Jovellanos se merece un capítulo.
Retrato
de Jovellanos
Goya y Lucientes, Francisco de.
Depósito del Estado en el Museo
de Bellas Artes de
Asturias, (Oviedo).
Colección Museo Nacional de Escultura
(Valladolid) www.asri.eumed.net
Se aprecia la venera de la Ordende Alcántara en el pecho. |
Gaspar Melchor de Jovellanos y Ramírez
de Jove Carreño y Miranda Ponce de León1 nació en 1744 en Gijón. Era
hidalgo de nacimiento y creció en un ambiente de inquietud intelectual. En
Oviedo conoció al ya anciano Feijoo. Recibió formación humanista en Osma y en
Ávila. Fue becado en Alcalá de Henares, en cuyo colegio de San Ildefonso se
doctoró en cánones con veintiún años, y donde conoció a Cadalso y a Campomanes.2
Quería seguir la carrera
eclesiástica, pero Ceán Bermúdez, su protegido, secretario y biógrafo, le hizo
cambiar de opinión. Para él, Jovellanos era “generoso, magnífico, y aun pródigo
en sus cortas facultades: religioso sin preocupación, ingenuo y sencillo,
amante de la verdad, del orden y de la justicia: firme en sus resoluciones,
pero siempre suave y benigno con los desvalidos; constante en la amistad,
agradecido a sus bienhechores, incansable en el estudio, y duro y fuerte para
el trabajo”.3
Jovellanos ocupó en 1767 la plaza
de magistrado de la Real Audiencia de Sevilla, llegando a ser alcalde del crimen
en 1768, con veinticuatro años, y oidor en 1774. Y en 1775 fue uno de los
promotores de la Sociedad Patriótica Sevillana. Los diez años que pasó en
Sevilla fueron esenciales para su formación humana, intelectual, profesional y
literaria. Aquí leyó a Montesquieu, Voltaire y Rouseau, a Petrarca y a los
poetas del Renacimiento español, Garcilaso de la Vega y, sobre todo, fray Luis
de León. Aquí estudió inglés y se enamoró por primera vez. Aquí conoció a
Olavide y participó en las tertulias del Alcázar, en las que había mujeres,
algo insólito y provocador para la cultura sevillana inquisitorial.4
Portada de la Real Sociedad Económica Sevillana de Aamigos del País |
En 1777 participó activamente en
los inicios de la Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla, siendo el
primer “socio curador” de su escuela de hilados de San Lorenzo.5 Sus
mejores poesías las escribió en Sevilla. Aquí creó El delincuente honrado y tradujo Ifigenia en Aulide, de Racine. Aquí escribió su Carta de Jovino a sus amigos salmantinos,
moralizante y neoclásica, instándolos a que dejaran la poesía pastoril y se
dedicaran a la filosofía. Luego compondría la Epístola heroica de Jovino a sus amigos de Sevilla, llena de
añoranza.6
En 1778, mientras era procesado Pablo
de Olavide, Jovellanos dejó la ciudad porque fue nombrado alcalde de Casa y
Corte, en parte gracias a la influencia del duque de Alba, a quien trató en
Sevilla. Enfrentándose al poder, testificó a favor de Olavide.7
Jovellanos entró en la tertulia de
Campomanes. Se mostró como un magistrado íntegro, coinvirtiéndose en una de las
personalidades más insignes de la política ilustrada española. Ingresó en la
Sociedad Económica Matritense. Fue miembro de la Real Academia de la Historia,
de la Real Academia de San Fernando y de la Real Academia Española.8
Emblema del Consejo de las Órdenes con las cruces de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa www.ordenesmilitares.es |
En 1780, este prohombre de la
Ilustración española accedió al Real Consejo de Órdenes Militares. Como tenía
que pertenecer a una, eligió la de Alcántara, como habían hecho algunos de sus
antepasados. Con este motivo, Goya le hizo un primer retrato y dibujó. su ex libris, con su escudo de armas y el
manto de la Orden de Alcántara.9 Jovellanos hizo un informe en defensa de
la jurisdicción del Consejo de Órdenes, limitado por la política borbónica. Su
amor a la historia y a la nobleza le hizo identificarse con el espíritu
caballeresco y con los ideales del Consejo. Fue autor de la Geografía del territorio de las Órdenes
