sierpes, el más importante de los tres que hubo en esta calle, ocupó en todo o en parte la manzana que hay entre las
calles Azofaifo y Vargas Campos. Era amplio y alegre, y contaba con una iglesia de tres naves, de mérito artístico. En la fachada, en la propia calle Sierpes, destacaba un relieve de mármol con un crucificado y otros santos. En el retablo intervinieron Francisco Pacheco y, probablemente, su yerno y discípulo Diego Velázquez.14 La iglesia sobrevivió a Mendizábal, y albergó a la hermandad de la Lanzada y luego a la de la Vera Cruz, pero no sobrevivió a la revolución de 1868. Parte del lugar lo ocupan hoy las galerías
llamadas Comercial Sierpes, donde una pilastra truncada parece indicar que allí
hubo un pórtico, porque, si no, no parece tener sentido. En lo que era la parte
trasera del convento, pervive la barreduela de acceso, donde un óculo presenta
una preciosa reja en forma de Cruz de Calatrava.
Pila de agua bendita de la parroquia de San Jacinto |
En 1603 se fundó un nuevo convento
de frailes en posesiones donadas por el clérigo Baltasar Brun de Silveira, que se
trasladó en 1670 a la ermita de Nuestra Señora de la Candelaria, en Triana. Los
frailes fueron expulsados en 1835. Hoy hay allí una escuela pública, aunque la
iglesia fue devuelta a los dominicos y hoy es la parroquia de San Jacinto.15
Antiguo convento de Santa María de los Reyes |
El último convento de monjas fue el
de Nuestra Señora de los Reyes, fundado entre 1607 y 1611 por sor Francisca Dorotea, previa
licencia del arzobispo Pedro de Castro, en la calle Santiago frente al hospital
de las Bubas, donde permaneció hasta que en 1637 se mudó a su nueva sede,
antigua cárcel de la Inquisición, en la misma calle.16 Este edificio, tras
permanecer abandonado durante años, es hoy sede de un organismo de la Junta de
Andalucía.
En próximas entradas tendremos que
hablar del conflicto por el uso del nombre de Virgen del Rosario. Y de América.
Y, por supuesto, de la Inquisición. Muchos temas.
1. Pérez Cano, María Teresa. Patrimonio y Ciudad. El sistema de los
conventos de clausura en el Centro Histórico de Sevilla
2. Diccionario histórico de las calles de Sevilla. Consejería de Obras
Públicas y Transportes, Ayuntamiento de Sevilla
3. Se recomienda la lectura del
capítulo 4 de la serie de este blog Sevilla
salomónica, titulado Un colectivo de
personas.
4. VV.AA. Historia de la Iglesia de Sevilla, 3ª parte, Sánchez Herrero, José,
Sevilla del Renacimiento
5. Ibíd. 4
6. Ortiz de Zúñiga, Diego. Annales eclesiáticos y seculares de la
M.N.,M.L. y M.H. Ciudad de Sevilla…
7. Fernández González, Alberto. El colegio sevillano de Santo Tomás de
Aquino: consideraciones sobre su arquitectura y su inserción en la trama urbana
8. Ibíd. 4
9. Ibíd. 1
10. Ibíd. 1
11. Ibíd. 1
12. González de León, Félix. Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta M.N., M.L. y M.H. ciudad de Sevilla... El lugar conocido como los Cuatro Cantillos se encontraba en la calle Real (hoy San Luis), en el cruce con la calle Relator. De las cuatro esquinas que había, quedan tres desde que se amplió la plaza del Pumarejo. La esquina desaparecida era, probablemente, la de una pequeña capilla que allí había, con una hermandad dedicada a la Concepción.
13. Ibíd. 1
13. Ibíd. 1
14. González de León, Félix. Noticia artística, histórica y curiosa de todos los edificios públicos, sagrados y profanos de esta muy noble, muy leal, muy heroica e invicta ciudad de Sevilla..., citado por Los Conventos de la calle Sierpes en www.sevillanadas.blogspot.com.es
15. Ibíd. 1. Larios Ramos, Antonio. Los Dominicos en Andalucía en la España contemporánea. Volumen 1
15. Ibíd. 1. Larios Ramos, Antonio. Los Dominicos en Andalucía en la España contemporánea. Volumen 1
16. Ibíd. 1
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