Militares de España. Reformó los estudios en los colegios de las órdenes,
redactando, por encargo de Carlos IV, en 1790, las Constituciones que deben observar los colegiales,10 clave
para la modernización de las estructuras educativas en España,11 que, por
ejemplo, recomendaba sin reparos el Curso
teológico lugdunense, luego prohibido.12
Ex libris de Jovellanos, aguafuerte realizado por Goya. Biblioteca Nacional. Citado por
González Santos, ob.cit
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Jovellanos defendió a Cabarrús, lo
que le complicó la vida con Godoy y con la propia reina María Luisa. En 1796 tuvo
problemas con la Inquisición, mientras publicaba la Noticia del Real Instituto Asturiano.13 Fue desterrado a
Gijón, afectado por la ola de conservadurismo antiilustrado que imperaba en
España, pero se notó su ausencia en el gobierno y fue rehabilitado en 1797, tras
la alianza con la Francia revolucionaria. Fue embajador en Rusia y ministro de
Gracia y Justicia, donde solo estuvo nueve meses, lo bastante para redactar su Representación al rey, sobre el Santo
Oficio.14 Jovellanos quiso disminuir la influencia de la Inquisición, pero
no pudo. De todas formas fue entonces cuando Olavide regresó de Francia. No
parece casualidad, sino más bien un acto de fraternidad.15
En 1798, Goya le hizo un segundo
retrato, donde ya aparece Jovellanos preocupado por sus responsabilidades. No
mucho después, Jovellanos enfermó de repente, sospechándose que había sido
envenenado. El rey lo cesó como ministro. En 1800 se agudizó la vigilancia
sobre él y otros ilustrados, atacados como jansenistas. Se le acusó de haber
introducido en España una copia del prohibido Contrato social de Rousseau. Entre la Inquisición y María Luisa
acabaron con su carrera. Fue detenido en su casa de Gijón, y deportado a
Mallorca en 1801, primero en Valldemosa y luego en Bellver, donde estuvo
incomunicado, lo que aprovechó para escribir las Memorias históricas del castillo de Bellver, publicadas
póstumamente, y un tratado teórico-práctico sobre la enseñanza.16
Retrato de Jovellanos
Goya y Lucientes, Francisco de.
Museo del Prado (Madrid)
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En 1808, tres días después de
abdicar Carlos IV en Fernando VII, Jovellanos fue liberado. Volvió a la
península, pero estaba delicado y viajó a Jadraque para unos baños de agua,
mientras se extendía por España la sublevación contra los franceses. Fue
incitado a seguir a José I, pero abrazó la causa de los sublevados. Dentro de
la Junta, estuvo equidistante entre la nobleza y el clero, que querían mantener
los privilegios, y los que querían reformas radicales.17
Tras morir en 1811 su protector Juan
José Arias de Saavedra, Jovellanos huyó a Andalucía y luego a Galicia, ante la
imposibilidad de llegar a Asturias, ocupada por los franceses. Pudo por fin
regresar a Gijón, con la idea de restaurar su amado instituto, pero volvieron
los franceses y Jovellanos huyó en bergantín hasta que un vendaval lo obligó a
refugiarse en el pequeño Puerto de Vega. Unos días después contrajo una
pulmonía y murió, con sesenta y ocho años. Los restos fueron trasladados a
Gijón.18
Jovellanos, afrancesado pero
patriota, ha recibido muchos calificativos, a veces contradictorios, porque siempre
buscó el equilibrio. Quizá por eso se identificó con Jovino, emperador galorromano
del decadente siglo V.19 Quizá por eso conjugó con el culto del
clasicismo los principios de la caballería medieval, la cortesía de los
primeros humanistas, el afán por el conocimiento, la fe, y la crítica de
Jansenio, que interpretó a san Agustín negando la naturaleza pura y propugnando
la “gracia eficaz”.20 Se ha dicho que en Jovellanos, como gran
ecléctico, están Don Quijote y Sancho.21
¿Para Jovellanos, era “Jovino” solo
un seudónimo literario? ¿o era algo más, una identidad para reuniones secretas?
Durante mucho tiempo se ha discutido si Jovellanos, amigo del conde de Aranda,
de Campomanes y de Olavide, fue masón.22 Las sociedades patrióticas se
confundían con las logias masónicas.23 En una carta dirigida a Moratín, conocido
francmasón identificado como Inarco, Jovellanos se expresaba así: “¿No vendrá
el día en que la humana estirpe, de tanto duelo y lágrimas cansada, en santa
paz, en mutua unión fraterna viva tranquila? ¿En que su dulce imperio
santifique la tierra, y a él rendidos los corazones de uno al otro polo, hagan
reinar la paz y la justicia?... Pero vendrá aquel día, vendrá, Inarco, a
iluminar la tierra y a los preocupados mortales consolar”.24
Jovellanos dejó huella. Se llamó
jovinismo a su sistema de ideas, en lo político, en lo moral y en lo
filosófico. Y se llamó jovellanismo a la corriente política del bando patriota
en la Guerra de la Independencia, intermedia (¡cómo no!) entre los liberales y
los absolutistas, dominante en el periodo previo a las Cortes de Cádiz,25 aunque también serían llamados jovellanistas los exaltados conspiradores
liberales de 1837.26 A Jovellanos está consagrada la logia masónica de
Luarca, del siglo XIX.27
Placa conmemorativa de la calle Jovellanos |
1.Cadenas y Vicent, Vicente de. Caballeros de la Orden de Alcántara que
efectuaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII. Tomo II. También www.ordenesmilitares.es
3. Ceán Bermúdez, Juan Agustín. Memorias para la vida del Excmo. Sr. D.
Gaspar Melchor de Jovellanos
5. La Económica de Sevilla y las escuelas de hilados www.laeconomicadesevilla.blogspot.com.es
6. Caso González, José Miguel. Vida y obra de Jovellanos
7. Sagredo García, Santiago. Jovellanos y la Educación en Valores,
citado por Fernández, Ricardo en Jovellanos:
el siglo de las luces en España (www.memoriamasonica.blogspot.com.es)
9. González Santos, José. Jovellanos por Goya. Precisiones históricas
e iconográficas sobre dos conocidos retratos
10. Rodríguez de Maribona y Dávila,
Manuel M. Don Gaspar de Jovellanos y
Ramírez de Jove, caballero de la Orden de Alcántara
11. Caso González, José Miguel. Biografía de Jovellanos
12. Nocedal, Cándido. Obras publicadas e inéditas de D. Gaspar
Melchor de Jovellanos, Tomo primero. También Menéndez y Pelayo, Marcelino. Historia
de los heterodoxos españoles. Volumen 2
14. Ibíd. 7
15. Fernández, Ricardo. Jovellanos: el
siglo de las luces en España (www.memoriamasonica.blogspot.com.es)
19. Jovino (www.es.wikipedia.org)
20. Berault-Bercastel. Historia general de la Iglesia desde la
predicación de los apóstoles…
21. Diego, Emilio de. Jovellanos y el pensamiento europeo de su época,
en el libro Jovellanos, el hombre que
soñó España, del Ateneo Jovellanos de Gijón
22. Guerra García, Víctor. Jovellanos como ideal masónico (www.asturmason.net)
23. 19. Fernández Fernández, José
Luis. Jovellanos: antropología y teoría
de la sociedad
24. Jovellanos y la Educación en Valores, de Sagredo García, Santiago,
editado por el Foro Jovellanos. También Algunas
cuestiones inéditas y fases críticas de Jovellanos, de Laredo Coste, Rafael,
ambos citados por Fernández, Ricardo, en Jovellanos:
el siglo de las luces en España (www.memoriamasonica.blogspot.com.es)
25. Sánchez Corredera, Silverio. Jovellanos y el jovellanismo
26. Fuente, Vicente de la. Historia de las sociedades secretas antiguas
y modernas en España, y especialmente de la franc-masonería
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